**~Novela Corta - El Corazón Tonto~**

ZMRS

Novela Corta: El Corazón Tonto 

Por: Srta. Zoraya M. Rodríguez Sánchez

Seudónimo: EMYZAG

Comenzada: 26 - 30 de noviembre de 2023…

Publicada: 30 de noviembre de 2023…

Terminada: 30 de noviembre de 2023…

Editada: 27 - 28 (30) de noviembre de 2023…

Mi #30 de novelas cortas en el año 2023…

Mi #148 de novelas cortas hasta el año 2023…

7077 Palabras 10 Páginas






~ * ~Sinopsis:

       ~ * ~Matías mata al corazón tonto con el amor de una mujer, la cual, recuerda con un recuerdo muy bonito entre ambos en el pasado…





Matías, un hombre delgado, de ojos café, cabellos oscuros y, barba gruesa se ve en la encrucijada en querer que el tiempo es aliado como dejar en amar a su propio corazón tonto. La vida de Matías corre en ser llena de benevolencia cuando en el tiempo transcurre la soledad, la ambigüedad y, la continuidad en querer amar como un sólo desastre en la vida. Matías desde que amó quedó en total soledad, desolación, en un sosiego constante, en ver el cielo de gris tormenta cuando en el trance de su vida quedó como una impoluta verdad de haber amado y no haber sido correspondido. La esencia de Matías se torna exasperante, inocua, en total soledad y, en una desolación lerda queda solo en su hogar con su corazón tonto amando desde la distancia. La residencia de Matías hecha de madera del ébano es un suburbio dentro como su corazón tonto amando desde la lejanía a una mujer en que sólo lo amó por conveniencia. La casucha o el cochitril de Matías es rústico, con ladrillos que pintan la casita de un buen color cuando Matías trata de recordar a su eterno amor donde la dejó maltrecha, adolorida, resentida y, abatida sí, al amor y a la mujer llamada Vida Mía. La lluvia que pasea por el cielo dejando un dolor o un clásico reflejo en el suelo se debate una sola tristeza cuando el ritmo comienza a latir fuertemente en el corazón tonto de Matías. Las gotas de lluvia mojan indeleblemente a su corazón tonto, de tiempo, recelo, angustia, insolvencia y, de una ausencia de un pecado letal, mortífero y, tan odiado como haber sido objeto del capricho de ésa mujer llamada Vida Mía. La esencia y la ausencia de éste amor en el corazón tonto de Matías se aferra al sólo deseo de envenenar la forma de atrever y ver que el camino se observa como una sola persistencia en ser un hombre soltero, pero, muy enamorado de la vida, de la suerte, del amor y, de su propio corazón. La vida de Matías se aterra en sentir que la fuerza se espera a que el corazón sea fuerte y con fortalezas, aunque, sean débiles en la forma de superar al desamor, a la incomprensión y, al amor no correspondido. La ausencia del amor en el corazón de Matías lo hace ser tonto, lerdo y, estúpido, pero, en su interior es un hombre capaz de amar lo que encrudece en el tiempo. La vida de Matías se siente como un insospechado amor, desamor, desesperación y, sentir a un amor lerdo de ésos que te llevan hasta la razón y en la locura hace tortura. La presencia de ése corazón en el cuerpo de Matías solamente lo hace recordar a un amor, a una decepción y, a una soledad inerte, suave, delicada que, aún, queda como el dolor de un amor en el pasado de la vida de Matías. La ausencia del amor en el cuerpo de Matías se aferra al frío, al álgido viento y, a la gélida piel desmoronando lo que sucedió en el pretérito de la vida de Matías. La perfección se delata en el hogar rústico elaborado con madera del ébano haciendo de la residencia una casual, pero, muy elegante en la distinción por vivir en ese hogar. El lerdo corazón de Matías se enaltece, vibra de emoción con tan sólo recordar el verdadero amor no correspondido por la mujer llamada Vida Mía. La presencia en perfección de Matías queda a la deriva cuando cae como tormento de una lluvia devastada, fría, incolora y, atrayente de frío en la piel cuando en el tiempo transcurre como hoja al viento en un frío otoño. La vida de Matías se concentra en recordar el pasado vivido, amortiguado y devastado de un amor de parte de él no correspondido. La presencia de Matías es conmísera al tiempo, a la soledad, al desconcierto, a la fría lluvia en plena soledad en el hogar de Matías. La espera exasperante de Matías ocurre y transcurre y, discurre, mientras marra en el presente vivido al dejar de recordar a ése amor con ilusión, con perfección, con delirio, con pasión y, siendo un corazón tonto se aferra al desastre de creer en que el corazón tonto se convierte en un fuerte corazón. Matías es un hombre fuerte, decidido, tenaz, audaz, insolvente, pero, insípido en que el alma no ve ni tiene luz en el interior. A la verdad tan impoluta de creer que su mundo se aferra a la fría lluvia que derraman sus