Un Profesor Encantador: Capítulos 25, 26, 27, y 28

Reb Liz


AVISO DE AUSENCIA DE Reb Liz
Como una joven que anhela ser escritora, no me considero una poeta, simplemente soy una chica que plasma en papel sus pensamientos y vive cada palabra que escribe. Busco un lugar fértil donde sembrar semillas de amistad y cosechar la más pura felicidad. En cada línea, deseo transmitir emociones profundas y despertar los corazones de quienes me lean. Uniendo nuestras almas a través de la tinta, crearemos un vínculo eterno. Juntos, crearemos un mundo donde la amistad florezca y la felicidad sea nuestra cosecha. ¡Únete a mí en esta maravillosa aventura literaria!

Capítulo 25: Debo alejarme de él

 

Narra Brenda

 

Confundida y enojada, no sabía qué hacer. Fui a un parque y me senté debajo de un árbol con ganas de llorar. Fue entonces cuando Anabela, mi nueva amiga o mejor dicho mi primera amiga, me encontró.

 

- ¿Te pasa algo? - preguntó preocupada.

 

- No me pasa nada - respondí cortante.

 

- Como que no, si estás llorando - dijo sentándose junto a mí.

 

- ¿Alguna vez te ha pasado que tienes un secreto que te hace feliz, pero que alguien empieza a sospechar y puede arruinar tu vida y la vida de alguien que quieres mucho si se enteran? - pregunté, tratando de explicarle mi situación.

 

- No, la verdad no - respondió abrazándome - Bueno, tampoco es que me haya enamorado de mi profesor.

 

- ¿Qué? - dije sorprendida.

 

- Lo sé desde que te cambiaste de clase... y se te nota el brillo en tus ojos cada vez que lo miras - dijo tomando mi mano.

 

- No... yo... como... - comencé a tartamudear sin llegar a ningún lado.

 

- Tranquila, no te preocupes. No voy a decir nada - dijo Anabela abrazándome.

 

- Bueno, se ve que tienes razón. Mis sentimientos son muy obvios porque Melody me lo acaba de insinuar - dije llorando.

 

- Tranquila, tranquila... No pasa nada si solo lo insinúa. No le van a creer si no tiene pruebas - trató de consolarme Anabela.

 

Al otro día, en la escuela, estaba en el receso hablando con Anabela cuando vi que Freeman venía caminando hacia nosotras. Él me vio y yo lo vi... nos vimos. Pero él notó que yo estaba con Anabela y se quería alejar.

 

- Ve con él, nos vemos después - dijo Anabela con una gran sonrisa.

 

Caminé un poco más rápido hacia donde estaba Alan.

 

- Qué gran sonrisa tienes - dijo él al verme.

 

- Así estoy cuando te veo. ¿Entramos al salón? - respondí, tratando de disimular mi nerviosismo.

 

Alan rozó mi mano con un poco de discreción.

 

En el salón

 

- Extraño tus besos - dijo él.

 

- Pero aquí no - le recordé.

 

- Ya lo sé, es solo que no sabes cuánto deseo tenerte en mis brazos - insistió él.

 

- ¿Mucho, mucho? - bromeé.

 

- Mucho, mucho, mucho. Te amo, novia mía - dijo Alan con una sonrisa.

 

- Estamos obsesionados con esto de llamarnos novios, ¿verdad? - reí.

 

- Es difícil superar algo así teniendo a alguien como tú - respondió él.

 

Quería besarlo ahí mismo, pero me detuve.

 

- Te besaría aquí mismo - dije sonriendo.

 

- Eso me encantaría

 

- Bueno, profesor, lo dejo para que reciba su clase

 

- Buen día, alumna

 

Salí del salón y fui a mis clases. Después de varias horas, la clase optativa se alargó y busqué a Anabela, pero ya había salido.

 

- La alumna preferida del profesor de Literatura ya se va, ¿no te acompañan, Brenda? - dijo Melody con una sonrisa maliciosa.

 

Decidí ignorarla y seguir caminando.

 

- ¿No me escuchaste? ¿Acaso el señor Freeman no te acompañará? - insistió.

 

Me quedé muda, pero decidí regresar y enfrentarla para evitar que siguiera armando escándalo.

 

- ¿Qué es lo que te pasa? ¿Por qué no me dejas en paz? - dije enojada.

 

- ¿Cuál es el problema? Yo solo te hice una pregunta - respondió ella.

 

- Pues no entiendo a qué te refieres. Si tanto quieres saber del profesor, ve y pregúntaselo tú - repliqué.

