Sincronía de dos destinos

Romey


AVISO DE AUSENCIA DE Romey
Me retiro a mi soledad eterna.
Enciendo esta noche una linterna
entre el frío que por esta ventana
entra a borbotones, como mi alma
en la muerta materia desvencijada
haciéndola jirones de blanca niebla.
Me retiro a mi soledad eterna,
aunque nunca daré por perdida
aqueya estreya que briya a oriyas
de mi vida, entre marea y arena...
Me voy volando al alba al despertar
a esta realidad tan extraña,
que se sueña, es la verdad...
Me voy flotando en una ola enfática,
a toda velocidad, cortando las aguas,
y la gran distancia que nos separa igual.

 

Matilde, según sé, se escindirá de sí misma

en la gran angostura de un solo puerto amargo

con el revuelto mar azotando al azorado

duro navío, que ya habrá perdido de vista,

pero la constriñe todavía un vivo sueño,

el espejismo que le engendrara tanto duelo

y la pequeña alegría baldía del loco

amor por ese seco suelo, cielo escabroso

donde el vigor de sus tácitos pasos resuena

cual el eco de tormenta tras la opuesta puerta,

en el corazón del triste Fidel, mozo firme

y diestro en el díficil arte de describirle

el gozo de los hermosos peces saltarines

a la riente dama cuya senciyez sublime

lo yena de yuvia, aunque el calor febril subsista

en su búsqueda aparentemente muy sufrida

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