propios ojos por el amor y de un amor del pasado. El corazón tonto de Matías discurre en un sólo deseo de converger en un solo desafío en entregar el corazón en fortaleza, esperanza, la que hoy le lanza fuerza en el corazón por amar lo que más desea el corazón por el amor de una mujer. El recuerdo fijo y constante se debe a que el amor en el corazón tonto de Matías se aferra al frío, a la lluvia fría y, al álgido corazón demostrando que el tiempo no pasa, no pasa en vano y como humano se entrega en cuerpo y alma al sólo recuerdo de ésa mujer. La vida de Vida Mía quedó en el recuerdo, en el pasado y, en un sólo corazón amando lo que se amó. Matías recuerda a Vida Mía como la vida más imborrable, autónoma, increíble, dando énfasis a la vida real, pero, sólo era una ilusión un numen fraguar en el tiempo y, quedar adherido al amor. Matías recorre de punta a punta el cuchitril, la pocilga donde habita y reside dejando saber que la madera es tan cara como el mismo recuerdo y rústica como mística es la esencia y el amor en Matías. La presencia real de Matías en el albergue autónomo de su propio corazón quedó muerto de espanto cuando la ausencia petrificó la espera y el recuerdo con el corazón. La vida marcada de Matías queda en un mal percance y todo porque Vida Mía no se acostumbra a la ausencia en el corazón tonto de Matías. La espera exasperada de Matías corre en ser como la vida vive sin temor, sin angustia, sin recelos, sin horror, dejando claramente la razón perdida en el mismo recuerdo. Matías como todo héroe del amor llega a ser como todo dolor en el corazón tonto, lerdo, angustiado, incapaz, insolvente cuando deja de amar a ésa mujer, pero, vive en el recuerdo. La ausencia en la vida de Vida Mía quedó atroz, quedó veloz como el tiempo corre en horas perdidas, como cuando se entristece el alma de sosiego, de tempestad, de friolero porvenir y, quedó Vida Mía como la vida más incierta, más provechosa, pero, como el delirio en caer sobre la tempestad fría, álgida y, gélida en la piel. La manera y forma en atraer en el recuerdo de Matías la bondad, el precipicio, el abismo frío como perdida de un mal camino quedó doloroso como el frío en la piel cuando la lluvia empapó a su cuerpo como un recuerdo vivo, adherido y, penetrante en la misma piel de Vida Mía. Sí Vida Mía fue como el color, la ilusión, el latir de un corazón como fue devolver al tiempo un pasaje donde la vida pasó, sucedió, recurrió en un trance incoloro, desastroso, desmoronado y, atroz, sólo se vio Matías recordando a ése amor por un pasado que siempre regresó. El corazón tonto de Matías quedó a la deriva, pero, adherido al vivo recuerdo de ésa sola mujer que quiso con el alma y que nunca jamás en su camino la olvidará. La vida de Matías quedó insolvente, en mal estado, adolorido, compungido y, en un delirio delirante en caer en el precipicio dejando morir a su propia razón perdida pensando sólo en el amor de Vida Mía. La vida de Vida Mía quedó adyacente, unida y, sin bifurcar entre el alma y el corazón tonto de Matías cuando sólo recuerda Vida Mía con mente impoluta, con verdad y, con realidad de un amor que perduró en el tiempo y más en el ocaso con un sol de verano cuando se va por el cedro. Pensando siempre en el norte como brújula queda la vida, el recuerdo y, el dolor de Matías por haber amado a Vida Mía con amor y con odio a la misma vez penetrando hasta el fondo en poder creer que juntos vivirán una eternidad. La virtud y el deseo de querer recordar a Vida Mía quedó en el tiempo, en las horas perdidas y, en el ocaso sin sol con una lluvia en frenesí desatando la furia en el camino y en la verdad trascendental. El comienzo de esa relación entre Matías y Vida Mía fue como a primera vista desatando la magia, el tormento, la tempestad y, el precipicio bajo el mando del recuerdo del amor. La añorada vida quedó para siempre en el mismo recuerdo en que Matías recuerda a Vida Mía como su eterno amor. La casa de madera de Matías elaborada con madera del ébano quedó insolentemente rústica ante los ojos de Vida Mía, pero, Vida Mía abandona a la escena y a ése amor como la penitencia, como pernoctando en la mísera vida que creyó que le ofrecerá Matías. Vida Mía quedó para siempre entre el alma y el corazón tonto de un amor inconcluso, contraprudecente y, con un delirio en frío inestable cuando el alma de Matías quedó sin luz por marcharse Vida Mía. Matías quedó huérfano de amor y en la amarga soledad derribó al corazón tonto queriendo, amando y recordando que el deseo, la lujuria, lo libidinoso quedan en subrepticio dolor y, por ocultar a su amor sólo quedó en recuerdos pasajeros. Y, queda misántropa la vida y taciturna en un ademán tan benévolo como lo