 

- Pero yo sé que no voy a obtener una mejor respuesta como la que voy a obtener si tú se lo preguntas - dijo Melody con voz elevada.

 

- ¿Qué estás insinuando? - pregunté.

 

- ¡Por favor, Brenda! Deja de hacerte la víctima, deja de ser hipócrita, deja de mentir - dijo ella, cada vez más alterada.

 

- Insisto, no sé de qué hablas - traté de mantener la calma.

 

- A ver si esto refresca tu memoria - dijo Melody sacando su celular y poniendo una grabación donde Alan y yo estábamos hablando.

 

- Extraño tus besos

 

- Pero aquí no

 

- Ya lo sé, es solo que no sabes cuánto deseo tenerte en mis brazos

 

- ¿Mucho, mucho?

 

- Mucho, mucho, mucho. Te amo, novia mía

 

- Estamos obsesionados con esto de llamarnos novios, ¿verdad?

 

- Es difícil superar algo así teniendo a alguien como tú

 

Terminó la grabación y Melody puso una cara de triunfo. Me sentí atrapada, no sabía cómo negarlo.

 

- ¿Y... vas a seguir negándolo? - dijo Melody con sarcasmo.

 

- ¿Qué es lo que quieres? - acepté mi derrota.

 

- No mucho, de hecho... - dijo ella.

 

- Entonces... ¿Qué es lo que quieres que haga? - pregunté.

 

- Primero quiero preguntarte... ¿Cómo es que alguien como tú logró conquistar ese bombón? - dijo Melody con un tono odioso.

 

- ¿Por qué? ¿Estás celosa porque me eligió a mí y no a ti? - respondí con seguridad.

 

- La verdad, sí... Tú eres tan insignificante - dijo Melody con desprecio.

 

- ¿Qué quieres a cambio de que cierres la boca? - pregunté.

 

- Aléjate de él... aléjate de Alan - exigió Melody.

 

- ¿Y tú qué ganas con eso? - cuestioné.

 

- Bueno, de hecho, no gano mucho, más que hacerte sufrir y eso me divierte - dijo Melody con una sonrisa de bruja - Además, evitaría que él arruine su vida con una insignificante como tú

 

- Eres una perra - dije sin temor.

 

- Hey, no he terminado. No me ofendas, la que gana eres tú - dijo Melody.

 

- ¿De qué hablas? - pregunté confundida.

 

- Bueno, si tú dejas de estar con él, yo borraré esta bonita conversación. Además, ni a ti ni a él les conviene que esto se sepa. Esto es peligroso para los dos. Pero eso ya lo sabes, así que ¿lo harás o no? - propuso Melody.

 

—Está bien, me alejaré de él —dije con un suspiro— Pero tienes que prometerme que cumplirás con tu palabra y que nadie más lo sabrá.

 

—Sabía que aceptarías —respondió Melody con una sonrisa triunfante—No te preocupes por nada más, yo me encargo.

 

No pude evitar sentirme humillada y traicionada. Melody había grabado una conversación privada entre Alan y yo, y ahora me estaba chantajeando para alejarme de él. No sabía qué más podía hacer, así que acepté su oferta.

 

—Te odio —dije con rabia antes de salir.

 

Corrí hasta el estacionamiento donde estaba mi auto, con la mente en blanco y el corazón roto. No sabía qué hacer, amaba a Alan con todo mi ser, pero no iba a permitir que Melody nos dañara. No iba a permitir que ella dañara a Alan. Me sentía confundida, enojada y triste, todo al mismo tiempo.

 

No podía ir a ningún lugar en el estado en que me encontraba. Esperé a que Melody se fuera y me quedé sentada en un lugar oscuro del estacionamiento, tratando de tranquilizarme. Pero estaba al borde de la histeria, y finalmente, no pude evitarlo y comencé a llorar.

 

Sentí una mano en mi hombro y me sobresalté. Era Alan. No quería verlo en ese estado, no quería que me viera llorar. Pero no pude contenerme, mi llanto se hizo aún más fuerte.

 

________________________________________________________

 

Capítulo 26: Mantener la distancia

 

Narra Brenda

 

- Brenda, oh por Dios, ¿Qué haces aquí? ¿Por qué estás así? - preguntó Alan con preocupación al verme llorando.

 

- No te preocupes... solo tuve un mal día, problemas en mi casa... eso es todo, pero tengo que irme - mentí, tratando de disimular mi angustia.

