POR IMITAR AL CIEMPIÉS
¿Qué haríamos por amor?
¿Qué estamos dispuestos a dar y a hacer por amor?
Allí está el gran dilema.
Pero, ¿qué es el amor?
Hoy es tan sencillo entender el Evangelio como complicado su cumplimiento.
Quizá porque confundimos amor con interés o conveniencia.
Quizá porque nos resentimos al ver tanta desvergüenza o tanta dádiva para obtener beneficios que todo se torna gris.
Sin embargo Santa Teresa de Calcuta dio el ejemplo y lo resumió en una frase simple y difícil de cumplir.
"Amar hasta que duela".
Debiera ser esto lo que nos caracteriza como cristianos ya que estamos hechos a imagen y semejanza de Dios.
No voy a teorizar sobre el tema ya que soy un simple de a pié.
En esta plegaria le pediré al Padre estar dispuesto a recibir el don de la mansedumbre y a aprender del ciempiés.
No ser reaccionario a la violencia desatada en todos los ámbitos de nuestra sociedad.
Para ello te pido evitar, en mi caso , esas dos grandes tentaciones que creo fundamentales en cuanto al amor se trata.
En primer lugar, la tentación de pensar que ya hemos hecho bastante, que ya está bien de amar.
Se dice que el amor es por sí mismo difusivo. Si recibimos amor, es para que lo comuniquemos.
Para ello debemos traducirlo en hechos, como el de arropar con amor a todos los necesitados. ¿Quién acaso no está necesitado de un gesto de amor?
Mientras haya un niño, un pobre, un enfermo, un anciano, hay que seguir cuidando y tendiendo una mano.
Mientras haya un marginado, un hambriento, un esclavizado, hay que seguir liberando y “dando hasta que duela”.
En segundo lugar, la tentación de pensar que “No puedo”, “Eso no es para mí”,”No valgo”, es difícil.
En resumidas cuentas, es tan simple el evangelio de hoy pero a la vez de difícil cumplimiento que me hace recordar a una historia cortita a modo de respuesta que me diera mi madre cuando fui con un planteo un tanto “teológíco” y a lo que ella respondió:
A veces sos como mi pequeño ciempiés:
Y mirando por la ventana al jardín me contó lo siguiente:
"El pequeño ciempiés sintió que debía lanzarse a caminar, y preguntó inquieto a su madre:
- Para andar, ¿qué pies debo mover primero? ¿Los pares o los impares, los de la derecha o los de la izquierda, los de delante o lo de detrás? ¿O los del centro? ¿Y cómo? ¿Y por qué?
- "Cuando quieras andar, hijo mío – le respondió la madre – deja de dudar y anda".
Creo que hoy debemos dejar de dudar tanto y simplemente ponernos en marcha.
Seguir tendiendo la mano, hasta que duela, que de eso se trata.
Buen domingo.
LHS🇦🇷
- Autor: Pampa Dormida (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 29 de octubre de 2023 a las 08:55
- CategorÃa: Reflexión
- Lecturas: 10
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