Novela Corta: Salió un Negrito de su Vientre
Por: Srta. Zoraya M. Rodríguez
Seudónimo: EMYZAG
Comenzada: 29 - 31 de octubre - 4 - 7 de noviembre de 2023…
Publicada: 7 de noviembre de 2023…
Terminada: 7 de noviembre de 2023…
Editada: 7 de noviembre de 2023…
Mi #27 de novelas cortas en el año 2023…
Mi #145 de novelas cortas hasta el año 2023…
7144 Palabras 10 Páginas
~ * ~Sinopsis:
~ * ~Una mujer de color blanco seria, muy culta y hermosa como el mismo sol, salió un negrito de su vientre, pícaro, sarcástico y muy alegre, pero, su madre lo amaba y mucho, pero, le salió muy atrevido…
Una mujer de nombre Ocasia de raza de color blanco como el algodón se casó con un hombre fuerte, rico y corpulento y de una tez de color negro. Ésta pareja se ama como ama una madre a sus hijos. Es un amor puro, sincero y muy complicado de entender. Ocasia conoce a éste hombre cuando apenas tenía dieciocho años de edad y apenas salía de la escuela. Ocasia una muchacha jovial y de piel de color blanco como el cielo, como el algodón, como la sal que viene del mar, o como la nieve siempre se decía que ése negro la tenía mal y era un joven que siempre cruza en frente de la escuela donde ella cursó el último año. Ocasia conoce a ése hombre cuando apenas ya termina el grado y Ocasia reside cerca del barrio o sector donde se halla la escuela. A Ocasia ése hombre la enloqueció por tanto y por mucho cuando logró tener de ése hombre su amor entero y más en la intimidad una pasión ardiente, la cual, perfiló a la relación su cometido en entrelazar su unión y su amor. Se casa Ocasia con el negro de su vida, sí, un hombre de tez y de color negro, y no era racista la muchacha sino que se vuelve loca por el negro. Su vida fue normal y su insistencia fue de puro amor, y por un amor vehemente y en tortura la razón perdida por el amor de ése hombre que quizás no lo deje jamás porque el amor en el corazón se le tiene por pavoroso y por un temor en quedar en soledad. La vida de Ocasia se llenó de picardías, movimientos y a grandes escalas en querer atreverse a desafiar el firmamento y el universo con el amor pasional y ardiente en querer atemorizar de espanto y de una ansiedad terrible llenando su camino de caprichos y bien exóticos. Si en el cuerpo de Ocasia crece una germinación, una inseminación, un embrión o un feto, o sea, una criatura entre el amor de un hombre de color negro y una mujer de color blanco. Si en el afán en decidir entre el bien y el mal y en caer en el precipicio en saber que está embarazada o preñada de ése hombre que ama con todo el corazón. Y Ocasia se siente como una buena sensación en dar de la vida una buena voluntad como es la vida en que se siente como el desafío inerte, pero, inconsecuente como la fría insistencia en poder ser feliz. Ocasia se siente mareada, débil, con náuseas y, es por un embarazo no esperado, pero, muy deseado y Ocasia se siente mal desde que pudo saber que está preñada de ése hombre de piel de color negro. La vida de Ocasia enreda, atrapa e intercede en el amor por tener ésa criatura en su vientre. Ocasia es como el color del algodón, como el cielo con nubes, como la nieve fría cuando su piel dicta amar sin ser racista. La vida fue normal para Ocasia cuando amó intensamente a ése negro que la enloquece en el corazón. Los padres de Ocasia no estuvieron de acuerdo con el enlace matrimonial y todo porque el hombre, el amor y, la pasión de Ocasia es de color negro. Ocasia siente un vértigo por el amor de ése hombre, el cual, la ama vehementemente y con un amor pasional, pero, la vida le juega un atrevimiento. La vida de Ocasia penetra en el alma con luz, con la pasión deseada y, con el juego del amor en tiempo y ternura. La maternidad para Ocasia fue fuerte con una criatura en fuerte movimiento desde el vientre y con un delirio fugaz por conocer a ésa criatura. Ocasia en la maternidad siente un delirante frío desde su interior cuando la criatura que lleva en su vientre salta con demasiado ímpetu con la fuerza de un bebé que desea vivir. Ocasia siente como el perfecto e inherente cielo en sus ojos como la luz del mar bajo en lo más profundo. Y el insistente corazón de Ocasia perpetró una sola razón cuando en el instante se torna más seguro que la llave en el mismo corazón abriendo de par en par en el solo corazón desafiando el más puro de los momentos cuando Ocasia siente el desastre de creer en el alma con una luz y esa luz era la llegada de esa criatura al mundo y tan inmundo, pero, tan perfecto como Dios y el Edén. Si en el vientre de Ocasia sintió el alma y la luz de su propio instinto se ve como la euforia inerte y fría como el recelo de la insistencia de una criatura en que casi llega al mundo a traer libertad, paz, amor y ternura. Y Ocasia siendo una mujer culta, con seriedad innata y muy elegante se ve en la encrucijada en querer que