 

- Pero ya no hay nadie que nos vea, ya no hay peligro. Vamos, déjame llevarte - insistió Alan, tratando de acercarse a mí.

 

- Siempre hay peligro - respondí con un tono sombrío, recordando el chantaje de Melody y la amenaza que pendía sobre nosotros.

 

Me levanté, tomé mis cosas y comencé a caminar rápido hacia mi auto, tratando de alejarme de Alan y de mis propios sentimientos. Pero él no se rindió tan fácilmente, y me siguió.

 

- No Alan, gracias, pero no - le dije con firmeza, tratando de poner distancia entre nosotros.

 

- Pero Brenda, ¿qué pasa? ¿Por qué te alejas de mí? - preguntó Alan con tristeza en su voz.

 

- No te preocupes por mí, Alan. Solo necesito tiempo para pensar - le dije, con un nudo en la garganta.

 

Me detuve un segundo, y él me alcanzó. Entonces, sin pensarlo dos veces, lo besé con pasión y desesperación, tratando de expresarle todo lo que sentía por él.

 

- Te amo Alan, nunca lo olvides - le susurré al oído, antes de subir a mi auto y alejarme a toda velocidad.

 

Al llegar a mi casa, me sumergí en los libros y en los apuntes, tratando de olvidar todo lo que había pasado. Pero era imposible. No podía dejar de pensar en Alan, en Melody, en el chantaje, en el peligro que nos acechaba. Y aunque quería contarle todo a Ian, mi mejor amigo, no podía hacerlo. No quería ponerlo en peligro, ni tampoco quería que se enterara de todo lo que estaba pasando.

 

Al día siguiente, llegué temprano a la escuela, como siempre. Después fui al salón donde haría el examen, aún no había nadie. Me recosté en mi banca, tratando de relajarme. La puerta estaba cerrada, y de repente alguien tocó. Me asomé por una pequeña ventana y vi que era Alan.

 

- Brenda, soy yo Alan, por favor, ¿abre la puerta? - dijo Alan, tocando la puerta del salon de clases

 

Me quedé paralizada, sin saber qué hacer. Sabía que no debía verlo, que tenía que mantenerme alejada de él. Pero mi corazón latía con fuerza, pidiéndome que cediera.

 

- Lo siento, tengo un examen y quiero concentrarme - dije con voz temblorosa, sin abrir la puerta.

 

- Solo quiero saludarte - insistió Alan.

 

- Te veo en el descanso, ¿sí? - dije, tratando de mantener la distancia.

 

- Ok - dijo Alan, y se fue.

 

Me sentía horrible por dentro, sabía que estaba lastimando a Alan. Pero tenía que hacer algo para protegernos de la bruja de Melody.

 

Finalmente, llegó el momento del examen. Me resultaba difícil concentrarme, pero por suerte había estudiado lo suficiente para tener el conocimiento en mi cabeza, aunque me demorara un poco más en terminar. Sabía que el karma se encargaría de Melody.

 

Se suponía que debía encontrarme con Alan durante el descanso del examen, pero tenía miedo de que Melody nos viera juntos. No podía arriesgarme a poner a Alan en peligro. Así que lo evité.

 

- Hey, ¿todo bien? - se acercó Anabela. Consideré contarle lo que estaba pasando con Melody, pero decidí no hacerlo.

 

- Sí, claro. ¿Por qué? - dije.

 

- No por nada, ¿quieres ir a la cafetería? - preguntó Anabela.

 

- No, prefiero quedarme aquí. Ve tú si quieres - dije, sentándome en las escaleras.

 

- ¿Todo bien con Alan? - preguntó Anabela en voz baja.

 

- Sí, no es nada de eso. Es solo que no creo que seguir con esta relación sea una buena idea - dije con tristeza en mi voz.

 

En ese momento, pasó Alan.

 

- Ve a hablar con él - sugirió Anabela.

 

- No puedo, tengo que protegerlo - dije con determinación.

 

- ¿Qué dijiste? - preguntó Anabela, confundida por mi respuesta anterior.

 

- Nada, olvídalo - respondí, desviando la mirada hacia Melody, quien estaba cerca y me hacía sentir incómoda.

 

- ¿Te enteraste de que la escuela está organizando un baile para recaudar fondos? - preguntó Anabela, tratando de cambiar de tema.

 

- Sí, lo escuché. ¿Por qué lo mencionas? - dije, tratando de mantener la calma.

 

- Pensé que podríamos ir juntas, así te distraes de todo lo que te perturba - sugirió Anabela con una sonrisa amable.

