Lo inesperado

Jorge L Amarillo

El dolor cayó sobre nosotros inesperadamente
como un rayo veloz en medio de una tormenta,
un supremo silencio nos hirió de pena y de muerte
y ya la ilusión hallo cerrada a su última puerta.
 
 
Ya no hubo un atisbo para mirarnos de frente
más las palabras callaron de una manera discreta,
una soledad que al pasar no quiso ser indiferente
y es quien en su ternura con sus manos nos sujeta.
 
 
Caímos de pronto en el abismo más profundo
dividimos en dos partes a nuestro único mundo
y en nombre del amor sucumbimos tan heridos
 
siempre tratando de no abandonarnos en el ayer
buscando aún ese sueño que se nos trató de esconder
¡Sobre las huellas sigilosas de los días ya vividos!
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