No vi tu blanca mirada
esparcida por los bosques
y choperas del camino,
pero he refrescado
mis pupilas
en la orilla algodonosa
del Estany LLong y Redó,
he visto correr los ríos
con ansiosa terquedad
por las venas de Taüll,
por la entrañas de Boí,
por la columna de Durro,
por los brazos de Erill la Vall,
por la vieja y nueva Barruera,
y he visto saltar el agua
—esbelto gimnasta olímpico—
sin dominio de mi tiempo.
En cada pueblo encontré
aquel remanso de luz
donde el abuelo laborea
su penúltima cosecha,
su acequia,
su charla con los amigos
y abajo
en la frondosa pradera
por donde bisbisea el jilguero,
se oye el acompasado fluir
del agua jugando a los arabescos
con el arcoíris de la tarde.
Caldes hizo de ti
la reina del paraíso,
la sonrosada muchacha
que se muestra al visitante
en candorosos borbotones.
Tengo que asistir
a tu boda
para sostener con mis manos
el impecable velo
que ha de cubrir
tus montañas.
- Autor: J.R. Infante (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 15 de noviembre de 2023 a las 09:44
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 12
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