Nelida

Mercedes Bou Ibáñez



 

A Nelida Moni

Cuando una poeta marcha,
como dijera Cortez;
queda un vacío en el alma,
vacío que ya no llena
quien venga a reemplazarla.


Una poeta fue al cielo
desde allí nos leerá,
su pluma iluminará
nuestras letras en su duelo.
Oigo como suena un chelo,
San Pedro montó una fiesta,
vino la mejor orquesta
a recibir su alma pura,
toda candor y ternura
y al soñar siempre dispuesta.

Supo cantarle al amor,
su pluma no tuvo freno,
hizo de sus letras trueno,
supo llenarlas de ardor.
Pintó un mundo de color,
senderos llenos de rosas,
hizo volar mariposas
que hurgaban el corazón,
supo llenar de pasión
las más simples de las cosas.

Gocé un tiempo su amistad,
siempre fue persona sana,
era luz en la mañana
resplandor y claridad.
No supo de vanidad
ni plumas de medias suelas,
nunca gustó de novelas
que de gentes hablan mal,
fue siempre mujer cabal,
supo bien izar sus velas.

Tu Dios sepa valorar
que eres al cielo un regalo
y te cubra con el halo
de la pura luz solar.
Desde aquí junto a mi mar
al recordar tu pasión
fluye lento un lagrimón
bajando por las mejillas
y hecho mano a mis pastillas,
me duele hasta el corazón.

Mercedes Bou Ibáñez

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