Cajita musical

Tengo una melodía dando vueltas en mi cabeza que se repite, pero las notas de tal melodía cambian cada vez. Es molesto, pero a la vez interesante, la forma en que estos sonidos surgen de manera constante para componer una canción que te llega a lo más profundo de tu persona, la forma en la que gira en mi cabeza al igual que el cilindro de una caja musical.

En estos últimos años empecé a notar que el día a día es una melodía infinita, al despertar mirando los árboles moviéndose de un lado a otro siguiendo el ritmo del viento, al caminar siguiendo las notas del suelo, pisando las líneas de la vía pública, o al amar, tomando por sorpresa a mi pareja por la espalda para besar su cuello y hacerla sentir que las mariposas de su estómago cantan “por ti volaré” de Francesco Sartori.

Es curioso ver como una caja musical toca sus melodías, ver piezas de metal acomodadas de manera tan aleatoria desde nuestra perspectiva solo para sentir una melodía imperfectamente perfecta, como la vida misma, ya que no depende de que tan hermosa sea la canción o el ritmo, sino que la persona que escucha esas notas en su corazón sea capaz de escuchar la misma composición en días diferentes, pero cada vez vivirlas de una manera diferente, lo que ayer parecía malo hoy parece bueno y viceversa, seguir girando la manivela para que este cilindro con tantas imperfecciones haga una melodía única y a su manera perfecta.

Es curioso como a veces sentimos que no avanzamos, siendo que el pasar de los días es avanzar, el mundo nunca se detendrá, al igual que la melodía que se repite en mi mente de maneras diferentes.

Al final no importa que tan agobiante sean algunos de tus días, hay que intentar componer la canción más ruidosa posible para que el día de mañana tus amigos y familiares sean tu público, para seguir avanzando de manera imperfecta, para mirar con otros ojos la caja musical que elegiste y sentir sus imperfecciones al hacer vibrar sus púas… pero cada vez mejor.