Cerramos los domingos por pereza
y por voluntad propia
porque nos viene en gana y por desgana
por relajar los músculos y estirar las piernas,
cerramos como protesta a tanto esfuerzo vano
y por el bien de la flojera
por oír el humilde canto de los pájaros
la melodía del mar asalariado
el concierto de cuerpos que se desperezan.
Cerramos los domingos por traición al lunes
al dolor carpetovetónico
a la insulina del trabajo,
en rebeldía a los días de entresemana
a la falta de sueño, a la aporía horaria
y a la tiranía de la puntualidad.
Cerramos los domingos
para descanso del personal
por regocijo y por fiesta,
y porque ni hay bien ni hay mal
que cien años dure ni humano
preparado para tal resistencia.
y porque ni hay bien ni hay mal
que cien años dure ni humano
preparado para tal resistencia.
- Autor: Francisco M. Ortega ( Offline)
- Publicado: 22 de octubre de 2023 a las 04:34
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 8
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