Un Profesor Encantador: Capítulos 17, 18, 19, y 20

Reb Liz


AVISO DE AUSENCIA DE Reb Liz
Como una joven que anhela ser escritora, no me considero una poeta, simplemente soy una chica que plasma en papel sus pensamientos y vive cada palabra que escribe. Busco un lugar fértil donde sembrar semillas de amistad y cosechar la más pura felicidad. En cada línea, deseo transmitir emociones profundas y despertar los corazones de quienes me lean. Uniendo nuestras almas a través de la tinta, crearemos un vínculo eterno. Juntos, crearemos un mundo donde la amistad florezca y la felicidad sea nuestra cosecha. ¡Únete a mí en esta maravillosa aventura literaria!

Capítulo 17: Regreso a casa

 

Narra Brenda

 

Después de ganar el concurso en México, volví a Londres, pero no podía sacar de mi mente lo que había sucedido allí. Sabía que estaba mal enamorarme de mi profesor, pero nunca había sentido algo así antes.

 

Al día siguiente, me levanté temprano como de costumbre y me puse a preparar el desayuno mientras reflexionaba sobre todo lo que había pasado. Los recuerdos de mi viaje a México me invadieron, y no podía quitármelos de la cabeza.

 

A las 6:30 am, mis padres se levantaron y me uní a ellos para desayunar. A pesar de estar en casa, mi mente seguía en México, pensando en Alan y en lo que significaba para mí.

 

- Buenos días, Papá. Buenos días, Mamá - dije sonriendo mientras tomaba mi mochila y me disponía a ir a la escuela.

 

- Buenos días, princesa - dijeron mis padres al unísono.

 

Le di un abrazo a mi papá y me dispuse a salir de casa.

 

- ¿Estás segura de que quieres ir a la escuela, hija? Acabas de llegar de un viaje - dijo mi papá seriamente.

 

Le di un abrazo a mi mamá y le respondí:

 

- Quiero ir, papá

 

- Tu papá tiene razón, cariño. ¿Por qué no te quedas a descansar un día? - me preguntó mi mamá, mirándome a los ojos.

 

- Estoy bien, mamá. Sabes que me gusta ir a la escuela, para mí no es ningún sacrificio - le respondí sonriendo.

 

Les di un beso en las mejillas a los dos y salí de casa. Durante el camino, solo podía pensar en Alan y esperaba encontrármelo en la escuela. Cuando llegué, me encontré con el director y la bibliotecaria abriendo la escuela, y también con Alan, que había llegado al mismo tiempo que yo.

 

- Buenos días, Profesor Freeman - dije, evitando las ganas de besarlo.

 

- Buenos días, Señorita Brown - respondió él con una sonrisa notable.

 

- Buenos días, Señor Kabana. Buenos días, Señora Arriaga - dijimos al mismo tiempo con Alan.

 

- Buenos días, Señorita Brown. Buenos días, Señor Freeman - dijeron el director y la bibliotecaria al unísono.

 

- Felicitaciones, Señorita Brown. Sabíamos que iba a ganar el concurso - dijo la bibliotecaria con entusiasmo.

 

Bajé la mirada y respondí:

 

- No fue nada fácil. Todos eran muy inteligentes - dije sonriendo.

 

Las puertas se abrieron, el director se dirigió a su oficina, la bibliotecaria se dirigió a la biblioteca y Alan se fue a su salón. Yo me quedé un momento ahí, inmóvil, hasta que la señora Arriaga me habló.

 

- ¿No piensa venir a la biblioteca, Señorita Brown? - preguntó la señora Arriaga mientras me miraba.

 

- Mm... voy en un momento, tengo algo que hacer primero - respondí bajando la mirada.

 

- Está bien, la veo en la biblioteca - dijo antes de alejarse.

 

Esperé a que se fuera por completo y luego me dirigí al salón de Alan.

 

- Hola - dijo él con una sonrisa notable.

 

- Hola, mi amor - dije jugando con mi cabello.

 

- Qué lindo que suena eso de tu boca - respondió acercándose a mí.

 

- Me gusta decirlo - dije poniendo mis brazos alrededor de su cuello.

