LA TALLA

FRANCISCO CARRILLO

Hoy recuerdo aquel dia

que me encargaron tallar,

para una cofradia

una imagen singular

con unos troncos de encina.

 

Me acuerdo como empece

que no lo tenia claro,

hice dibujos a mano

para ver lo que salia

y aun asi, no conseguia,

tener claro lo que hacer.

 

Viendo que no decidia

la manera de empezar,

puse el tronco enfrente mia

y comence a tallar.

 

Empece a quitar los trozos

de la madera podrida,

de momento, cambio el tronco

y empece por una esquina,

fijandome en una foto.

 

Nada de eso me salia

y decidi de seguir,

quitando trozos de leña

y asi, acabo ese dia.

 

Por la noche no dormi

algo no me dejaba,

recuerdo que me llamaban

que tenia que seguir,

asi, que deje la cama

y con la talla segui.

 

Esa noche fue muy larga

pero empece a quitar,

la madera que sobraba

sin parar a descansar.

 

Por cada trozo quitado

notaba mas esa fuerza,

algo habia en la madera

en ese tronco, ocultado.

 

Hubo un momento que vi

como sangre, en la madera,

la limpie y prosegui

quitando la leña muerta.

 

Se paso la noche entera

y amanecio otro dia,

el cansancio no impedia

aun asi, que detuviera,

seguir tallando la encina.

 

Aun no tenia claro

la imagen que iba a hacer,

pero yo, segui tallando

hasta ver anochecer.

 

Ya me dolian las manos

pero no quise parar,

alguien me estaba llamando

no lo podia dejar,

y entonces, llego el milagro.

 

De la madera ya seca

de aquel tronco de encina,

aparecieron las manos

y los hombros, mas arriba,

aparecieron las piernas

y ese cuerpo, fue saliendo.

 

Que equivocado que estaba

por no saber lo que hacer,

me encargaron una talla

pero nunca yo talle,

de pronto te vi la cara

y entendi que alli estabas,

enterrado en la madera

es por eso que llamabas

dentro de mi cabeza.

 

Al otro dia acabo

ese trabajo encargado,

fue JESUS RESUCITADO

el que tanto me llamo,

estaba todo aclarado.

 

Una vez que termine

di color a la madera,

y de frente lo mire

la talla estaba dispuesta.

 

Pero eso no acabo

volvi a oir esa voz,

saliendo de la madera

y en el suelo me quede,

llorando me arrodille

y rece, para que oyera

que nunca lo abandone.

 

Note en mi cabeza una mano

y una voz que me decia,

HIJO¡, ten alegria

SOY JESUS RESUCITADO,

y tu, me has dado las vida

quitando los trozos malos,

de la madera de encina.

 

 

Llevate gratis una Antología Poética ↓

Recibe el ebook en segundos 50 poemas de 50 poetas distintos




Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.