el tiempo se dedicó en ser como la mujer más feliz en todo el mundo. La vida de Ocasia se aferra al deleite invernal que corre como el tiempo en el hogar de Ocasia y decide obligar a su piel con un abrigo que le ofrece calor. Es la noche más impetuosa, más caudalosa y, más sosegada cuando comienza a aferrarse a su vientre queriendo entregar el corazón con amor hacia su criatura. Ocasia siente en esa noche un delirio penetrante en caer sobre la cama descansando a su vientre porque el quehacer la lleva por el camino más cansado. La vida de Ocasia es feliz cuando en el afán de su corazón dibuja la carita de ésa criatura. La vida de Ocasia se aterra al desconcierto friolero de un invierno casi impetuoso cuando Ocasia piensa que su destino es ser feliz y para siempre. Ocasia cree que ésa criatura que lleva en su vientre será total alegría cuando en el afán de la maternidad ésa criatura tiene un movimiento muy inusual en su vientre. Ocasia en el delirio de tener una criatura en su vientre se siente muy satisfecha y feliz creyendo que va a ser feliz, pero, cuando nace la criatura es que comienza el delirio de sentir que no podrá ni dormir. Cuando Ocasia se atreve a sentir a ésa criatura en su vientre es cuando la maternidad aflora. El esposo de Ocasia feliz con la noticia que será padre por primera vez sin saber ni sospechar de lo que sucederá con ésa criatura. Ocasia, una mujer culta, seria, elegante, con porte y, sus ojos como el mar perdido se enamoró una vez de un hombre de color negro y su vida cambia drásticamente cuando se aferra al delirante trueno de un relámpago que cruza por el cielo como desde su vientre a una criatura que querrá y que amará por el resto de su vida. La vida de Ocasia se ve y se intensifica cuando intransigentemente puede dar a luz a ésa criatura que lleva en su vientre. Es un lunes impetuoso, bravío, con un sol resplandeciente y muy caluroso, al contrario del día anterior cuando tiene contracciones casi anunciando la próxima llegada de la criatura en gestación a éste mundo tan inmundo. La vida de Ocasia siente en el tormento aterrador de dar a luz a una criatura de color negro como la noche en que nace ésta criatura. La noche inmensamente hermosa se debate en un clandestino tiempo cuando se aferra Ocasia a parir a ése inmenso negrito que nace en esa noche bravía sin invierno, sin frío y, sin ser friolero. La vida de Ocasia se aferra al deseo de tener entre sus brazos a ése negrito que acaba de nacer. La vida entre los esposos se aferra a la felicidad que trae ése negrito a la vida de Ocasia y a su esposo. Ocasia, de raza blanca como el algodón, como las nubes del cielo y, como la nieve fría percibe que no dormirá en mucho tiempo. Ocasia da a luz y mira por primera vez a su hijo, lo ve como sonríe de pícaro. Y ya se ve venir la vida tan lenguaraz de ese negrito que salió del vientre de Ocasia. Y ese negrito tan perspicuo como pícaro y atrevido en insolencias le salió desde el vientre de Ocasia, y siendo una mujer culta, seria, y elegante, le salió más que lenguaraz un ser muy feliz y en insolencias ingratas. Y salió un negrito de su vientre, un negrito lindo, bueno, y pícaro, cuando a la verdad que salió insolente, insistente, y persistente en atrevimientos. Cuando Ocasia lo mira en el quirófano y sala de operaciones, supo algo que en su vida jamás había visto una cara tan linda como ése niño que acaba de nacer. Era un negrito y Ocasia se dice que -¨salió un negrito de mi vientre¨-, y no lo podia ni imaginar, era un negrito lindo, hermoso, y tan pícaro como un perspicuo lacerado y de un sólo atrevimiento. Cuando el negrito fue tomando leche materna, el negrito se reía más de la cuenta, y mama leche de Ocasia y del pecho de Ocasia salió mucha leche y el negrito cada vez crece más y más. Cuando Ocasia y su esposo de raza de color negro, se siente feliz, cuando el negrito va creciendo más y más, y Ocasia y su esposo tuvieron insomnios y desvelos nocturnos, cuando en el instante se cuece el alma de un tiempo lenguaraz, cuando el alma no se detiene en compás en querer amarrar el alma de un negrito al cuerpo de color blanco como el algodón, o como las nubes del cielo, o como la misma nieve fría. El negrito no detiene su crecimiento, pues, es un niño fuerte, saludable y, muy vigoroso. Cada vez que el negrito toma leche su carita es muy feliz le da fuerza, valor, crecimiento y, una pícara sonrisa, cada vez, que mama leche desde el pecho de su madre Ocasia. El color blanco de la raza de la madre y el color del niño hacen de la vida una mejor vida y sin racismos. Ocasia se siente como una nube en el cielo o como la nieve fría que en invierno es más álgida. Mientras, que el negrito va creciendo su insistente picardía va aflorando, va saliendo el sólo atrevimiento del niño. Cuando el niño va creciendo siente que su alma se agota por