Fenece hoy paulatinamente y renace
con el alba al remontar un nuevo día,
y sueña, que la esperanza te envuelva
alimentando la fe y la perseverancia
de que estaré en tu ventana cada mañana,
otorgándote la fluidez de mi mirada
y una caricia que sutilmente irradiando empape
a tu alma de fruición -desorbitadamente-;
mi presencia en su proscripción con lentitud ocurre,
pero la sonoridad con reiteración no va a cesar
en tu mente repitiendo mi nombre;
que el acoso del llanto jamás te pasme
y en la perspectiva del silencio aguarda,
en tanto la ocasión de mi retorno se atrasa;
no olvides que el beso aunque moribundo persiste
desde el día que con pasión me lo diste.
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.