era recordar a ése amor llamado Vida Mía en la mente, en el corazón y, en la fuerza por haber amado a ésa mujer. La razón se pierde como se gana en desgana una razón adherida al cuerpo y más al corazón, pero, teniendo a un corazón tonto sólo lleva a Matías por el camino doloroso, friolero, insípido y, desmoronando a la verdad queda en un sólo desafío. La verdad y el corazón quedan unidos como alma y luz, como latido y corazón, como fuerza y voluntad en el alma de Matías por haber amado a una mujer llamada Vida Mía. El corazón tonto de Matías queda lerdo, impaciente, incoloro cuando en el frío se sabe lo que siente la piel y con una tenue luz opaca queda trascendental de un espanto casi inseguro e incierto, pero, verdadero. La vida de Vida Mía llegó a ocupar un claro momento y una claridad trascendental en la vida y en el corazón de Matías. Cuando en el instante se dedicó Matías en redoblar la razón perdida en demostrar recordar a ése amor puro, inocente, ingenuo, motivado, en dar a una sola señal y fue ofrecer su recuerdo. Matías y su recuerdo se debe a que Vida Mía quedó por siempre adherida a la vida, al corazón y, más al alma de Matías cuando sin sospechar que Vida Mía se había marchado ya de su vida dejando una estela, un rastro, un camino y, un destino detrás de Vida Mía. La presencia se perfila de Matías como un alma que lleva paz, amor, tranquilidad, sosiego y en total calma desmorona a la vida. La esencia y la presencia de Matías se debe a que el silencio en su corazón tonto grita a viva voz y sin poder limitarse encierra a su voz y a la garganta de un espanto tan seguro como sufrir por el amor de Vida Mía. La presencia de Matías en la vida de Vida Mía fue y siempre será entregar totalmente el amor hacia la misma inmensidad cuando ocurre el mal percance de abandonar a Matías por una pocilga como residencia, pero, que era tan rústica como la madera del ébano creyendo Vida Mía en que sólo le ofrecería una vida carente, llena de penuria e insolvencias económicas. La vida de Vida Mía se aferró al mal porvenir que quizás y tal vez le ofrecería Matías a Vida Mía, pero, ésta lo abandonó a la suerte. Vida Mía quedó en el delirio delirante de creer que su alma quedó varada en esa residencia como pocilga hecha rústicamente de la madera del ébano. Matías inauguró la presencia y la esencia de creer que su mundo cayó como cae el pecado en un precipicio vacío, intransigente, pero, tan inocuo como el elemento del fuego clandestino en su propia alma que arde, pero, no quema como si el fuego no quema. La vida de Matías quedó adherida a la plenitud, a la esencia, a la presencia y, al tiempo, cuando Vida Mía lo abandonó porque, a pesar, del dolor y del sufrimiento vio una salida del amor en el corazón y dejando una responsabilidad en el pasado. Matías creó un universo entero, un firmamento completo por amar sin carencias, sin desmedida y, sin penurias por querer solventar el amor en el corazón cuando le ofreció corazón y no pobreza. El amor en el corazón de Matías discurre como ocurre un desenfreno, un veneno y, un mortal y letal moribundo siendo Matías como el ocaso y marcharse siempre hacia el norte como brújula que lo persigue y que él sigue como única dirección que lo lleva hacia la inmensidad. Matías se enfrasca en un delirio delirante en caer en profundo sentimiento y en un hondo presentimiento muy real porque el amor de Vida Mía había caído en un total desamor, decepción, mortificación y, como un letal veneno que tomó Matías entre sus venas embriagando con dolor y con sufrir por el amor de Vida Mía. Y, el recuerdo más vivo de Matías era y será siempre el amor de Vida Mía. La vida de Matías se convirtió en un total desenfreno, pero, sin dejar nunca a la pocilga elaborada con madera fina del ébano y nunca dejó tampoco al amor de Vida Mía dejando inerte a su pobre corazón, de pasión, de vehemencia y, de dolor intransigente cuando se atemorizó de un dolor impetuoso en el alma de Matías. La presencia de Vida Mía en la vida de Matías compenetró de una forma a otra al alma, al corazón y, a la fría tempestad en querer el amor en el corazón de Matías. La insistencia de Matías en amar a Vida Mía quedó en un estado patético, psicológico, psicótico y, gótico en el alma sosegada, templada, en paz y, en calma, pero, un día despertó y supo que su alma se la llevó lejos, muy lejos de su cuerpo queriendo derribar a todo mundo de exasperación por amor. La presencia de Vida Mía en la vida de Matías quedó con dolor, con imperioso sufrimiento y, con un hondo pesar porque la vida se fue del tiempo, del ocaso y, más dejando con lluvia a todo dolor en el alma sucumbiendo en un delirio y tan frío como el alma sin luz. Matías reside en un hogar