Hospital
Las hojas chocan contra el cristal de la ventana.
La tarde sigue triste y sola en un mar de sabanas blancas y furtivo silencio.
¿Qué día es? ¿Lunes? ¿Martes? ¿Quizás miércoles? ¡No sé!, tan solo sé, que siguen chocando las hojas del otoño en el cristal
de mi ventana... en el dolor de mi corazón.
¡¡No llores mamá!! ¡Que seré fuerte y valiente! ¡Y no lloraré cuando te vayas!
Los ojos prendidos en un instante que se sabe efímero y fugaz como el rocío de la mañana, un instante fugaz en el tiempo, pero duradero en el dolor.
¡¡No lloraré, mamá!! Gritaba con un mar de lágrimas imposible de detener.
Se hacía mayor la distancia entre dolor y dolor.
La tarde está sola... yo estoy sola.
Grises me parecen los rayos tenues de Sol que bañan suavemente el jardín
(Dedicado para aquella niña... ¡Que hoy es mi mujer!)
La tarde sigue triste y sola en un mar de sabanas blancas y furtivo silencio.
¿Qué día es? ¿Lunes? ¿Martes? ¿Quizás miércoles? ¡No sé!, tan solo sé, que siguen chocando las hojas del otoño en el cristal
de mi ventana... en el dolor de mi corazón.
¡¡No llores mamá!! ¡Que seré fuerte y valiente! ¡Y no lloraré cuando te vayas!
Los ojos prendidos en un instante que se sabe efímero y fugaz como el rocío de la mañana, un instante fugaz en el tiempo, pero duradero en el dolor.
¡¡No lloraré, mamá!! Gritaba con un mar de lágrimas imposible de detener.
Se hacía mayor la distancia entre dolor y dolor.
La tarde está sola... yo estoy sola.
Grises me parecen los rayos tenues de Sol que bañan suavemente el jardín
(Dedicado para aquella niña... ¡Que hoy es mi mujer!)
- Autor: Carlos bequer (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 18 de diciembre de 2023 a las 17:29
- Categoría: Familia
- Lecturas: 7
- Usuarios favoritos de este poema: alicia perez hernandez, jvnavarro, Dr. Salvador Santoyo Sánchez
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