ser incansablemente lenguaraz, perspicuo y, muy insolente. El niño, mientras, con sus juguetes juega a ser el niño más juguetón y muy feliz. La madre Ocasia es una mujer seria, culta y, elegante que pasa unas vergüenzas con el negrito. El niño, tan negrito se le escapa a Ocasia cada vez que corre veloz cuando apenas comenzó a caminar. Ocasia ha pasado noches en desvelo e insomnio por cuidar de su niño desde que nació y no duerme desde que el niño es muy hiperactivo. El atrevimiento de ése niño llega a ser un perspicuo y zafio negrito. La vida de éste negrito se llena de atrevimiento y de forzosa insistencia por ser un sabio insolente. La madre llamada Ocasia se siente aturdida, dolorosa, pero, con una bendición de Dios por haber regalado a ése niño negrito que salió de su vientre. Su vida persiste en que el lacerado mancebo o niño aún es un atrevido niño negrito. La picardía de éste niño crece cuando crece su cuerpo en un crecimiento y en unos principios y valores morales cultos de Ocasia y su esposo, pero, el niño negrito es un atrevido e insolente niño. Los padres de éste niño ocupan el mayor tiempo en educar, proteger y cuidar en el crecimiento de éste niño, pero, el niño salió más zafio y, más insolente que se pueda creer. La vida de Ocasia se torna exasperadamente dolorosa, herida, con vergüenzas que hace el niño desde pequeño. Ocasia libera a su alma por las noches cuando en su habitación piensa y discute lo sucedido con su esposo. Tanto Ocasia como su esposo deliberan la forma de haber criado a su hijo y la experiencia de vida que tiene el niño a tan corta edad. Y salió un negrito de su vientre cuando en el alma ocurre lo que trasncurrió un niño lenguaraz, inculto, zafio e insolente niño. Y Ocasia delibera el cambio total de criar a su hijo, cuando en el afán de dar una señal efímera y tan real sólo debate una sonrisa pícara del niño zafio y dando vergüenzas sólo le ocurrió el desastre de vivir un sólo mal momento entre el niño, las personas con que el niño interactúa y su madre Ocasia en momentos de mucha mala vergüenza. Ocasia siendo una mujer con clase, educada y culta, si entretejió su vida esperando a que era una de total felicidad, pero, ni aún así, lo que salió de su vientre fue un negrito y más que eso lenguaraz, perspicuo, insolente, zafio e inculto. Y el negrito mal hablado, inculto, dando ínfulas de un hombre ya grande y como un terrible mancebo, se vio como el más delirante de los truenos y de los relámpagos y en el mismo cielo. Si éste negrito es fuerza en derredor y con la misma certeza de creer en el embate dando fortalezas inocuas como la misma en el alma de Ocasia de perseguir una ruta, un rumbo fijo y una sola dirección con su propio hijo. Y Ocasia del color blanco, como el algodón blanco, o como las nubes en el cielo, o como la nieve fría destrozando el camino de fríos y de álgido porvenir deleitando el alma como la fugaz estrella. Y Ocasia se dedicó como la fuente en agua fría y queriendo derribar del camino una certeza o una sola luz en que el niño le salió tan zafio y tan insolente como el tiempo en que crece más y más y más es más insolente. Cuando en el ocaso de un día como cualquiera, se sienta frente a la puerta, Ocasia, como deseando abrir la puerta de su corazón queriendo derribar el sonido de la voz del niño en la penitente espera de que cambie su experiencia de vida y que sea un negrito culto y con clase, pero, no, le salió más lenguarado que nadie, ni su padre era así, como el tiempo y como el ritmo de vida era tan zafio como ése niño que salió del vientre de Ocasia. Cuando en el tiempo y en el mal momento de tentar la ilusión y a la vida en tener el desastre de converger en el alma un serio camino entre lo zafio e insolente de ése niño y la vida culta y educada de Ocasia. Y Ocasia disculpándose con sus amistades siempre con la vergüenza en manos ajenas de un desprecio por lo lenguaraz que le salió y en ser perspicuo en su argot de insolente y atrevido niño. El niño atrevido y lacerado mancebo es atrevido como un zafio insolente destrozando la vida y la manera de hablar del niño diciendo tonterías, pero, con dobles sentidos. Y Ocasia, se pregunta una y otra vez, ¿dónde aprendió tanta vergüenza?, si Ocasia era una mujer culta, con amistades de mujeres de bien, y con una reputación en desdoro cuando se aferró al deleite de creer en la hazaña como algo impetuosa de ser creíble en la razón de hablar con sus amistades. Si en el alma de Ocasia se fue por el rumbo incierto de creer en el alma como la fiebre en el cuerpo, destronando el cielo por una fuerza en destruir del cielo a esas nubes blancas, que dentro del firmamento se convierten en gris tormento como del color entre el blanco y el negro. Y, Ocasia, se escapó y huyendo del tormento se entristeció por tanto y por cuanto, cuando no sabía cómo escapar o huir