 

- Dilo de nuevo - pidió poniendo sus manos en mi cintura y acercándome a él.

 

- Mi amor - dije con mi boca cerca de la suya.

 

- Qué lindo - respondió antes de besarme.

 

Quería quedarme ahí con él, pero si no iba a la biblioteca podrían sospechar.

 

- Me tengo que ir - dije abrazándolo.

 

- Qué pena - respondió haciendo pucheros.

 

Después sacó una tarjeta de presentación del bolsillo de su saco y me la entregó en la mano, demorando en soltarme mientras acariciaba mi piel. Sentí una corriente eléctrica en todo mi cuerpo.

 

-  Te veo en mi departamento - dijo mirándome a los ojos.

 

- Sí, te veo ahí - respondí antes de besarlo y salir corriendo.

 

Pasé un rato en la biblioteca y luego asistí a mis clases, hasta que llegó la hora de mi materia favorita: Literatura, con mi profesor preferido.

 

Cuando llegué al salón, encontré una rosa en mi pupitre junto a una nota que decía:

 

"Te amo, mi novia amada. Te espero después de la escuela en mi departamento".

 

Terminaron las clases y me dirigí al Café y Amor, donde me encontré con Ian.

 

- Brenda, qué alegría verte - dijo abrazándome.

 

- Gracias, te extrañé mucho - respondí abrazándolo también.

 

- ¿Te traigo lo mismo de siempre?- preguntó.

 

- Me conoces muy bien - dije sonriendo.

 

- Enseguida traigo tu orden - dijo antes de irse.

 

Regresó con mi helado y se sentó junto a mí. Comenzamos a charlar y, cuando terminé, me despedí.

 

- Nos vemos mañana, Ian - dije abrazándolo.

 

- Nos vemos mañana, Brenda - respondió sonriendo.

 

Luego, me dirigí a casa de Alan, tuve que subir las escaleras porque el ascensor no funcionaba.

 

Cuando llegué a su departamento, él no tardó en abrirme la puerta.

 

- Viniste - dijo con entusiasmo.

 

- ¿Creíste que no iba a venir? - pregunté jugando con mi cabello.

 

Él se corrió de la puerta para que pudiera entrar.

 

Y cuando lo hice, nos besamos apasionadamente, como si no hubiera un mañana.

 

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Capítulo 18: El peor día

 

Narra Brenda

 

Había pasado una semana sin que me diera cuenta. Todo parecía ir a la perfección: estaba en mi último año de preparatoria, tenía las mejores calificaciones y un novio que amaba y que me amaba. Sin embargo, nunca imaginé que descubriría algo que haría que mi mundo se viniera abajo en un abrir y cerrar de ojos.

 

Todo comenzó un lunes. Como siempre, me levanté a las 6 am, arreglé mi cama, limpié mi habitación, me duché y preparé el desayuno. Mis padres se levantaron a las 6:30 am, justo cuando yo terminaba de desayunar. Me despedí de ellos y me fui a la escuela.

 

Como de costumbre, me encontré con el director, la bibliotecaria y el señor Freeman, también conocido como Alan, mi novio. Nos saludamos y, cuando la escuela abrió sus puertas, me dirigí al salón de Alan y luego a la biblioteca.

 

Las clases transcurrieron normalmente hasta que llegó la hora de Literatura. Como siempre, Alan dejaba una rosa en mi escritorio con una nota que decía: "Hoy también te amo".

 

Después de la clase, me dirigí a mi curso de primeros auxilios. Cuando terminó, fui al café & amor, hablé un rato con mi amigo Ian y luego me dirigí al departamento de Alan.

 

Ese lugar era nuestro refugio, siempre nos encontrábamos ahí. Pero ese día, mientras estábamos viendo una película, me di cuenta de que había olvidado las llaves de mi casa y tuve que ir a buscarlas a la universidad donde trabajaban mis padres y estudiaba mi hermana.

 

Mi padre es profesor de Matemáticas, mi madre es profesora de Química y mi hermana estudia Periodismo.