 

- No estoy segura, pero lo pensaré. Nunca he ido a un baile y no sé ni cómo vestirme - confesé, sintiéndome un poco insegura.

 

- No te preocupes por eso, ven a mi casa esta tarde y te ayudaré a elegir algo - dijo Anabela, ofreciéndome su ayuda con empatía.

 

- Está bien... te veo allí - respondí, agradecida por su apoyo. Me entregó un papel con la dirección de su casa y me alejé, sintiendo un poco de esperanza en mi corazón.

 

La clase de Alan fue un desastre. Durante toda la hora, intentó hacer contacto visual conmigo, pero yo lo evité. No quería que nuestros ojos se encontraran, no quería sentir esa conexión que siempre nos unía. Al terminar la clase, salí de la sala rápidamente, evitando cualquier conversación con él. Era extraño, siempre era yo quien lo esperaba al final para hablar, pero esta vez preferí mantener la distancia.

 

Después de la escuela, me dirigí a la casa de Camila para hablar sobre el baile. Todavía no estaba segura de querer ir, pero ella estaba emocionada y quería que fuera con ella. Estábamos en su sala, hablando sobre los detalles del baile y cómo podríamos vestirnos para sentirnos cómodas y seguras.

 

- ¿Ya has pensado en qué vestido usar? - preguntó Anabela.

 

- No, para nada. No se me ocurre nada - respondí.

 

- De qué hablan, ¿irán al baile de la escuela? - preguntó su mamá.

 

- Sí, mamá. Estoy ayudando a mi nueva amiga a elegir un vestido - dijo Anabela.

 

- Escuché sobre ese baile. Repartieron comisiones a todos los maestros y pidieron voluntarios a los padres - agregó su mamá.

 

- ¿Todos los maestros? - pregunté asombrada.

 

- Todos, sin excepción - confirmó su mamá - Yo también estaré ahí, me ofrecí como voluntaria.

 

Ahora tendría que lidiar con el hecho de que Alan también estaría allí.

 

- ¿Qué pasa? - preguntó Anabela al notar mi preocupación.

 

- Ya lo decidí. No iré al baile - respondí.

 

- ¿Qué? ¿Por qué? Creí que te estaba convenciendo para ir - dijo sorprendida.

 

- Bueno, tengo muchas cosas en mi mente. No quiero ir - respondí.

 

- ¿Es por lo que dijo mi mamá, que todos los maestros y algunos padres irán? - preguntó Anabela.

 

- Sí, la verdad es que si hay algo entre Alan y yo, las cosas no están bien por ahora - confesé.

 

- Oh, lo sabía... sabía que algo no estaba bien. Pero amiga, tienes que ir y distraerte - dijo tratando de convencerme - Nicolás del equipo de básquetbol me invitó al baile y su amigo Tito no tiene una cita todavía. Se me ocurrió que podríamos ir los cuatro juntos... te servirá para distraerte

 

- ¿Por qué no me lo dijiste antes? - pregunté.

 

- Lo olvidé, pero él en serio quiere ir al baile conmigo - explicó Anabela.

 

- ¿Por qué no vas al baile con él? - pregunté.

 

- Porque quería ir contigo también... y esta es la oportunidad perfecta. Puedes ir con su amigo - sugirió Anabela.

 

- Déjame adivinar... insistirás hasta que diga que sí, ¿verdad? - dije con una sonrisa.

 

- Para conocernos hace poco... me conoces tan bien - respondió Anabela con una risa.

 

Después de pensarlo un momento, decidí aceptar la propuesta de ir al baile con Tito. Aunque en realidad no tenía muchas ganas de ir, sabía que podría aprovechar la oportunidad para convencer a Melody de que ya había dejado atrás a Alan. Anabela, mi mejor amiga, me prestó un vestido azul cielo corto sin mangas y unos zapatos con tacos que me hacían sentir elegante y cómoda al mismo tiempo.

 

Después de salir de la casa de Anabela, regresé a mi hogar para bañarme y descansar un poco. Mientras estaba en mi habitación, recordé que había apagado mi celular para mantener distancia de Alan. Sin embargo, cuando lo prendí de nuevo, vi que había recibido un montón de mensajes suyos. Todos hablaban de lo mucho que me amaba y de que no entendía por qué me había alejado de él. Cada mensaje era como un puñal clavándose en mi corazón, y sentía unas inmensas ganas de llorar. Me preguntaba por qué tenía que ser tan difícil dejar ir a alguien que había sido tan importante para mí. Pero al mismo tiempo, sabía que tenía que seguir adelante y que no podía volver atrás. A pesar de todo, decidí responderle a Alan con un simple "Te amo", antes de apagar mi celular y dejarme vencer por el sueño.