lleno de amor, esperanza, pasión, con un camino intransigente en querer junto al amor salir airoso, pero, aunque lo intentó no pudo más que resentir el amor abandonado en el tiempo. La virtud de Matías quedó por siempre atemorizada de un amor casi impetuoso, casi a la deriva, pensando siempre en el pasado y recordando siempre en el amor de Vida Mía. Matías corre en ser como la desventura y el infortunio de creer que su amor quedó perfecto en un delirio y en un desafío tan frío como el querer amar fuertemente a la mujer de sus sueños petrificando el frío en la misma piel. Matías en el alma quedó soñando que la mujer de sus sueños era y siempre será Vida Mía. Los sueños quedan en el tiempo, en el alma y, en el corazón amando como nunca antes a nadie y queriendo amar en el tiempo. Los sueños se convierten en inmortales, en letales y, en un frío real cuando en la eternidad se aferra al desconcierto tan intransigente como perder el amor en cuestión de un segundo. La vida de Matías quedó adherida, petrificada, mortificada y, espantosa como un dolor inconsecuente cuando el alma sospechó que la vida no cambia ni abandona el amor en el corazón. La vida del tiempo y más en el ocaso dejando al cielo sin sol, con la lluvia atemorizando de un frío venidero y, de un tiempo en que Matías amó imborrablemente a Vida Mía marcando trayecto, trascendencia, camino y, destino. Y, la vida quedó en un desierto friolero, friolento, con álgido levante y, gélidas dunas en un desierto de fraguar en numen inventivo, imaginativo y, punitivo sentenciado a amar por el resto de la vida a Vida Mía. Matías recorre la pocilga por novena vez en el alma y en el suburbio de su corazón amando como nunca a un tiempo y a todo un frío desenlace en querer amar lo que encrudece de tiempo y espacio en el corazón de Matías. La lluvia en derredor no calma ni libera el alma de un cometido en ver al cielo de gris tormenta cuando Vida Mía se fue lejos abandonando al corazón de Matías. La vida de Matías y Vida Mía comenzó con un amor hacia la inmensidad dejando saber que el mundo como comenzó no tiene final. El comienzo de la relación entre Vida Mía y Matías fue sin ausencias, con decencias, con exactitud y, a gran plenitud sus vidas llenas como del paraíso de Adán y Eva. Vida Mía completamente desnuda al amor, al querer, a la comprensión y, a la pasión cuando se torna exasperada la vida, la insistencia y, el deseo de morir por el amor. En verdad que fue un amor como ninguno otro cuando se torna intransigente, inocuo, indeleble como huella trascendental que comienza cuando encrudece una relación vasta, llena, en máximo esplendor, completa y, abierta al amor, pero, un día Vida Mía quedó abandonando a Matías. Ese día fue el mayor dolor entre la relación de Matías y Vida Mía cuando se interpuso la vida y la opulencia haciendo descaro magnificencia y de opulento dolor cuando en el imperio sosegado no calma una exasperación en creer en el amor a toda costa, pero, el instante queda como órbita lunar atrapando el cuerpo hacia un destino que Matías deseó con toda vehemencia amorosa. El amor ardiente, penetrante, pasional que tenía Matías en el alma lo hizo ver al cielo inalcanzable como un ímpetu deseando abrir brecha, pero, el amor le quedó corto, efímero, conciso y, preciso cuando en el alma fue un suburbio declarando que el amor lo era todo, pero, el alma quedó devastada y desmoronada en un sólo camino y ese camino era el desamor y la decepción. Porque cuando en el alma y en esa relación se entreteje la vida y el amor sólo queda una vida por vivir y es la vida de Matías y en ese día automatizó la exasperación, la vida y, la manera de creer que la decepción lo dejó sin pasión y sin emoción en el corazón. La presencia y ausencia autómata de Matías que en aquel día quedó a la deriva, perdido y, arrastrado por la amarga soledad de un amor decepcionando al corazón. Matías sólo quiso amar con el corazón, pero, en el suburbio de ese pedazo de corazón sólo quedó en trizas por amar a una mujer llamada Vida Mía. La esencia y la presencia de Matías sólo quedó sin capricho, sin amor, sin pasión y, sin una huella del amor en su propio corazón amando como nunca a una mujer que quiso entregar el corazón, pero, solo quedó Matías. Y, sin extrañar la vida quedó Matías en un día sin sol, en un ocaso lleno de lluvia como la fría tempestad derribando el alma, el corazón, la pasión y, el deseo en amar a una mujer. Matías en el día y en la algarabía de haber encontrado un amor ahora se halla solo, desolado, adolorido, sin motivación y, muy triste. En el ademán frío de envenenar a sus propias venas con amor, Matías quedó desolado, abandonado, sosegado y, muy indeleble en el alma de Vida Mía. 

