En el laberinto de una nuez

Los pájaros... Los latidos de la tarde
son sus aleteos maravillados
ante esta luz fresca que pare el otoño.
Trae buenos pronósticos el crecimiento vital,
gusano a gusto en su nuez
devorando tiernos laberintos,
ficciones que tapan la esencia 
que el tiempo teje al fruto.

Asiento encima del buen fruto que como,
aunque estuve en rama
donde la tempestad del tiempo
era imparable.
Mas ahora ante esta brisa fresca
soy el murmullo del río.
No sé si soy nuez o lepidóptero,
pero voy navegando en la corriente...
Es la vida,
mi momento.
Pronto la metamorfosis.

Quizá ya ha llegado el momento
de aceptar que me gusta bucear mis adentros.
Ese entendimiento que apuro
de las flores pasadas
que me hacen caer al más profundo de los pozos,
mas hoy la luna 
se muestra en el agua que me salva
y, ahora, me siento en su borde, en el claro de luz lunar
en este bosque perdido donde me encuentro.

Estuvieron presente, 
tejieron de verdes olores a mi terraza.
Quizá ya esté desbloqueado
porque hayan enraizado en mi corazón
sin necesidad de volver a inspirar su humo.
Soy aquel árbol que contempla a la tarde,
pero también semilla del fruto de su rama,
apta para que la lleve el agua
al corazón de un pobre loco
que se cree poeta.
Mas a mí mismo me creo
sacando el renacimiento de estar perdido.
Tomo el aprendizaje para caminar 
por la serenidad del canto del vivir.
No hay errores si todo me lleva
a abrir las ventanas tebeñas
donde entra la sonrisa del atardecer,
esa frescura que te invita a ser,
a sentir...

Como células que se agrupan
para tejer a un organismo
que la madre evolutiva guía
hacia la serenidad del buen funcionamiento,
así se debiera ver desde el corazón
para sentir el universo social
que podemos crear en conjunto,
sabiéndonos la base del todo.
Haz que tu célula vibre
y trasducción iniciarás en otras.

Estoy dispuesto a renacer
las veces que sean necesarias
con la serenidad certera del alma:
el saberte el uno que es todo
y el todo que es uno.

-Perdóname mundo,
por las veces que te contagié mi mal.

Silencio.

-Me perdono.