 

________________________________________________________

 

Capítulo 27: Baile Escolar

 

Narra Brenda

 

Me desperté temprano como siempre, a pesar de que no había clases por el baile. Después de tender mi cama, limpiar mi cuarto y tomar una ducha, bajé a preparar el desayuno como siempre.

 

Un rato después, llegó Anabela muy emocionada y terminó de convencerme para ir al baile. Aunque no tenía muchas ganas de ir, decidí acompañarla. Fuimos juntas a la peluquería, ya que era un baile y quería verme bien.

 

Horas más tarde, llegó el momento de prepararnos para el baile. Cuando terminé de arreglarme, Anabela me elogió.

 

- Te ves genial, Brenda. - dijo ella.

 

- Gracias, pero no tengo muchas ganas de ir. - respondí con sinceridad.

 

- Vamos, será divertido. Ya casi vienen por nosotras. - me animó Anabela.

 

Poco después, tocaron a la puerta. Eran ellos.

 

- Brenda, quiero presentarte a Tito. - dijo Anabela.

 

- Hola, Tito. - saludé tímidamente.

 

- Hola, Brenda. - respondió él con una sonrisa tímida.

 

- Hola,  Así que me acompañarás hoy - dijo con una sonrisa.

 

- Eso parece - respondí con una sonrisa tímida.

 

- Bueno, ustedes pueden irse en el auto de Tito y yo con Anabela iremos en mi auto. - propuso Nicolás.

 

Asentí con la cabeza y tomé mis cosas para subir al auto de Tito. Durante el trayecto, traté de entablar conversación con Tito.

 

- ¿Nos conocemos de antes? - preguntó Tito.

 

- Creo que sí, llevamos algunas clases juntos hace un tiempo. - respondí.

 

- Ah, sí, ya recuerdo. - dijo Tito.

 

- Entonces... ¿Te gustan los bailes? - pregunté, tratando de romper el hielo.

 

- No mucho, la verdad. Nicolás me obligó a venir. - confesó Tito con una risa nerviosa.

 

- A mí también me obligó Anabela. - dije con una sonrisa.

 

- ¿Y tú tienes novio? - preguntó Tito, tratando de cambiar de tema.

 

- ¿Novio? - Me sorprendido con la pregunta - Es complicado.

 

- Complicado, eh... ¿Es de la escuela? - preguntó con curiosidad.

 

- Digamos que sí - respondí con una sonrisa misteriosa. - ¿Y tú? ¿Tienes novia? - pregunté curiosa.

 

- No, no tengo novia - respondió Tito con una sonrisa.

 

- ¿En serio? - dije sorprendida. - Siendo el capitán del equipo de baloncesto, seguro tendrás muchas chicas interesadas en ti.

 

Tito rio y negó con la cabeza.

 

- Estoy en busca de alguien especial - respondió con sinceridad.

 

Ambos sonreímos al llegar al baile y al entrar, quedé impresionada por la hermosa decoración. Sin embargo, mi atención se desvió hacia el guardarropa, donde vi a Alan vestido con un traje negro. Mi corazón latió más fuerte al verlo, parecía el príncipe que siempre había soñado para bailar bajo la luz de la luna llena.

 

Estaba a punto de acercarme a saludarlo, pero Melody me recordó que no podía mostrar señales de nuestra relación. Decidí agachar la cabeza antes de que me viera.

 

Después de un rato, Anabela y Nicolás se fueron a bailar mientras Tito y yo nos quedamos sentados en silencio. La conversación era incómoda, hasta que Tito propuso bailar.

 

- ¿Te gustaría bailar? - preguntó Tito finalmente.

 

- No sé bailar muy bien - respondí.

 

- Yo tampoco... solo te lo preguntaba por si acaso - se rió - Te veías algo aburrida.

 

Sonreí - Eres divertido Tito, quien diría que el capitán del equipo de baloncesto no sabe bailar - dije.

 

- Bueno, tú también eres muy divertida. ¿Qué te parece si bailamos una canción, solo para que no nos juzguen? - propuso Tito.

 

- Está bien... acepto, vamos - respondí.

 

Nos levantamos y la música sonaba. A pesar de que no era muy buena bailando, Tito me hizo sentir cómoda y nos reímos de nuestra falta de habilidad en el baile. A pesar de todo, no pude evitar pensar en Alan y en lo difícil que era mantener nuestra relación en secreto.