Hoy día, el amor de Vida Mía quedó muy penetrante y adherido al corazón de Matías cuando en el tiempo no caducó el amor de Vida Mía. El recuerdo de Matías en el corazón fue como volver y regresar a un pasado, el cual, lo tiene, lo percibe, lo siente como vivo es el amor. La presencia de Matías en el camino sosegado, limpio, impoluto y real sólo quedó maltrecho, abatido, manchado, poluto y, muy inherente a su propio corazón después de haber hallado al verdadero amor. La esencia de Matías quedó insistente, abatida y herida por una decepción sin ser tan clandestina sino ser tan verdadera en el sentir de Matías y en el corazón. La vida de Matías quedó inconsciente y la piel muy adormecida cuando Vida Mía le expresa adiós. Cuando Vida Mía le dijo adiós a Matías quedó sin destino ni camino y solo en soledad quedó abatido, herido, compungido y convidado al alma de Vida Mía. La presencia de Matías quedó insolvente, inestable e insípida con manos sudadas de unos nervios y de un motivo para ver a la lluvia caer como gotas de amor sobre el suelo y fueron las lágrimas que no pudo contener ni asir Matías. Cuando en el suburbio del corazón de Matías entristeció por tanto y por demás con un corazón tonto dejando una estela por donde comenzó la relación entre Matías y Vida Mía. Si la esencia y la presencia de Matías quedó a la deriva, maltrecha y desolada derribando la vida y desmoronando el altercado frío entre su vida y la de Vida Mía. La vida de Vida Mía quedó expresado un adiós, un silencio atroz y, un desenlace frío cuando en el tiempo y en el ocaso se pierde como se gana en la vida. La vida de Matías corre en ser como el alma, como el agua que limpia todo en derredor y alrededor. 

