Frente al espejo espurio
despinta el maquillaje del día
la huella en el rosto de quien ha sido,
su belleza social a todas horas.
Desprendido su semblante de luz
el color en falsete, la triste sombra de ojos,
aflora, en su habitación a solas,
sin la máscara impuesta
por el canon oficial de la belleza.
Baja de los tacones
la mujer que camina con los pies desnudos
y la gris aureola de una sirena sola
cuyo canto es aullido,
fatigada de un mundo que la apremia
a exhibirse en los bazares banales
del deseo abrasador.
Frente al espejo opina
ya sin mentir a la rosa influencer
ni a las otras rosas
su estado de avatar,
su leve ausencia de flor al marchitar.
Libre por fin en un mar cordial
desvestimiento de escamas,
hace las paces con quien va dentro
y sueña con volar.
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