de ese tormento que salió de su vientre y ella lo vaticinó un día cuando en su vientre lo siente mover con demasiado ímpetu. Si en el afán de creer en el combate de dar una sola salida, el negrito le salió insolente como tan vergozante el destino con ese niño insolente y tan zafio como ése niño que salió del vientre de Ocasia, una mujer esbelta, hermosa, con elegante porte, y con demasiada pasión en el amor por ése hombre que ama con lujuria y con vehemencia carnal. Y la vida de Ocasia se enmascaró con fuerza y con voluntad de creer en el combate de la vida como un sólo trance perfecto en poder vivir sin la certeza de lo que le salió del vientre, un sólo negrito y tan insolente como un zafio desertor de la vida. Cuando en el percance de la vida y de la existencia indebida cruzó Ocasia por el rumbo certero de la vida y siendo elegante y culta no le da ya vergüenzas salir de ¨shopping¨ ni hablar con sus amistades de la conducta de ése negrito mal hablado. Y Ocasia culta e intransigente se debate entre la espera inesperada de soportar la palabras casi soeces de ése negrito que le habla por estar tanto en la calle aprendiendo cosas incultas, de callejero corazón, y de una ilimitación en aprender las cosas más débiles, pero, fuertes en conocimiento y experiencia de vida. Si salió un negrito del vientre de Ocasia, cuando le salió más lenaguaraz que un perspicuo entendiendo la vida como las vicisitudes de la existencia del negrito más atrevido que un mancebo insolente. Cuando no se detiene ni una figurada manera de hablar con el torrente de creer sin ambages las circunstancias de éste niño por hablar incorrectamente hacia personas cultas en que sólo se ríen y dicen -¨qué niño lindo¨-, pero, entre dientes dicen -¨qué mal educado es éste niño¨-. Y el negrito feliz en su insistente corazón cuando sólo debe de acariciar la garganta con hablar y decir lo que debe de decir sin ambages. Cuando en el torrente sin sabor se le tiene oscurecida y sin la luz que emana de la buena y culta comunicación se debe a que el niño le salió a Ocasia pícaro, insolente, zafio y muy atrevido. El negrito que se ríe de su propia picardía, no siente las vergüenzas que pasa su madre Ocasia, cuando en el alma de Ocasia se oscurece por tanto y por demás, cuando en el suburbio de querer matar la mala y débil comunicación que tiene el negrito más lenguarado hijo de Ocasia se siente como un mancebo insolente que sin la edad que posee el niño se debate una espera inesperada. Cuando en el alma de Ocasia siente cada más y más, que la poca libertad que posee su instinto en querer a ése negrito atrevido, y que Ocasia deja por zafio ser el niño más feliz del mundo. Cuando en el afán de un convite una sola certeza se miró Ocasia como el suave desenlace en una sola salvedad en la pura creencia autónoma en resistir el cuerpo en saber que su indeleble y mortífero hablar es de un negrito que salió del vientre de Ocasia. Y ése negrito que salió del vientre de Ocasia no se interpuso como un niño en querer ser feliz ante la vida, y fue creciendo más y más, y más su instinto en ser un niño feliz, y con toda la vida y experiencia de vida, quedó más lenguarado como un santiamén o un ángel que se convierte en un diablo, pero, muy alegre es la vida de éste niño negrito, del negrito que salió del vientre de Ocasia. Y Ocasia siendo una mujer de color blanco, con la piel como el algodón y como el color de las nubes de blanco, como una vez aquella en que se dedicó en ser el negrito más feliz del mundo y tan salamero y tan atrevido como el combate de dar una sola señal en el mismo cielo de tormenta. Cuando cree en el tiempo y más en el ocaso de todo un sol como siendo de color rubio al igual que se cree en la noche perdida de un oscuro color. Si en el alma de Ocasia se embargó por tanto y por todo lo sucedido, en la alborada pintó y dibujó a todo un sol siniestro, cuando es asecho lo que hace el negrito con las niñas de su edad. El negrito las asedia y la piropea dejando saber que él es el rey de todas esas niñas locas por él. Cuando en la alborada fija y por un crepúsculo de un sólo sol sin ser pasajero, siendo intercedido por la tempestad o por la tormenta, al saber que las nubes son de color gris. Cuando el tiempo y el corazón de Ocasia no se detienen en pro de la única verdad en que comienza una sola señal de un pasaje sin rumbo fijo cuando el alma comenzó a decaer por la falta de culto y de vergüenzas a la vez de su niño, el niño negrito pícaro. Y el esposo de Ocasia un negro de clase alta, rico y pudiente y siendo éste un alto ejecutivo, sólo socavó en la forma de haber criado a ése niño, más en la calle que en la casa. Y así fue criado el negrito de Ocasia siendo un grave error de Ocasia, cuando por amar en el instinto debió en ser como el pícaro mancebo en dar una sola verdad y que así fue. Ocasia