(Soneto melódico)
Si te extraño no culpes mi postura
que, de débil asoma solo un ojo,
pues de lejos te pones tu armadura
ocultando la rosa y, me enojo.
El deseo de verte aviva al rojo,
pero escondes debajo en plata dura
la palabra bendita con hinojo,
esperando se seque en la llanura.
No me culpes, cariño, pues te extraño,
dime, ¿acaso no pasa por tu boca
un susurro que dice: “si te quiero”?
Ya se acaba la noche y este año
y no logro pulir tu letra en roca…
Solo sé que por ti me he vuelto huero.
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