 

- Si te piso no me culpes, te lo advertí - dije sonriendo mientras bailábamos.

 

- En realidad lo estás haciendo bien - respondió Tito.

 

Mientras bailábamos, noté que Melody se estaba yendo y quise aprovechar para hablar con Alan. Cuando terminó la canción, le dije a Tito que iba a guardar mi abrigo y Anabela se fue al baño, dejando a los chicos solos.

 

Cuando me acercaba a Alan, Melody se cruzó en mi camino.

 

- ¿Qué haces? - preguntó con un tono odioso.

 

- Solo iba a guardar mi abrigo - respondí.

 

- ¿Así? - dijo sarcásticamente mientras me agarraba del brazo y me llevaba a un lugar donde no nos podían escuchar.

 

- Creí que teníamos un trato - dijo Melody.

 

- Y cumplí, ya me alejé de él - respondí.

 

- ¿Y qué ibas a hacer ahora? - preguntó Melody.

 

- Ya te lo dije... solo quería guardar mi abrigo - respondí, tratando de mantener la calma.

 

- Si claro... mira te entiendo, él es un bombón, y cuesta mantenerse alejada de él... pero te conviene mantener distancia, o toda la escuela escuchara este audio, con su linda conversación - dijo Melody, mostrando su celular.

 

Me quedé mirándola con expresión de odio. Melody se fue con una sonrisa malvada en su cara, dejándome sola y triste. Fue entonces cuando levanté la mirada y vi a Alan, quien había escuchado toda la conversación.

 

________________________________________________________

 

Capítulo 28: Adiós y Adiós

 

Narra Brenda

 

- ¡Alan! - dije sorprendida al verlo aparecer de repente.

 

Alan comenzó a acercarse a mí sin decir nada, y cuando estuvo cerca, habló:

 

- ¿Así que por eso me dejaste de hablar?

 

- Tiene grabada una conversación entre nosotros dos - respondí con tristeza.

 

Él se quedó mirándome, tratando de entender la situación.

 

- Sabes, antes de que pasara esto, no entendía lo peligroso que es nuestra relación - dije con tono melancólico.

 

Alan se quedó pensando un momento y después habló:

 

- Me dejaste por lo que pasó con Melody... o porque tenías miedo.

 

- Porque tenía miedo por ti... no quiero que te hagan daño - respondí mirándolo a los ojos.

 

Me quedé mirándolo en silencio un momento mientras le acariciaba la cara.

 

- No te preocupes... yo me ocuparé de esto - dije, tratando de sonar segura.

 

- ¿Qué piensas hacer? - preguntó curioso.

 

- Por el momento quiero que nos tomemos un tiempo para calmar a la fiera - respondí con una sonrisa triste.

 

- ¿Me estás pidiendo un tiempo? - preguntó Alan cabizbajo.

 

- Solo es por un tiempo... hasta que encuentre la manera de borrar ese audio de su celular - respondí, tratando de sonar convincente.

 

- No estoy de acuerdo... pero si es lo que quieres - dijo Alan cabizbajo.

 

Nos quedamos un momento, mirándonos sin decir nada. Sabía que esta situación no era fácil para ninguno de los dos, pero tenía que hacer lo que fuera necesario para protegerlo.

 

- Tengo que volver con Tito - dije acariciándole la cara, tratando de calmarlo.

 

- Ah... y ¿quién es ese Tito? - preguntó con un tono de celos evidente, frunciendo el ceño.

 

- Es el capitán del equipo de baloncesto - respondí con una sonrisa, tratando de quitarle importancia al asunto.

 

Pero noté que seguía molesto y celoso.

 

- No te pongas celoso... solo vine porque Anabela me lo pidió, porque ella vino con su amigo y él no tenía cita - expliqué, tratando de justificar mi presencia en el lugar.

 

Él suspiró y me miró a los ojos.

 

- Lo sé... solo que no me gusta verte con otros chicos - dijo con tono apenado.

 

- Lo entiendo, pero confía en mí - respondí, tratando de tranquilizarlo.

 

Nos quedamos en silencio unos segundos, hasta que él tomó mi mano.

 

- Me tengo que ir, pero no te preocupes, yo me encargaré de Melody - dije, besándolo rápidamente y susurrándole un "te amo" en el oído antes de salir corriendo.

 

Narra Alan

 

Brenda se fue, pero yo no me quedé tranquilo. Decidí buscar a Melody para hablar con ella. Me acerqué a ella con un tono serio.