 

Todo comenzó como un día excelente. Estaba con Alan, acostada en su regazo mientras veíamos una película. Acariciaba su mano mientras él acariciaba mi cabello. Pero ese día se convertiría en el peor de mi vida.

 

- Me gusta esta película - dije, acariciando su mano.

 

- A mí me gustas tú - respondió, besándome la mejilla.

 

- ¿Te gusto mucho? - pregunté, mirándolo a los ojos y jugueteando con mi cabello.

 

- Me encantas - dijo antes de besarme en los labios.

 

Me levanté y me senté en sus piernas. Estábamos besándonos cuando mi teléfono interrumpió el momento.

 

- Me están llamando - dije, aún besándolo.

 

- No contestes - respondió, continuando el beso.

 

- ¿Y si es importante? - pregunté, sin dejar de besarlo.

 

- Está bien, contesta - dijo, desanimado.

 

- Solo será un momento - le aseguré, le di un último beso y contesté el teléfono.

 

- Hola - dije, tratando de mantener la compostura mientras Alan besaba mi cuello.

 

- Hola, hermanita, ¿Estás ocupada?

 

- Estoy en el parque leyendo. ¿Por qué? ¿Qué necesitas? - respondí, evitando que se notara el placer que sentía mientras Alan seguía besándome el cuello.

 

- Ay, hermanita, me olvidé una carpeta que tenía que presentar en la última hora de clases y no puedo retirarme de la universidad sin entregarla... ¿Podrías traérmela, por favor? No te pediría esto si no fuera importante.

 

- Está bien - respondí, buscando las llaves en mi mochila sin éxito. "No puede ser, me olvidé las llaves de casa."

 

- ¿Tú te olvidaste? - dijo Ingrid, sorprendida. - Tú, la señorita que nunca se olvida de nada - se burló.

 

- Siempre hay una primera vez para todo - dije, algo molesta. - Y sin llaves no puedo ir a casa.

 

- Ven a la universidad y te doy las llaves. Después vas a buscar mi carpeta.

 

- Está bien... voy para allá - respondí, desanimada.

 

- Gracias, hermanita - dijo antes de colgar.

 

- Me tengo que ir - le dije a Alan, abrazándolo.

 

- Sí... ya escuché. No quiero que te vayas - respondió, rodeándome con sus fuertes brazos.

 

- Yo tampoco quiero irme... pero tengo que hacerlo - dije. Nos dimos un último beso y caminamos hasta la puerta

 

- Te amo - dijimos al unísono. Me alejé caminando hacia atrás, lanzándole besos voladores hasta perderlo de vista.

 

Luego, me dirigí a la universidad y me encontré con Ingrid.

 

- Aquí estoy - dije, desanimada.

 

- ¿Por qué tan desanimada? - preguntó, entregándome las llaves. - Pensé que te gustaba la universidad.

 

Tomé las llaves:

 

- Ya traigo tu carpeta - dije y me fui.

 

Fui a mi casa, agarré la carpeta y volví a la universidad.

 

- Aquí tienes tu carpeta - dije, entregándosela.

 

- Gracias - respondió, tomando la carpeta.

 

- De nada... Ahora me voy a casa a descansar - dije, la abracé y me fui.

 

Caminaba por la universidad cuando vi la oficina de mi papá. La puerta estaba entreabierta y, como hacía tiempo que no le sorprendía en su trabajo, decidí entrar. Pero la sorpresa me la llevé yo.

 

- Sorpre..., - balbuceé, quedándome sin palabras al ver a mi padre en un comprometedor beso con una estudiante.

 

- Brenda - dijo mi padre, apenado. - ¿Qué haces aquí?

 

- ¿Eso es todo lo que tienes que decir? ¿Preguntarme qué hago aquí? -, dije con lágrimas en los ojos.

 

- Déjame explicarte - dijo mi padre, nervioso.

 

La chica se retiró y quedé a solas con mi padre en su oficina. Discutimos fuertemente y salí de allí corriendo y llorando. Mi padre intentó alcanzarme, pero no lo logró.

 

Cuando llegué a mi auto, solo podía pensar en Alan. Solo quería estar con él. Fui a su departamento y no tardó en abrirme la puerta.