delibera en ser la madre abnegada, buena madre y, con ternuras hacia su criatura como un amor incondicional. La vida de Ocasia se vio como intransigente, dolorosa, con vergüenzas dejando ver y observando la conducta pícara de ése negrito que salió de su vientre dejando saber que su instinto combate una fría solución al problema dando énfasis a la conducta tan hiperactiva del mancebo, insolente y zafio. Ocasia queriendo volver a criar a ése negrito quedó en un pretérito mal pasado porque al pasado no se puede volver. Si Ocasia fuera al pasado cambiaría todo desde que nace la criatura hasta la conducta que toma el niño por ser insolente, zafio y muy atrevido. La vida de Ocasia, la mujer esbelta, hermosa, de porte elegante y, de su comunicación culta quedó a la deriva con ése niño mal hablado no era incoherencia sino perfección de un zafio insolente que sólo quiere ser el gracioso en la calle. El aprendizaje de ése niño fue aprendiendo cosas maestras de la calle floreciendo su crianza y formando su único lenguaje piropeando con piropos a las niñas de su edad y eso a Ocasia le cae como bomba sin estallar. La vida del niño negrito que le salió del vientre a Ocasia se entreteje su educación al compás de la experiencia que aprendió en la calle. La vida de Ocasia se oculta entre escollos y escombros de una soledad inconclusa por el temor y por la vergüenza que ha pasado casi durante un lustro de vida del niño negrito que salió de su vientre. La soledad para Ocasia es incolora, dolorosa, herida, imperceptible e indeleble en el corazón porque se compara con nubes grises en vez de nubes blancas como lo era su propia piel. La vida de Ocasia sabe que el negrito es más pícaro que un ají, que un jalapeño y, que una salsa picante. El niño atrevido se siente como sin poder ser del ambiente que le rodea cuando todos son cultos hasta las niñas que él persigue pícaramente. La vida del niño negrito que salió del vientre de Ocasia se siente como un dolor de cabeza sabiendo que da candela y atrevimiento destronando al cielo de nubes blancas hacia nubes grises o como la tempestad. Ocasia nuevamente sale embarazada, después, de dos lustros de haber parido al niño negrito. El niño negrito salió más charlatán que pícaro y le dice a la madre Ocasia, -¨ése es otro negrito como yo¨-, la madre Ocasia lo mira con seriedad, estupor, con proeza innata y sabe que no lo dejará ir a la calle a criarse como el primer negrito que salió de su vientre. Ocasia en vez de decir la verdad al niño, quería ocultar la verdad, pero, el niño negrito que salió tan pícaro escuchó detrás de la puerta la pura verdad de que tendrá un hermanito. El niño contento con la buena nueva sólo sabe que va a ser feliz por enseñar de su picardía a ése nuevo niño que está por nacer. Ocasia y su esposo un alto ejecutivo de color negro, de raza de color lempo o como un niche sólo debate en querer criar diferente a ésa nueva criatura, pero, su cometido está en que el niño negrito existe y que lo criará él también. La vida de éste negrito sospecha que es un incauto mozuelo de ésos en que posee más libertad que un ave volando por el cielo. La vida de éste niño negrito no compadece, no mira, no observa el desprecio o el rechazo de gente sin compasión alguna por el lenguaje charlatán e inculto que posee el niño. Las amigas de la madre del niño negrito llamada Ocasia la llaman mala madre teniendo en cuenta que ha criado a su hijo inculto siendo ella tan elegante, con un porte envidiable y, un desafío indeleble para poder criar a ése niño. Nadie sabe de la preocupación, exasperación y, dolor que ha pasado Ocasia por criar a ése niño que le salió de su vientre por sentir tanta ansiedad por criar a ése niño y que fuera de bien, le salió bien, pero, muy charlatán, con mofa y, siendo un bufón fue criado en la calle el hijo negrito de Ocasia. No hubo percepción, rechazo de piel o racismo que impidan que el niño creciera con rechazo hacia su propia piel o a sus padres. El niño fue siempre un dolor de cabeza para Ocasia, destruyendo a su cielo blanco con nubes grises de una terrible y cruel tempestad. La vida de Ocasia siempre estuvo envenenada por lo charlatán, zafio e insolente de ése negrito que hoy tiene casi quince años. Y, continúa siendo más atrevido que nunca. La vida de Ocasia contrae en dolores y más dolores, en vergüenzas y más vergüenzas desde que el silencio automatizó la exasperación de nunca callar al lenguaraz niño negrito. El niño negrito sin poder callar su lenguaje y su expresión en jerga callejera así se crió el niño dejando saber que su instinto como un negrito salamero sólo tuvo siempre éxito desde el comienzo de su vida hacia ser un adulto sin ser mancebo. La vida de éste negrito se concentró en ser como lo indeleble, lo estable y, con una buena suerte en triunfar en la vida, aunque, sólo con zalamería, en