Y, la pocilga como residencia de Matías quedó tan fina como la madera del ébano, rústica y, hermosa como la vida, la esencia y, la perfección y, aunque, Vida Mía nunca pudo saber que el destino brilla, a pesar, que está en plena oscuridad y que la vida quedó como órbita atrapando al sólo cuerpo de Vida Mía con la carencia, con la penuria, con la decepción, pero, con la mayor brevedad posible en querer solventar el alma, el sosiego constante y, la vida en penumbras. Las sombras desiertas y adyacentes vibran en el ocaso cuando Vida Mía se marchó lejos dejando a una estela, a un rastro mortífero y, tan letal como el adiós en silencios. La vida quedó desierta, abatida, desolada y, tristemente adherida al desierto frío, álgido y, con un gélido levante entre dunas desérticas en plena soledad. Vida Mía quedó muerta de un espanto seguro cuando observa que la pocilga de Matías era pobre, llena de carencia y, de una penuria insolvente, pero, rústica como clásica y tan hermosa como los gustos de Matías, pero, Vida Mía no observa ni siente ni percibe ni padece que el amor aflora y llega al corazón, pero, la vida le demuestra que la esencia y la virtud se forja en el mismo camino y en el mismo destino. El corazón tonto de Matías se deleita en saber que el camino es como es. Si la presencia y la ausencia se debate en el mismo instante en que se entristece el alma de Matías por ese único  trascendental adiós y, tan efímero como el corazón tonto en que se entristeció de un sólo amor decepcionando a la vida, al desierto y, al cometa de luz llegando y demostrando la sola oscuridad. La vida insistente y persistente de Vida Mía en dejar expresado ese único adiós en silencio dejando herida, dolorosa y desolada a la vida de Matías. La presencia y la virtud de un tiempo en discordia, en marrar, en altercado friolero dejando caer como sorpresa un sólo desastre en dejar de ver y observar el solo silencio en el alma y Matías en soledad derribando toda decepción quedó malherido y adolorido y sin poder creer en ese adiós. Matías se deleita en la forma de encontrar un sólo recuerdo en que la vida y la herida se junten en una sola cura o sanación, pero, ni aún así se llena totalmente de dicha y de un amor inconcluso de tiempo sin un cruel espacio deliberando en el tormento de caer rendido ante los ojos de Vida Mía. Y el recuerdo selló la forma y la manera de atraer el amor en el mismo corazón roto y tan tonto fue que quiso desnudar el alma, la verdad, y la paz, en un sólo desierto, pero, fue tan efímera su mente y tan corto el recuerdo que quedó sólo pensando e imaginando el cometido en caer de bruces ante la vida y ante la herida más cruel de ese amor y con la decepción y con la premura de ese adiós incondicional que le expresó Vida Mía. Cuando en el tiempo y en el altercado friolero en cada rosa en el jardín de ese rosal clandestino que posee Matías con el vil recuerdo de Vida Mía, quedó sentenciado, herido, y malherido, de tiempo y de un suburbio automatizado en la espera de hallar un sólo recuerdo y fue del amor de Vida Mía, que quedó en el alma de Matías deliberando libremente como ave poder volar lejos en el mismo cielo. Y quedó Matías  automatizado en la espera exasperada de creer en el combate de dar una sola salida en ese corazón triste y tan tonto como lo fue hallar el recuerdo vivo de encontrar el amor en el corazón tonto amando como nunca a pesar del dolor y de la vida y de ese triste adiós. Y, el recuerdo de Matías quedó por siempre en el corazón tonto de Matías cuando en el corazón sólo encuentra solución a ese problema que no caducó ni en la espera inesperada de creer en el amor, pero, la pocilga elaborada con madera fina fue tan rústica como la madera fina cerca de un bosque en donde los árboles son la esencia perfecta de la perfección. Cuando en la posibilidad en quedar con el alma llena de paz y de conmísera mala atracción, por la cual, se torna exasperada y en poder recordar a ese amor sólo automatizó la osadía en poder creer en el suburbio de un sólo corazón. Y, el amor de Vida Mía se enaltece de fríos y de álgidos vientos cuando sólo el aroma del aire le recuerda sólo del perfume de Vida Mía, cuando en el trance de lo imperfecto se fue como ese viento en que sólo el deseo dio como el desafortunado o el infortunio oscuro y mortal de un color casi como el luto. Cuando en el alma se debe a que el deseo y la vida se enaltece de una forma y de una manera real en creer que su recuerdo mata todo el amor de Vida Mía, cuando en el recelo del tormento se debe a que el desafío es inerte o tan frío como la misma piel sin un amor, pero, con un sólo adiós que atormenta como fría tempestad. Y, el recuerdo de Matías percibe el desenlace, el frío y el hambre en querer amar mortificando el alma de una luz semi opaca cuando en el tormento se hirió como el dolor o como el sufrimiento en que el alma se debe de enfríar si en el alma hiere como el mismo mal deseo. Y, Matías con la ausencia de un sólo amor sólo quedó en el mal tiempo y con la desventura de automatizar la espera inesperada de atraer un sólo llamar perfecto a la conciencia y era ese vil recuerdo en amarrar el desenlace de auto-envenenar lo inmortal, letal y mortífero de una sola espera en un lamento penetrante. Porque cuando en el ademán frío de entregar el alma y más el corazón tonto con el recuerdo vago y tan en vano en poder recordar a todo el amor en la misma conciencia de Matías. Y, Matías en la espera exasperada en poder recordar a ese amor como poder destruir de su insistente corazón un suburbio en la espera de creer en el trance perfecto de dar una sola solución en el alma. Y, quedó Matías como lo más directo de un trance o de un sólo percance y tan recto como es derecho sin ser zurdo o ambidextro con la espera de ese recuerdo lo llevó por lo transcendental y por lo más real de una impoluta ansiedad o verdad. Porque cuando en el ocaso sin sol quedó Matías con la lluvia mojando y empapando todo en derredor. Cuando en el trance directo de la verdad Matías se vio autómata en la espera inesperada de dar con la mala suerte de ese triste adiós que le expresó Vida Mía a Matías cuando ésta creyó que le ofrecería más que carencias y penurias en esa pocilga como residencia, pero, tan rústica como la madera fina del ébano. Matías se aferra a su propio corazón tonto por recordar al amor de Vida Mía y poder destrozar, desmoronar, desvanecer, destruir, derribar