Usted no sabe...

Que le parece a usted…si le robamos un espacio al tiempo…

y juntos procuramos construir un último intento.

Que le cuesta a usted…dejar a un lado su indolencia,

y yo abandonar mi nostalgia…

por solo un breve momento,

para descifrar de alguna manera…

este crucigrama de silencios…que tanto nos atormenta.

No consigo convencerme que usted no sienta lo mismo,

no me hago a la idea de verla como algo extraño,

porque simplemente lo convivido,

lo respirado,

lo intensamente compartido…

no puede haberse borrado de su memoria,

ni tampoco su corazón puede haberse olvidado de palpitar este intenso sentimiento,

hasta me atrevo asegurar que su delirio, en ese instante, era más leal y ardiente que el mío.

A veces repaso a detalle cada minúsculo episodio de nuestro fugaz encuentro,

y se me estremece el alma…se me eriza la piel…con cada añoranza.

No puedo dejar de ponerme triste cuando la recuerdo.

Estuvimos a tan poco de encontrar la felicidad…

pero el destino se interpuso…se puso necio,

y no quiso,

interrumpiendo el regocijo que sentíamos,

cambiando el final… por esta hiriente realidad…agobiada de incertidumbre.

Usted no sabe, no tiene por qué saberlo,

pero desde aquel día…cuando huyó calladamente,

mi rutina sigue siendo la misma,

despierto con la mirada perdida en el vacío de mi alcoba…

y estiro mi brazo al costado de mi lecho…y no la encuentro…

ahí, donde usted solía amanecer…contemplándome…con su dulcísima mirada,

esclavizándome a su misterio,

allí, donde usted fue capaz de subyugar mi razón a sus caprichos…

y someterme a la adicción del calor de su piel,

donde bebí de sus labios el elixir de la pasión…

y se consumó mi devoción por sus encantos.

Usted no sabe…y no tiene por qué saberlo,

pero yo la sigo queriendo,

la sigo amando…

y no está en mis planes dejar de hacerlo.