ser zafio e insolente, tuvo mucha suerte en el amor, pues, le llovió muchas niñas queriendo a ése negrito charlatán que fue muy feliz de niño hacia ser un adulto responsable. La jactancia de la vida de éste negrito que salió del vientre de Ocasia sólo demostró con estupor, proeza, asombro e incredulidad de que un hombre salamero, mal hablado, lenguaraz, pero, perspicuo pudo ser feliz en la vida en cambio otros niños de tez blanca o de igual color no tuvieron la misma suerte que el negrito salamero. Ocasia, la madre de éste niño tan insolente, desvergonzado y, tan zafio sólo tiene cuatro meses de gestación para tener y parir a ésa nueva criatura para ser criado de igual o peor forma y, si mejor será un alivio para el corazón de Ocasia sin dejar de amar a ése negrito y niche salamero. La vida de Ocasia observa que ése negrito es el mayor de sus hijos y que lo ama de igual forma que al otro que viene en camino. Ocasia cree en el suburbio de un corazón amando, besando y, acariciando a ésa criatura como al negrito que tuvo por primera vez hace dos lustros. La vida del negrito, aún, queda logrando que su vida sea todo un éxito y con una buena suerte irrumpiendo en su camino y su destino. El negrito sólo quiere amar y ser amado, ser querido entre la gente y saber que el destino es frío sin zalamería ni charlatanería. La vida del negrito insolente se siente como un total y desenfreno corazón a la deriva observando que su vida es y siempre será como huella indeleble en el suelo. El negrito insolente tiene novia, una novia culta como la madre Ocasia y Ocasia está contenta con la buena nueva de que su hijo ya tiene novia. La madre Ocasia indaga y riposta a ésa novia por qué ama a su hijo y ésta le contesta algo intrascendente que dice -¨ el negrito es un grosero impetuoso y por eso lo amo¨-. La madre Ocasia está contenta con la buena nueva, pero, teme a que ésa novia no lo quiera y tenga su primera decepción. La madre Ocasia irrumpe en la soledad de un llanto sosegado, impetuoso y, muy caudaloso, llora temiendo que su hijo se decepcione de la vida siendo un negrito tan feliz. La vida de Ocasia se llenó de lágrimas vivas llorando impetuosamente por la vida de su hijo negrito que salió de su vientre y, que fuera feliz. La vida de Ocasia se torna exasperadamente indeleble, inocua, pero, en muy sola tempestad por amar a ése negrito que había salido de su vientre hace quince años atrás. El llanto sosegado de Ocasia cae sobre el vientre cuando tiene cuatro meses de gestación y su vida se torna más segura que nadie, porque la vida de Ocasia era muy saludable. La insistencia en ser como es feliz el negrito su vida exaspera en criar a ésa nueva criatura diferente.
El negrito salamero tiene otros planes para con ésa criatura que espera ansioso a que nazca. La madre Ocasia, también, puede percibir los planes que tiene ése niño negrito para con su nuevo hijo y no desea que fuera igual que el negrito salamero y atrevido en constancia y jerga callejera. El esposo de Ocasia quiere prevenir la suerte que le espera a ésa criatura porque dice que será exactamente igual al negrito zafio que por suerte es su hijo. Es en vano que la criatura tome otro rumbo indeciso u otra dirección malversada o tergiversada cuando el negrito insolente quiere casi criar a la criatura. La huella indeleble de éste negrito en la vida de Ocasia y su esposo se siente persuasiva, manipulada y, exageradamente ofensiva cuando ése negrito sólo quiere ser máximo rey del reinado de la charlatanería siendo el más zafio de los negritos en la calle y en la vida. La vida de éste negrito queda sucumbiendo en un trance casi perfecto de ser chabacano, pero, muy feliz y sólo desea que su nuevo hermano pueda ser así, él se lo imagina negrito como él. Y, el negrito feliz salió del vientre de Ocasia, una mujer de color blanco como el algodón, como las nubes del cielo y, como la nieve fría, sólo irrumpiendo en la vida como un pícaro negrito e insolente. Ocasia siente un desafío en que la nueva criatura no tenga el mismo mal hablar de ése negrito, el cual, se perfila como un negrito chabacano y ordinario. El negrito no sabe que su madre Ocasia quiere y desea que su nuevo hijo sea culto como sus padres, pero, el negrito piensa que va a ser criado como él. El negrito más zafio que insolente se debate entre la risa y su mal hablar llegando a un combate sin oponente ni contrincante porque en realidad no hay ni existe nadie como él. La vida de éste negrito salamero y ordinario se ve rudo y tosco al hablar y ser maleducado. La vida de Ocasia persiste en un solo mal trance en que se desviste de tul y de soledad la noche cuando llora y caen sus lágrimas sobre el vientre de Ocasia esperando y gestando a ésa nueva criatura. La vida de Ocasia se perfila insistentemente en que el delirio delirante se cuece de furia, de