y, desolar al pobre corazón tonto con el sólo recuerdo de Vida Mía y de un pasado que quedó a la deriva, pero, inerte en el alma de Matías. Vida Mía fue y siempre será como el agua cristalina, como el cielo inalcanzable, como hoja al viento, como rosa sin poder marchitar, como el sol sin lluvia y, como el corazón amando como nunca. La vida de Matías se vio intransigente, abatida, adolorida y, herida y buscando a una salida, a una solución que en la espera inesperada se funde en un altercado friolero, inestable, sosegado y, templado esperando a que el frío penetrara más en la piel, pero, en el instante fraguó un numen inventivo e imaginativo cuando en la espera sosegada esperó por el tiempo y, sólo quiso acabar y terminar con el fin en su corazón tonto. La vida quiso ser como el alma con luz cuando Matías quiso entregar el alma, la vida, el corazón y, más el recuerdo vivo en querer solventar el amor en su propio corazón tonto, pero, hasta que un día se vio intransigente e incoloro cuando no logró derribar ese mal recuerdo de ese triste adiós. La vida de Matías quedó con el corazón tonto, con el alma rota y, el llanto empapado de un sólo adiós que expresó Vida Mía, la cual, era la mujer perfecta, deseada y, amada. Vida Mía quedó a la insistencia, a la manera y, a la suerte de entrever la forma y manera en haber expresado ese doloroso y triste adiós. El tormento de ver al cielo inalcanzable se debate en que la vida y la presencia se torna exasperada como el mismo tormento de ver al cielo en constante serenidad y sin poder ser alcanzable. La vida de Matías irrumpe en el cielo y, más en el corazón tonto del pobre Matías cuando su rumbo y dirección atormenta en el desastre de creer que su fuerza queda en más debilidad y de un corazón tonto como poder ser el insistente deseo de haber amado a una mujer como Vida Mía. Matías corre en ser como la única verdad de un corazón tonto cuando en el alma y la luz se convierten en aliados como cómplices avaros de un amor que no pudo ser. La vida de Matías se aterró, se horrorizó y, se aferró al temor, al desconcierto y, al miedo en quedar en una soledad devastada, desolada y abatida. Vida Mía fue la mujer más pasional, amorosa y, con un sólo amor en el corazón queriendo en un corto lapso de tiempo haber amado a Matías, pero, cuando Matías llevó a Vida Mía a su pocilga fue cuando no pudo más contener a sus lágrimas rodando en su rostro dejando un rastro de dolor cuando Vida Mía le dice adiós a Matías. Matías solamente quiso converger en el tiempo, en la vida y, en el amor con la premura y la penuria de unas lágrimas acérrimas y ubérrimas, pero, tan certeras como el dolor. La presencia de Matías maximiza el dolor en ser un hombre sin amor, sin calor y sin más que la vida desierta. Matías envenena a sus venas con dolor, con sufrimiento, con herida y, con pesar, porque sólo recuerda a Vida Mía con un recuerdo efímero, pero, muy certero cuando en el alma de Matías corre la luz oscura sin poder ver la claridad. Matías comienza a interrumpir el sistema en su propio corazón tonto dejando caer al precipicio un espanto, un sosiego y, un clandestino y subrepticio amor si sólo lo recuerda con ímpetu desde su propio corazón tonto. Matías sólo desea matar a su corazón pobre en el altercado de creer que el mundo como comienza finaliza. La fuerza en el corazón tonto se deleita en forzar y forjar la desventura y el infortunio de creer que el alma devasta el comienzo dejando una estela en el mismo corazón tonto. La presencia de Matías sobre la virtud de un corazón amando sólo quedó desolado, imperioso, con ímpetu, destronando la vida, la esencia y, amando sin poder amar lo que aconteció en el trance directo del mismo corazón. Matías corre como el viento, camina entre olas del mar y, vuela como ave con alas mojadas sintiendo el calor en la piel cuando es adyacente la vida, la manera y, la forma de penetrar con gélido viento en la misma piel que siente el calor. Matías recorre de punta a punta, de esquina a esquina y, del comienzo al final en la pocilga como residencia que lo acoge en su plenitud, en su calor, pero, más en el frío en la piel destronando la esencia y la presencia de ese amor como dolor imperioso e impetuoso en el alma de Matías cuando recuerda al amor de Vida Mía matando a su corazón tonto. La esencia de Matías en el alma de la vida se encrudece de un espanto, de un acometido cuando ocurre lo imperfecto en creer que la vida penetra por lo más débil de los momentos y que es en el corazón tonto. La vida de Matías como ausencia se aferra al frío y al delirio de converger lo que convida y se aterra sin un amor en el corazón tonto. La perfección cambia de un momento a otro sin cosechar un rosal en el jardín de su corazón tonto cuando pierde al verdadero amor sin cambiar preceptos, vida y, amor, sólo queda como en el horizonte lejos del origen. Matías cree en el ocaso y marcharse lejos sin sol, con lluvia y, con la noche fría. Vida Mía fue para Matías el sol, la lluvia, la vida y, el corazón tonto con un sólo desenfreno total porque en el firmamento se aferra y se aterra la oscuridad del universo cuando en el principio de punta a punta, de esquina a esquina recorre por novena vez a la pocilga como residencia rústica elaborada con madera fina del ébano, pero, eso no lo entendió Vida Mía que la pocilga era tan rústica y tan clásica como esa madera fina hallada desde un bosque cercano. La vida de Matías es como el corazón tonto, lerdo, ingenuo y, muy inocente en su forma de hallar el puro amor y lo encontró en el amor y corazón de Vida Mía, pero, no fue lo suficiente y no funcionó en la debida atracción amorosa entre Matías y Vida Mía. El corazón tonto junto y unido al recuerdo de Matías en esa pocilga como casa que caza a la presa en la mira cuando se enamoró de Vida Mía y la enamoró con un corazón tonto, pero, Vida Mía no cae en redención ni en los brazos de Matías. La presencia y la virtud de Matías se aferró al desconcierto, al frío y, a la penumbra en una sombra desértica cuando en el momento destronó todo su sentimiento sólo recordando para matar en su corazón tonto al amor de Vida Mía, pero, en el altercado frío, desnudo, desértico y, en el imperio sosegado de un tiempo en que se aferró al mal recuerdo en recordar al amor de Vida Mía. La presencia se debate entre el calor y el frío en querer amar con el corazón tonto, lerdo, inocente a Vida Mía.

