Estrenando año como un niño que estrena zapatos nuevos y se los prueba tras sacarlos de la caja. Ante la novedad, levanta los pies para mirárselos por uno y otro lado. En un primer momento no quiere que se le ensucien y tal vez le salga alguna ampolla antes de que la horma se le adapte, pero transcurridos unos días se habrá acomodado a ellos y se los pondrá cada mañana sin frotarlos con los dedos cada vez que les vea un manchurrón.
No sabe si le saldrán buenos o malos pero eso ahora mismo le trae sin cuidado, tan solo le preocupa atarse bien los cordones para salir a jugar a la calle. Con ellos correrá, saltará, hará alguna que otra cabriola, pero también es consciente de que con ellos tendrá algún tropiezo. Le llevarán por caminos fríos y por sendan cálidas; atravesará jardines floridos y se los raspará al cruzar veredas otoñales. Tiene claro el trayecto a seguir pero no descarta desviarse para dejar abierta una puerta al estupor.
Con cierta pena mira sus zapatos viejos. Le salieron bastante buenos y con ellos anduvo trechos iridiscentes. Por momentos parecía que las costuras se les iban a soltar pero aguantaron bien hasta el final de una carrera contrarreloj. Quisiera ponérselos por última vez pero se le han quedado pequeños y sobre las plantillas ya no queda espacio para unos pies ensanchados por el tiempo.
- Autor: Joseponce1978 (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 1 de enero de 2024 a las 12:41
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 11
- Usuarios favoritos de este poema: Texi, alicia perez hernandez
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