Reconozco, que me atraen los campos fértiles, con olor a tierra
mojada. El mar barvío y el cielo azul.
Me encantan los caminos poco transitados, viendo las pisadas
de esa gente, que en su momento, decidió caminar por ellos.
Siento atracción por unos ojos negros como la noche, y también
me gusta contemplar los amores verdaderos.
Admiro el día y su amiga inseparable la noche. Me encantan
los corazones confundidos, que no pierden la esperanza en
alcanzar el destino deseado. Es un verdadero placer, poder
contemplar como alzan el vuelo esas gaviotas blancas y de
color ceniza, emitiendo sus graznidos en la bocana del puerto,
al cobijo de un cielo azul con nubecillas blancas.
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