En un bar pierdes
la última noche de tu juventud,
las farolas de la ciudad alumbran
el último camino del presente.
Mañana ya nada será igual,
Mañana ya nada será igual,
mañana el futuro
se nos echará encima
aplastándonos
con lacerantes cuerdas,
ahogándonos
delante de satirizantes presencias.
Caro es el precio
sin armas ante la adversidad.
Bajo es el suelo
bajo el cual yacemos inertes
frente a las sombras de la realidad.
Injuriamos ajusticiados
Injuriamos ajusticiados
bajo el brazo del destino,
pues bajo el precio de mi alma
yacen amputadas
todas mis falsas esperanzas,
todo agonizante sentido.
He sellado con mi sangre
las puertas de la muerte
antes de nacer.
Tan solo con el miedo ajeno
dejamos atrás la muda de la serpiente;
dejamos atrás
un frágil, punzante lamento
llamado presente.
Yo y mi sombra nos bastamos
para vencer a tu ejército.
Hoy vestiremos
la última máscara que nos queda,
la de una retorcida y tentadora amante
llamada muerte,
melancólica y fulgurante,
amenazante, atrayente.
- Autor: Julio Puyo Méndez (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 16 de noviembre de 2023 a las 05:19
- Categoría: Triste
- Lecturas: 12
- Usuarios favoritos de este poema: jvnavarro, Lale Neda, alicia perez hernandez
Comentarios1
Buenas y sentidas letras...Abrazo
Gracias Lale! Me alegro de que te haya gustado.
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