 

- Brenda, ¿qué haces aquí? Pensé que estarías en casa. ¿Te pasa algo? - dijo, preocupado al verme llorando.

 

- Me enteré de algo que arruinará mi familia - dije entre lágrimas. - ¿Puedo quedarme aquí?

 

Dudó un poco antes de responder, pero yo hablé antes de que pudiera hacerlo.

 

- Tienes razón... no debería estar aquí - dije, secando mis lágrimas. - Me voy - Estaba a punto de irme cuando Alan me tomó la mano.

 

- No te vayas, Brenda - dijo, acercándome a él

 

Alan me envolvió en sus brazos. En su abrazo, me sentía tan protegida y segura que todas mis preocupaciones parecían desvanecerse.

 

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Capítulo 19: Decepción

 

Narra Brenda

 

Alan me rodeó con sus brazos, y me sentí tan segura con él que no quería que me soltara.

 

- Me dirás, ¿qué te pasa? - dijo sin dejar de abrazarme.

 

- Tengo problemas en casa - dije casi con lágrimas en los ojos.

 

- ¿Qué tipo de problemas? ¿Qué es lo que te tiene tan angustiada? - dijo acariciando mi cabello.

 

- Bueno... - dije tartamudeando nerviosa.

 

- Cuéntame - dijo, tomándome de las manos y tranquilizándome.

 

- Vi a mi padre en su oficina con una estudiante - dije llorando - temo que esto ocasione que mis padres se divorcien.

 

- Te entiendo el dolor que estás pasando... mis padres se divorciaron cuando era niño, pero ahora están juntos de nuevo - dijo.

 

- Pero si se divorcian... mi padre nos abandonará, mi madre no sabe lo que yo vi y no sé cómo actuar ¿entiendes?

 

- Hey, no te preocupes, no es para tanto - dijo sin importancia.

 

Me separé de él bruscamente.

 

- ¿No es para tanto? ¿De qué hablas, Alan?

 

- Bueno, tienes que entender que esos son sus problemas. Esto no es tu culpa, Brenda.

 

- Eso lo sé, pero me siento responsable.

 

- Ya va, no te preocupes más. Estos son problemas de adultos que no entenderías. Algún día te darás cuenta de que no es tu culpa.

 

En ese momento, reaccioné y dije:

 

- ¿Cómo puedes decir eso? ¡Es mi familia! ¡No puedo simplemente ignorar lo que vi y esperar que todo se arregle solo!

 

No pasó mucho tiempo hasta que me di cuenta de que Alan me había llamado inmadura. Sus palabras resonaron en mi cabeza, haciéndome sentir incómoda y molesta.

 

- ¿Mm, me estás diciendo inmadura? - dije, molesta.

 

- No, yo no dije eso, pero con esa reacción es lo que estás demostrando - dijo Alan.

 

- Ok, Ok, tienes razón. Fue un error contarte mis problemas. Y sabes algo, quizás ahora deberías estar viendo películas con alguien más maduro - dije, enojada.

 

- Brenda, no hagamos de esto una discusión, ¿sí?

 

- Tienes razón - dije - No quiero pelear, así que mejor me voy. Nos vemos en la escuela, profesor.

 

Cada vez que me enojaba con él, le recalcaba la palabra "profesor".

 

- ¿Te vas? - dijo Alan.

 

- Ya me estoy yendo - tomé mi bolso y salí.

 

Cuando salí, no tardé en darme cuenta de que había cometido un error. Me había peleado con Alan por haberme llamado inmadura. Creo que había hecho un lío de algo pequeño. Quería arreglar las cosas, así que regresé al departamento de Alan. Pero cuando estaba por tocar, me llamó mi mamá.

 

- ¿Mamá? - dije, hablando por teléfono.

 

- Hija, ¿dónde estás? Ya es tarde - dijo preocupada.

 

- Ya estoy yendo para la casa.

 

- ¿Estás bien? - dijo preocupada - Te escucho rara.

 

- Estoy bien... ya voy para allá - dije y corté.

 

Me quedé mirando la puerta de Alan un momento, y luego me di la media vuelta y me fui del edificio. Llegué a mi casa y mis padres estaban esperándome.