conformación por aceptar la vida, la experiencia y, el mal hablar de su propio hijo siendo un negrito que salió de su vientre con la espera que algún día pueda cambiar su forma de ser a un ser culto. Éste negrito salió del vientre de Ocasia esperando a que el tiempo dicte el porvenir más incierto como la costumbre de querer en ser todo un negrito con jerga de callejero. Cuando en el ritmo de la vida es insistente en que el negrito salamero sólo quiere y desea que su hermano sea como él. El hablar del negrito se da porque fue criado callejero y con argot de calle fue más que zafio e insolente, pero, así tuvo buena suerte en el amor, en el trabajo, en los estudios y, en la vida. La vida insistente de creer del negrito salamero fue siempre y cuando, al fin y al cabo, dentro de su núcleo familiar un zafio e insolente mozalbete. La vida del negrito combate entre su malhablar y su esencia como muchacho persistente en la calle. La calle le enseñó lo que es ser un hombre con respeto, honorabilidad, honestidad y, con amor hacia la mujer respetando siempre límites. Si salió un negrito del vientre de Ocasia es porque salió de una mujer que le dio la vida, ternura, amor y, sobre todo un corazón para vivir. Ocasia, la mujer de blanco color como el algodón o como las nubes blancas o como la nieve fría se siente y se perfila como el desastre de ver el cielo con nubes grises queriendo ser la tempestad fría por un negrito zafio e insolente. La vida del negrito fue siempre astuta, ruda, tosca y, ordinario como él solo. El corazón de éste negrito se tornó exasperante, inocuo, pero, al acecho de caer entre las redes del amor sucumbiendo en un solo deseo: amar por el resto de su vida. La novia de éste negrito lo amó como nunca sabiendo de su mala educación y de su mal acto cuando en el imperio de sus ojos se vio el camino junto al negrito. La vida de éste negrito se tornó exasperante, asombrosa, en penumbra y, en una sombra de la cual no puede, no pudo ni podrá escapar en ser un negrito salamero. La vida de la madre, de la cual, salió un negrito de su vientre llamada Ocasia fue fructífera, a pesar, del dolor, de la vergüenza, del tiempo perdido y, de la vida de éste negrito sin apenas sospechar que es muy feliz. Ocasia se aferró al desconcierto, al frío, a la nieve fría y, al delirio penitente de creer en el combate de dar una fuerza en el interior de caer rendida ante la vida, el amor, la ternura, las caricias y, la pasión vehemente carnal de ése hombre que es su esposo. El esposo de Ocasia de color negro salió su hijo igual que el negrito sucumbiendo en que la vida transmuta, transfiere y, hereda el color de su piel por ser hijo legítimo y no un espurio. La vida de Ocasia se torna improcedentemente inocua cuando de su vientre, de sus pechos blancos como la nieve fría amamantó a ése negrito que salió de su vientre y Ocasia supo, al fin y al cabo, que sin dormir quedará por siempre, cuando nació ése negrito y llegó con amor, con corazón, con ternura a vivir en el hogar de Ocasia y su esposo. Ocasia no durmió ni ha dormido en casi toda la vida de su hijo negrito esperando siempre por el bien de la vida de su hijo. El negrito que salió más que zafio e insolente cree que su vida ha sido desafiante, delirante, indeleble como la huella y así fue porque no hay ni existe ente o ser como él mismo. El negrito ordinario, mal educado, mal hablado, vulgar y, chabacano logra sus cortos logros esperando porque su madre Ocasia que está gestando en su vientre a otra criatura lleve el gran amor por su hijo negrito. La vida de Ocasia se espera a que sea buen hermano sabiendo posiblemente que será igual y tan mal hablado como él. El negrito salió del vientre de Ocasia, una mujer de color blanco como las nubes, como el algodón y, como la nieve fría deseando vivir, pero, el hablar y su educación lo delata cuando desea ser feliz con su novia. El negrito sólo siente y presiente que su hermano en el vientre de Ocasia saldrá igual de zafio que él, pero, aunque no se da cuenta, la madre Ocasia tiene planes de alejar del negrito siendo su hermano menor. Ocasia sólo quiere a un negrito educado, culto y, muy serio en la vida. Cuando Ocasia en el camino se aterra al saber que su segundo hijo puede salir de su vientre dejando a otro ser más maleducado como su primer hijo, el cual, fue criado en la calle con argot y jerga callejera dando énfasis a su mala educación. Si, al fin y al cabo, el negrito salamero se describe como un tipo normal dando énfasis a su corta educación, pero, precisa para poder vivir mejor. La vida del negrito que salió del vientre de Ocasia se proclama como un buen negrito zafio e insolente, pero, de buen corazón y de buen vivir. El negrito y de piel de color negrito se aferró a la vida y al amor de Ocasia, su madre cuando percibe una decepción amorosa cuando su novia se aleja