Reconozco, que debo acudir a la cita previa que tengo con mi soledad
consentida, con la finalidad de tener muy claro, quien soy cuando nadie
me mira.
Se y entiendo, que estás destinada a mi persona, lo se porque me lo
ha dicho el viento del atardecer, y por la pérdida de peso de mi cuerpo
al sentir tu llamada.
No es conveniente, aferrarse al pasado y los tristes recuerdos, hay
que dejar en paz la herida que ya cicatrizó.
Hay que canalizar las fuerzas, para lograr una nueva vida, caminando
con la mirada siempre adelante.
No siento soledad ni tristeza alguna, al saber que las rosas tienen
espinas, pues ellas las proteje de esa gente que quieren apoderarse
de ellas.
Comentarios1
Cartas que jamás se envían---
Un abrazo
Un saludo
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