 

- Hola, mamá, hola papá - dije, bajando la mirada.

 

Mi madre se levantó rápidamente del sillón, preocupada.

 

- Hija, ¿dónde estabas? - preguntó - Nunca llegas tan tarde.

 

- Estoy bien, mamá... solo estaba leyendo en el parque y me distraje - dije, evitando sus preguntas.

 

- Siento que te pasa algo... y parece que estuviste llorando - dijo, mirándome a los ojos.

 

- Estoy bien... no te preocupes, sabes que siempre me pongo sensible cuando leo - dije, evadiendo sus preguntas.

 

- Está bien - dijo, no muy convencida de mi respuesta - Te traeré tu cena.

 

Mi mamá salió y me quedé a solas con mi papá. Estaba molesta, pero acepté platicar con él. Me explicó que la estudiante solía acosarlo, que acosa a todos los maestros para tener buenas calificaciones, que mamá no sabía nada aún y me pidió tiempo para decírselo él. Sus palabras me confundían aún más.

 

Mi papá me abrazó y luego llegó mi mamá. Me quedé pensando en lo que dijo Alan: quizás sí estaba reaccionando como una niña inmadura. Y si mi padre decía la verdad y esa chica solo lo acosaba, él era quien debería decirle a mi mamá, no yo. Cené y me fui a dormir.

 

Al día siguiente, tenía que ir temprano a la escuela como de costumbre. Me desperté más temprano de lo usual, me bañé, busqué qué ponerme, terminé de cambiarme, tendí mi cama, limpié mi pieza y bajé para hacer el desayuno. Me fui a las 6:30 am como de costumbre.

 

Cuando salí a mi auto, me encontré con Ian que iba camino a la universidad, pero iba caminando.

 

- Hola Ian, ¿qué haces caminando? ¿Y tu auto? - dije besando su mejilla.

 

- Mi auto está en el taller... hoy me toca caminar - dijo sonriendo.

 

- Sube, te llevo - dije abriendo la puerta del copiloto.

 

Los dos subimos y nos fuimos.

 

- ¿Qué tal te va en la escuela? - preguntó Ian.

 

- Bien... tengo que ir por una solicitud de transferencia - dije.

 

- ¿Por qué? ¿A qué te cambiarás? - preguntó Ian.

 

- Dejaré Literatura y me cambiaré a Diseño Gráfico - dije sin titubeos.

 

- Mujer, estás loca, tú amas la Literatura... ¿Por qué? - preguntó Ian.

 

- Bueno, por cosas que algún día tendré el valor de explicar - dije.

 

- Está comprobado, no entiendo a las mujeres... te veo a la salida, Brenda - dijo Ian antes de bajarse del auto.

 

Una vez que conseguí la solicitud de transferencia de clases, tenía que enfrentar a Alan para pedirle que la firmara.

 

Entré al salón donde él se encontraba.

 

- Señor Freeman, disculpe la interrupción, ¿puedo hablar con usted un momento, por favor? - pregunté.

 

- Claro, pase, señorita - dijo Alan con una mirada extraña.

 

- Solo quiero que firme esto, es una solicitud para que me pueda cambiar de clase - dije entregándole la hoja.

 

Alan tomó mi mano disimuladamente.

 

- Tal vez no quiera que te cambies de clase - murmuró.

 

- Lo siento, pero ya es una decisión tomada - dije determinante.

 

A pesar de que había tomado la decisión de cambiar de Literatura a Diseño Gráfico, en el fondo de mi ser, sabía que no era lo que realmente quería. Me gustaba la literatura y tenía un gran interés en seguir estudiándola, pero las circunstancias me habían llevado a tomar esa difícil decisión. A pesar de todo, estaba decidida a seguir adelante con el cambio, aunque en mi corazón sabía que no era lo que realmente deseaba.

 

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Capítulo 20: Nueva amiga, vieja enemiga

 

Narra Brenda

 

Alan tomó mi mano, pero rápidamente la solté. No quería que sus gestos confundieran mi decisión. Me miró fijamente, como tratando de descifrar mis pensamientos.