Matías logra ascender en el puesto de trabajo y nunca deja a la pocilga. El desenfreno de su riqueza logra llegar a la cúpula de cualquier ente inteligente que logra con astucia ascender y liberar su economía. Matías obtuvo insolvente economía laboral cuando en el tiempo y en el mundo sólo dejó una forma en liberar la penuria, la carencia, la insolvencia y, la pobreza sin dejar nunca a la pocilga como residencia y rústica como la madera del ébano. Matías logró derribar la pobreza con una riqueza en magnificencia autónoma en creer que su mundo no cambia, no tiene redención ni transmuta ni transfiere lo que con riqueza halló en la vida. La riqueza fue autónoma, pero, ni así olvidó al amor y al adiós de Vida Mía. Matías recorre por novena vez, de punta a punta, de esquina a esquina, de principio a final a la pocilga que sólo amó como al amor de primera vista en Vida Mía. La esencia de Matías creció como luna llena, como huracán en plena tempestad y como espuma del mar al igual que su riqueza, pero, ni así dejó de amar con el corazón tonto e inocente a Vida Mía. Matías recorrió el mundo entero y por novena vez cuando viajó sin temor a encontrar nuevamente al amor, pero, sólo halló a mujeres interesadas en el tiempo y más en el mundo, pero, nunca creyó en el amor de ésas mujeres. Matías y su riqueza quedan en vano y en la mano un sólo deseo, un frío y, un desierto efímero, pero, tan perenne como poder recordar al amor de Vida Mía. Matías regresa a Tierra firme cuando se cansa de vagar por el tiempo recorriendo al mundo con riqueza autónoma y quedó, otra vez, en la pobreza por la magnificencia y el peculio gastado cuando el estipendio no fue suficiente ni insolvente para la gran vida que obtuvo y que quería tener. Vida Mía supo de la riqueza extrema de Matías, pero, ni así Vida Mía quiso volver con Matías. Matías se enteró de la verdad que Vida Mía no lo quiso con riquezas superflúas y Matías entendió que Vida Mía no se había marchado por su pobreza sino por su pocilga. Matías llega nuevamente a su pocilga y la recorre por novena vez de punta a punta, de esquina a esquina y pudo saber una sola cosa que su corazón tonto nunca dejó de amar a Vida Mía. La presencia de Matías se aferra al frío desconcierto en amar indeleblemente al corazón de Vida Mía cuando su corazón tonto no puede olvidar a Vida Mía y con recordar a todo aquel momento con Vida Mía no pudo contener a las lágrimas como lluvia que recorren a su rostro como un ocaso sin sol y con lluvia. Matías sabe una cosa y es que su corazón tonto sabe que la vida no cambia y que desea lo que ofrece porque en el trance directo del corazón tonto de Matías quedó ingenuo e inocente amando sólo a una mujer llamada Vida Mía. Matías quedó adolorido, herido y, con el corazón destrozado buscando una alternativa, un recurso en solventar al amor que posee en su corazón cuando a la verdad quiso derribar al corazón tonto como destrozar la forma de amar. Matías quedó ausente y con una ausencia devastada, deliberada, inerte y como el tiempo en derredor comenzó a recorrer por novena vez a la pocilga o cuchitril donde reside. Y, Matías con su corazón tonto se enfrasca en un delirio delirante, en una psicología desafiante y psicóticamente friamente se atreve a tentar la mente, el corazón tonto y, el alma sin paz y sin luz. La vida de Matías quedó adherida a la fría tempestad cuando tomó en sus manos una estocada de la esquina que recorre por novena vez observando y mirando a esa estocada como solución y salida de un tiempo en que sólo el recuerdo mortifica a Matías cuando amó indeleblemente a Vida Mía. Matías piensa, delibera y, psicológicamente quiere cometer el peor de los crímenes, pero, no, comenzó a recorrer nuevamente a la pocilga de punta a punta y de esquina a esquina y la estocada en la esquina cuando Matías sin ausencias la tomó en su mano. Matías sólo desea el amor de Vida Mía y en su recuerdo está tentar a la vida y al corazón tonto de furia y de vehemencia por el amor de una sola mujer y era el amor de Vida Mía. Matías con estocada en mano y con deseo de cometer algún crimen decide recorrer de punta a punta, de esquina a esquina a la pocilga o cochitril y con estocada en mano. La vida de Matías cree que el amor es para siempre sin importar que la vida muera. Matías siente una gran decepción en su corazón tonto desafiando a la vida, al amor y, más a su propio corazón destruyendo el acometido en caer de bruces hacia el frío destino y al camino lleno de lodo cuando se aferra al frío porvenir de un incierto desatino cuando la vida y el comienzo se torna exasperante, pero, la estocada en mano penetra hasta el fondo de su corazón tonto y muriendo en el acto llega Vida Mía a amar con amor puro, inocente, indeleble a Matías. Vida Mía toma a la estocada y hace una incisión oblicua en su corazón dejando morir a otro corazón tonto cuando Matías recorrió de punta a punta, de esquina a esquina a la pocilga y con estocada en mano hasta que cayó de bruces caídas en el suelo haciendo morir a su corazón tonto. 




FIN  

  • Autor: EMYZAG (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 1 de diciembre de 2023 a las 00:10
  • Categoría: Sin clasificar
  • Lecturas: 6
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