Poema sobre el agua

Amaro Gargoyle

Hoy solo tengo ganas de decir adiós, mi suerte,

partiendo en un navío que llamaré Migajas,

no tu nombre de mujer tan frío;

me he de marchar con este amor que fue tan solo mío

hilado cada vena y cor sobre tu cara.

Y tú llamando a todo amor, siendo cariño,

pájaro al pájaro solo por ver sus alas;

alas también tienen los ángeles, y un niño

cargado de un carcaj no es criminal de armiño

aunque de amor mató sutil mi gala.

 

Un crimen bajo mis sábanas dejó tu nombre

las que quedaron esperando alguna vez tu espalda,

el roce de unos filtros sobre un volcán que no fue idilio

y tuve que calmar a propia mano un mar que escalda.

Ahora solo queda decirle ven; tu sombra,

tu oscura, ausente sombra, ya ves, no dice nada;

tal vez quiere acudir al llanto que dejé escondido

bajo la viva voz que yo fingí con tu llamada.

 

Sobre una vela quedará la triste muerte

y el cruce de miradas que tanto espera el alba

diciéndonos a cada quien la ansiada suerte

en un tiempo presente que no fue y hoy solo es nada.

Ni certeza, ni promesa, juego mortal quererte,

ni tú ni yo a esta hora haciéndose el valiente,

ni un saludo que el orgullo no pondrá empalmada.

Cada cual verá y dirá boca en la mente

mientras la propia boca no reclamará cerrada.

 

Pero te extraño, quiero que intuyas que te extraño

y un eco a media noche de tu usual belleza escuche

cómo acurrucado pensaré sobre una estera

los rollizos besos que no haremos primavera

ni la fogata imaginaria que hoy la frustración escupe entera

haciendo halagos. Ya nada espero, pues, sellé mis pagos

y comienzo a clausurar mi vago hotel en la memoria

a cada cuarto su cartel con cada historia,

no siendo más desde mi barco de papel me largo

a un triste viaje pleamar de olvidos voluntarios

allende la mujer que un sueño fue de dromedarios

prometidos, que una tormenta de envolturas y latidos

en la anarquía perdió arena de sus labios,

los que quisieron atracar sobre los míos.

 

Espero en breve poder decir: no quiero verte,

no tengo más esperanzas que curtir al sol este deseo;

mas, veo tu foto y más que una foto veo

una posposición de astros para ya después quererte

mecido en una hamaca al vaivén de nuevos calendarios.

Pero no, no espero nada. Una ola, una arenisca es tilo,

y tantos meses de cariño alimentado un hilo

y una tijera de impaciencia que marcó su fin por mala suerte.

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