 

- Señorita Benítez... ¿puedo hablar con usted un segundo? - pregunté.

 

- Por supuesto, profesor - respondió de manera sínica.

 

Nos fuimos al lugar donde la encontré hablando con Brenda.

 

- ¿Qué se le ofrece, profesor? - preguntó Melody.

 

- Quería hablar contigo... pero no como tu profesor. Supe que tienes un audio de una conversación entre la Señorita Brown y yo - dije sin titubeos.

 

- ¿Señorita Brown? - dijo Melody levantando una ceja - No la llama por su nombre.

 

- ¿Por qué te comportas así? ¿Qué ganas tú con perjudicarnos? - pregunté tratando de mantener la calma.

 

- ¿Y usted?... ¿Por qué hace esto? Si sabe que su relación es prohibida - dijo de manera cínica.

 

- Se nota que nunca te has enamorado - dije tratando de mantener la calma.

 

- ¿Y usted sí? Tengo entendido que si amas, haces todo por no perjudicar a la otra persona. Usted se siente bien evitando que Brenda salga con chicos de nuestra edad - dijo señalando a Brenda y Tito bailando - Mírela usted mismo, se ve tan feliz... Con usted no puede compartir esa felicidad, porque siempre tienen que estar escondiéndose.

 

Yo me quedé mirándola un momento. Se veía tan feliz bailando y divirtiéndose con chicos de su edad. Por Dios, Melody tenía razón.

 

Sin terminar la conversación con Melody, me fui sin que nadie me viera.

 

Narra Brenda

 

Me desperté temprano como siempre y realicé mis actividades cotidianas antes de ir a la escuela. En ese momento, llegó Anabela a mi casa.

 

- Hola - dije extrañada al abrir la puerta.

 

- Tengo que hablar contigo ahora - dijo Anabela con seriedad.

 

- Claro, ¿qué pasa? - pregunté, confundida.

 

- Necesito mostrarte algo en un lugar privado - respondió Anabela.

 

- No te preocupes, llegaste temprano... mi mamá todavía está durmiendo y mi papá y mi hermana también - dije tratando de calmarla.

 

- Mira esto... - dijo Anabela mientras me mostraba un celular.

 

- ¿Un celular? ¿Qué tiene de importante? - pregunté sin entender.

 

- ¡Es el celular de Melody! - exclamó Anabela.

 

Cuando me dijo eso, mi corazón latió más fuerte y sentí que se me helaba la sangre.

 

- ¿Cómo conseguiste su celular? - pregunté con preocupación.

 

- Ayer cuando fui al baño, encontré una cartera que solo tenía esto y maquillaje adentro. Al principio pensé en llevarla a donde estaban las cosas perdidas, pero Alan, quien se suponía que estaba a cargo de eso, ya no estaba. Esperé a que alguien llegara para devolverla, pero la curiosidad me ganó y quise saber de quién era el celular. Me llevé la sorpresa de que era de Melody, y encontré un audio que creo que deberías escuchar - explicó Anabela.

 

Anabela puso el audio y escuché la amenaza de Melody. Aunque ya lo sabía, sentí un escalofrío recorriendo mi cuerpo.

 

- ¿Qué pasa? - preguntó Anabela, confundida. - ¿No ves que esta grabación puede ponerte en peligro? ¿Por qué estás tan tranquila?

 

- Anabela, esta es la razón por la que me he mantenido alejada de Alan. Melody me ha estado amenazando, pero esto puede ser mi salvación. Con esto, ya no podrá seguir amenazándome. ¡Bórralo ya! - respondí con firmeza.

 

- Si piensas que esto es suficiente para detenerla, no has visto nada - dijo Anabela con una mirada maliciosa.

 

Mi mente comenzó a divagar con posibilidades. ¿Qué podría haber en el celular de Melody que fuera tan importante? ¿Por qué Anabela estaba tan preocupada? Me sentí ansiosa y nerviosa al mismo tiempo.

 

- ¿De qué hablas? - pregunté, confundida.

 

- He estado investigando y descubrí que Melody ha estado robando las respuestas de los exámenes todo el año y ha ingresado a la página de la escuela para cambiar sus calificaciones. ¿Sabes lo que significa? Podemos hacer que se vaya de la escuela - explicó Anabela.

 

- ¿Podemos? - pregunté, emocionada. - ¡Lo haremos! Estoy harta de Melody.

