Mientras le vendaba los ojos, el verdugo preparaba su arma como de costumbre. Un trabajo duro para quien se pueda considerar mente estable, pero sencillo para alguien como tal personaje con trastorno. Lo que antes era un hacha o una silla eléctrica, hoy es un simple bolígrafo con el que estampar su firma para declarar tu pena de muerte. A si es la vida de Pedro Abascal, apodado el “estampa firmas”. Hoy a Pedro le finalizaba el contrato que dictaba su trastorno, aun así, continuó con su labor. Estampada su firma en un juicio como otro, todo cambió. Ahora él esperaba sentado en la silla eléctrica.
- Autor: Estimado Sombrío (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 2 de diciembre de 2023 a las 09:39
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 11
- Usuarios favoritos de este poema: Mauro Enrique Lopez Z., alicia perez hernandez
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