Las locuras están cuerdas;
el reloj, en su invariable tic tac,
formatea las direcciones del tiempo,
con atropellados intervalos.
Los rostros impávidos de vida,
emiten desaires y agraciados gestos,
en una especie de música exótica,
que desarticula la realidad,
en un paroxismo improvisado.
En el día – noche, el ambiente
se mancha de tonos grises,
desde ahí asoman seres diezmados
por el entorno,
que narran fábulas indescifrables,
en una alcoholizada secuencia
de presentes y pasados.
Un aire irrespirable colma la atmosfera;
Dioses que nos juraron amor,
marchan hacia oscuros bares,
aromatizando de extrañas criaturas,
el porvenir.
El silencio, está envuelto en un adiós
y golpea las cienes,
con gestos indescifrables…
Los besos que antes quemaban,
hoy son un duro soplo,
que promueve un viento,
que afila sus garras,
cortando la memoria de las cosas,
en un rito de muertes alegres y simples…
En las estaciones de El Metro,
donde solía escuchar a la gente,
todo se ha llenado de una
displicencia individualista,
que cruzan iluminadas capas
de la inerte internet.
Son voces extrañas y caóticas,
que retrata una anárquica escena:
un nuevo orden para la poesía
que se nos va tejida de engendros
de una ampulosa realidad virtual.
- Autor: edgardo vilches ( Offline)
- Publicado: 30 de octubre de 2023 a las 14:53
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 9
- Usuarios favoritos de este poema: Luis 091, alicia perez hernandez, José Luis Galarza
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