 

- ¿Estás segura de que esto es lo que quieres? - preguntó, tratando de entenderme.

 

- Sí, ya he tomado mi decisión - respondí, evadiendo su mirada.

 

Intentó disculparse por la discusión que habíamos tenido, pero sabía que no era solo por eso que quería cambiarme de clase.

 

- No es solo por eso... - dije, tratando de explicarme.

 

- No creo que seas una inmadura - dijo, interrumpiéndome.

 

- Tal vez tengas razón... quizás estoy actuando de forma inmadura - confesé, mirándolo a los ojos.

 

Alan se quedó en silencio, intentando descifrar mi mirada.

 

- Para empezar, sabemos que nuestra relación es prohibida y aun así nos amamos... pero tengo que ser realista. Si se enteran de lo nuestro, podemos tener problemas, tú más que yo. Y eso es lo que haría una persona madura - dije, determinante.

 

Finalmente, Alan accedió a firmar la solicitud de transferencia de clases. Tomé la hoja de papel, agradecida.

 

- Gracias - dije, tomando la solicitud. En ese momento, nuestras manos se rozaron y sentí un escalofrío recorrer mi cuerpo. Sabía que tenía que alejarme de él, pero mi corazón no quería soltarlo.

 

¡Claro! Aquí te dejo una opción de cómo podrías mejorar el diálogo y la narración de cada párrafo:

 

Después de salir del salón, me sentía un poco confundido. Me dirigí hacia el salón de Diseño Gráfico y, al entrar, noté que algunos de mis nuevos compañeros me observaban. Vi a todos los que serían mis nuevos compañeros, y ahí estaba Melody. La odiosa Melody. Habíamos sido compañeras desde el jardín de niños y siempre había tenido problemas con ella. En realidad, ella tenía problemas conmigo y no sabía por qué. Me molestaba desde que tengo memoria. Lo que más me irritaba de Melody era que siempre se creía mejor que los demás. Un día, cuando éramos pequeñas, intentó humillarme, pero no lo permití. La denuncié ante el director, los profesores, mis padres... y desde entonces, me odiaba aún más. Aun así, intenté que eso no me afectara y me dirigí a la maestra.

 

- Disculpe, pedí que me cambiaran a esta clase - dije tímidamente.

 

Ella me miró con cortesía, pero hizo una mueca.

 

- Está bien, siéntese en esa banca... - señaló la banca.

 

Cuando me di cuenta, la banca vacía estaba en medio de Melody y una chica que no conocía.

 

- ¿Puedo mover mi banca de ahí? - pregunté, tratando de evitar a Melody.

 

- No, señorita. Por favor, ocupe ese lugar que ya vamos a comenzar con la clase - respondió la maestra.

 

- Qué pena, parece que no querías sentarte aquí - dijo Melody con prepotencia.

 

Melody no perdía la oportunidad para molestarme.

 

- Veo que sigues siendo una perdedora, y ahora quieres imitar lo que yo hago - dijo con altivez.

 

Giré y la vi con una mirada fulminante.

 

- Mira, yo no sabía que estabas aquí... para mí eres tan insignificante - le dije para ofenderla.

 

- Y se puede saber ¿por qué la chica genio de la escuela vino a esta clase? Creí que querías ser escritora - dijo con sarcasmo.

 

- Eso a ti no te incumbe - dije intentando calmar el enojo que me provocaba.

 

- ¿Acaso la chica genio tuvo problemas en su antigua clase? - preguntó sarcásticamente.

 

- Déjala en paz, Melody - dijo la otra chica que estaba a mi lado.

 

- Y tú, ¿qué te metes? - dijo Melody mirándola con odio.

 

Se pusieron a discutir hasta que la maestra interrumpió.

 

- Ok, clase, hoy haremos el diseño para un cartel publicitario para una película. Quiero que elijan una película que hayan visto y que diseñen cómo sería el cartel para esa película - dijo la profesora.

 

Estaba intentando concentrarme, pero no podía. La verdad es que extrañaba demasiado la Literatura. Estaba sumergida en mis pensamientos hasta que la chica que estaba a mi lado me habló.