del negrito como por un tiempo en que sólo el amor dicta regresar. Ocasia predijo lo susodicho cuando lloró con lágrimas acérrimas dejando caer sobre su vientre la desdicha y la mala vibración de unas lágrimas llenas de dolor por la posible decepción de su hijo negrito en el amor. La vida de Ocasia se vuelve intransigente cuando su hijo negrito le confiesa a su madre cuando está en el sexto mes de gestación que su novia lo había dejado por mal hablado cuando encuentra a otro amor. Ocasia reconforta al negrito diciéndole que el amor tiene sus altas y sus bajas dejando saber que el amor lo es todo para el corazón, pero, a veces, deja de amar por voluntad en querer a otro amor. El negrito siendo zafio e insolente se debate entre la vida y el amor por una mujer y su mal hablar queda atrás cuando el negrito, el que salió del vientre de Ocasia toma fuerzas para poder hablar bien. La vida de Ocasia persiste en creer que la decepción de su hijo lo arreglaría todo desde una perspectiva en salir adelante con logros en poder hablar mejor con más respeto, sabiendo en el lugar en que está y con quién habla. La vida del negrito cambió drásticamente de atrevido a casi culto ocultando su pasado del amor que lo dejó sin amor y su corazón amando como nunca. El joven negrito triunfa a favor de su gran carácter espontáneo y estrepitosamente fugaz cuando en el altercado del amor comienza a derribar el alma con el amor de un negrito espontáneo como él sólo. Cuando en el alma sosegada, impetuosa, clandestina de un negrito comienza a florecer por ser buen ser culto y por entregar el alma en un santiamén a la vida, al corazón y, al amor, pero, el amor lo había dejado solo y sin más corazón que en la amarga soledad. Y el joven negrito pintó y dibujó un corazón como la costumbre en volver amar a una mujer. Y el joven negrito quedó pintando un sólo corazónen el filo del alma, cuando una mujer lo abandonó dejando una sola decepción, cuando en el corazón se ríe de un sólo mal tiempo. Cuando en el afán de creer que el alma del negrito triunfa en descocos por saber que su insistente corazón se delibera con el tiempo y con la supuesta llamada del amor aferrándose a observar lo que quiso en ser como el ademán frío y de enfrentar una manera de dar con el amor en el corazón. Y fueron las lágrimas de Ocasia cuando lloró amargamente sobre su propio vientre, cuando en el afán sin querer la decepción para su hijo negrito, sólo vio el alma entretejer de un espanto seguro y tan nocturno cuando el negrito fue dejado en su propio corazón. Si dentro del alma del joven negrito antecede que su nefasto mal tiempo se dedicó en ser como el tiempo, de día el sol y de noche la noche fría, densa y pálida. Y se entristeció por tanto y por demás que encrudece de un delirio delirante en dar lo que comenzó como una sola verdad insistente en caer sobre el lecho de un negrito casi muerto por un amor. Y el joven negrito quedó a la deriva tomando una certeza y una virtud exagerada de un espanto casi inerte y mal inconsecuente cuando el amor se fue de su vida y fue una inmensa decepción que duró mucho tiempo y por haber sido un corto amor. Porque cuando Ocasia dio a luz a su segundo hijo, fue cuando cayó en redención como un deleite flojo y en débil certeza quedó sin una sonrisa pícara, sino una carita bonita de color blanco como la nieve y como el algodón y como las nubes del cielo, y ésta vez salió del color blanco, pero, muy triste e inclusive llorando de dolor o de pena por salir del vientre de Ocasia. Y el joven negrito que era tan zafio y ahora casi culto, le dice a su hermano, -¨hola, blanquito sólo te quiero decir que te quiero aunque no saliste a mí, un negrito sandunguero y chabacano…, serás culto y muy elegante, ya sabrás…¨-. El joven negrito decepcionado en la escena por ver a su hermanito blanquito quedó atemorizado y espantado, pero, muy contento. Porque el negrito que salió del vientre de Ocasia fue otra vez un zafio, e insolente, ordinario y malhablado y Ocasia observa a su segundo hijo blanquito y con la cara triste y le dice -¨oh, tú no saliste pícaro…, pero, éste negrito pícaro zafio e insolente me ha robado el corazón y te enseñará en ser como él…¨-, y los planes de Ocasia no fueron igual a los de antes que le llegara la decepción a ése negrito. Y con sus lágrimas sobre el vientre lloró el resto de su vida con ése segundo hijo, pues, le salió odioso, triste y malhumorado en todo. Y el negrito feliz en todo momento se dedicó en ayudar a su madre de la abnegación y del llanto, pero, aunque quiso no pudo más que ser un negrito feliz, el que salió del vientre de Ocasia.
FIN
- Autor: EMYZAG (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 8 de noviembre de 2023 a las 00:06
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 11
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