El día ha decidido cerrar la puerta, para esperar a su inseparable
amiga la noche. El crepúsculo avanza con lentitud, y en su mano
sostiene una rosa. Cuando aparece el alba, en sus manos se abre
el libro del tiempo. El sol decide pasar página, y en los balcones
las flores se frotan los ojos adormecidos.
Si hablara el día, seguro estoy que anunciaría la noche, pues no
sabe dormir salvo en sus brazos.
El viento, ha decidido posar su mano derecha en el hombro
de la rosa, metiéndose la izquierda en el bolsillo, para
convertirse en un vulgar ladrón de perfume.
El aire es el amante que se permite dormir con el fuego en la
misma cama, sin firmar las cartas que escribe, tampoco
necesita sillón alguno para sentarse.
- Autor: emiliodom ( Offline)
- Publicado: 16 de noviembre de 2023 a las 05:53
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 10
- Usuarios favoritos de este poema: alicia perez hernandez
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