 

- Hey, ¿Estás bien? - preguntó Anabela con una voz suave.

 

- Sí, estoy bien - respondí en un susurro.

 

- ¿Estás segura? Te veo un poco cabizbaja - dijo Anabela con preocupación.

 

- Sí, la verdad es que extraño mucho la Literatura, eso es todo - respondí bajando la mirada.

 

- Me imaginé. Toda la escuela habla de ti, todos saben que la Literatura es tu materia favorita. ¿Por qué te cambiaste? - preguntó curiosa.

 

- No lo sé, quise intentar algo nuevo - respondí tratando de evitar más preguntas.

 

- No te preocupes por Melody, ella nos molesta a todos - dijo Anabela tratando de calmarme.

 

- No te preocupes, ya estoy acostumbrada a sus desplantes - dije tratando de restarle importancia.

 

- Por cierto, soy Anabela, mucho gusto - dijo extendiendo su mano.

 

- Soy Brenda – dije tomando su mano – mucho gusto

 

Estaba trabajando en el proyecto que la profesora nos había asignado, pero no podía concentrarme debido a los comentarios negativos de Melody.

 

- Se ve horrible eso, ¿sabes? - dijo Melody.

 

- Nadie te pidió tu opinión, ¿sabes? - le respondí tratando de ignorarla.

 

- Acéptalo, no sirves para esto - insistió en molestarme.

 

- Melody, Brenda, guarden silencio por favor - intervino la maestra.

 

- Maestra, usted bien sabe que siempre he sido buena alumna en esta materia... es ella quien vino a poner el desorden - dijo Melody tratando de victimizarse.

 

- Me quedé callada mientras Melody seguía haciendo sus burlas, traté de ignorarla y seguí trabajando en mi proyecto.

 

De repente, Melody se paró a propósito y oprimió todas las teclas de mi computadora, borrando todo mi trabajo.

 

- ¿Pero qué mierda hiciste? - le grité a Melody.

 

- Yo no hice nada, ¿de qué hablas? - contestó ella con cinismo.

 

 Estaba a punto de tirarle mi mochila por la cara, estaba llena de libros, así que sé que era pesada, pero noté que alguien tomaba bruscamente de mi mano. Giré y era la maestra.

 

- Señorita Brenda, salga inmediatamente de mi clase. ¿Qué estaba haciendo? - gritó la maestra, con un tono de voz elevado y autoritario.

 

- Maestra, yo... – intenté justificarme, pero fui interrumpida por Anabela.

 

- Maestra, fue Melody la que empezó todo... ella la está molestando desde que Brenda llegó al aula - intervino Anabela, tratando de defenderme.

 

- No es cierto... ella miente – dijo Melody con cinismo, tratando de desviar la atención.

 

- No seas cínica Melody... aquí todos sabemos cómo eres – dijo Anabela mirando a Melody, mientras los demás compañeros asentían con la cabeza.

 

- La Señorita Melody recibirá un reporte de castigo... pero la Señorita Brenda debe salir de mi clase – dijo la maestra, tomando una decisión.

 

Tomé mis cosas y salí indignada del salón. Esperé afuera del aula y, unos minutos después, la maestra salió.

  • Autor: Reb Liz (Offline Offline)
  • Publicado: 4 de enero de 2024 a las 10:13
  • Comentario del autor sobre el poema: Queridos lectores Es un honor compartir con ustedes esta historia que ha nacido desde lo más profundo de mi corazón. Cada palabra, cada personaje y cada emoción plasmada en estas páginas ha sido creada con amor y dedicación. Espero que al sumergirse en estas letras encuentren momentos de alegría, inspiración y conexión. Mi mayor deseo es que esta historia toque sus corazones y les brinde un escape a un mundo lleno de emociones y posibilidades. Agradezco de todo corazón su apoyo y compañía en este viaje literario. Sin ustedes, mis queridos lectores, estas palabras no tendrían sentido. Espero que disfruten de esta aventura tanto como yo disfruté escribiéndola. Con gratitud.
  • Categoría: Amor
  • Lecturas: 4
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