Me retiro a mi soledad eterna.
Enciendo esta noche una linterna
entre el frío que por esta ventana
entra a borbotones, como mi alma
en la muerta materia desvencijada
haciéndola jirones de blanca niebla.
Me retiro a mi soledad eterna,
aunque nunca daré por perdida
aqueya estreya que briya a oriyas
de mi vida, entre marea y arena...
Me voy volando al alba al despertar
a esta realidad tan extraña,
que se sueña, es la verdad...
Me voy flotando en una ola enfática,
a toda velocidad, cortando las aguas,
y la gran distancia que nos separa igual.
Coinciden dos áreas divergentes
de espacio hueco o... inerte?
La vida arde, la mente late,
del silencio el pensamiento nace
y crece radiante, hacia todas partes
Colateral la floración de mi alma
me distrae de tanta tristeza incendiaria
Fluyen las yamas del amor eterno
Oscuro el cielo, la luz, el azul
oculto bajo velo, al trabajo vuelvo,
despejando el último misterio
alcanzando al vuelo la plenitud
mi cuerpo puesto sobre una cruz,
entre la Luna y Júpiter
mientras el pensamiento surge
y entra en mi mente sin armas,
la bestia se calma inmediatamente,
abierta la puerta de nuestra jaula
el reloj de arena se invierte
antes de aparecer el Sol al amanecer,
todo empieza a moverse, bailan
las piezas, y nada encaja
sino fragmentos de tiempo
como el firmamento hecho espejo,
la noche que se aleja del cielo
dejándonos algo huérfanos,
pero no tanto: blancos cuernos
van avanzando hacia el centro hueco
con razón directos
al corazón del miedo
- Autor: Romey ( Offline)
- Publicado: 27 de octubre de 2023 a las 06:34
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 13
- Usuarios favoritos de este poema: migreriana, Dante Cruz Velez, Mauro Enrique Lopez Z.
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