 

Anabela y yo pasamos horas planeando cómo desenmascarar a Melody. Aunque tenía miedo, sabía que si todo salía bien, podría ser feliz con Alan.

 

Finalmente, terminamos de desayunar a las 6:30 am y nos despedimos de mis padres antes de ir a la escuela. Un poco más tarde, mientras guardaba unos libros en mi casillero, levanté la mirada y vi a Melody frente a mí.

 

Melody se acercó a mí con una sonrisa maliciosa. "Espero que estés cumpliendo con tu parte del trato. No te acerques a Alan y yo no digo nada", dijo, sin sospechar que ya lo sabía todo.

 

- Quédate tranquila, yo seguiré sufriendo - respondí sarcásticamente.

 

- Conmigo no juegues - me advirtió.

 

Estaba a punto de responderle cuando escuchamos su nombre en la cabina de anuncios.

 

- Señorita Melody Benítez, vaya inmediatamente a la oficina del director - anunciaron.

 

- Creo que eres tú, ¿no? - dije con una sonrisa burlona.

 

- No sé qué diablos está pasando, pero de esta no te salvas - me amenazó mientras caminaba hacia la oficina.

 

Anabela llegó emocionada a contarme la noticia.

 

- Ya está. Pedí que no dijeran quién le había dado el celular. La expulsaron - dijo.

 

- Dios mío, esto es lo que siempre esperé escuchar. Ahora solo esperaré a que salga - respondí.

 

- Pero tenemos clase - dijo Anabela.

 

- Ve tú, yo te alcanzo después. Tengo créditos extras, esto no me hará nada", le dije.

 

Cuando finalmente salió, la observé mientras guardaba sus cosas de su casillero. Se veía enojada y llevaba una caja. Sabía lo que eso significaba: la habían expulsado.

 

La seguí hasta que salió de la escuela. No sé cómo me armé de valor, pero le dije:

 

- Y por si aún tienes dudas, sí, yo fui la que te delató

 

Ella volteó y se acercó a mí con prisa.

 

- ¿Qué mierda hiciste? - gritó.

 

- Ya era hora de que todo lo malo que hiciste se te regresara - respondí sin miedo.

 

- Sabes que ahora puedo regresar y decirle lo tuyo con ese profesor, ¿verdad? - amenazó.

 

- Oh, sí, hazlo. Quedarás como una loca mentirosa. ¿Ya no tienes pruebas, sabes? - respondí con seguridad.

 

Ella continuó hablando y amenazándome con todo lo que podía decir, pero dejé que hablara. Finalmente, me había vengado. Ahora entendía el dicho de que la venganza es un plato que se come frío, y ya nada me daba miedo. Lo único que quería ahora era festejar mi libertad con Alan, quizás contarle todo y besarlo sin importar quién nos estuviera observando.

 

Sin pensarlo dos veces, corrí al salón de Alan, pero al entrar, no vi lo que estaba esperando: él no estaba allí. En su lugar, había una profesora escribiendo en la pizarra. Me acerqué un poco para asegurarme de que era el salón correcto.

 

- ¿Se le ofrece algo, señorita? - preguntó la profesora.

 

- Oh, no. Es solo que buscaba al profesor Freeman. Este es su salón, ¿él no está? - respondí.

 

- No, lo siento. Soy su suplente - dijo la profesora.

 

- ¿Suplente? Pero él va a regresar mañana, ¿no? - pregunté angustiada.

 

- Lo siento, no lo sé - respondió.

 

- Bueno, ¿usted cuánto tiempo se quedará?

 

- Señorita, ya le dije que no lo sé. ¿Va a entrar a clases o no?

 

- No, no aún.

 

Salí algo confundida de ese salón y fui a mi casillero por un libro.

 

- Brenda, ¿y esa cara? Pareciera que Melody todavía estuviera aquí - dijo Anabela.

 

- No es nada. Es solo que no encontré a Alan y ahora hay una suplente - respondí.

 

- Tranquila, quizás hoy no pudo venir. Ya lo verás. ¿Entramos a clase?

 

- Sí, vamos. Adelántate. Yo le hablaré a su celular - dije.

 

Anabela asintió con la cabeza y se fue. Yo saqué mi celular y llamé a Alan, pero él no contestaba, así que decidí dejarle un mensaje de voz.

 

- Alan, soy Brenda. Necesito hablar contigo sobre el problema con Melody. Ya se solucionó y todo ha cambiado. Ya no tiene evidencia de lo nuestro. Estoy segura de que ahora todo será distinto. Te amo y quiero saber si vas a luchar por nuestro amor. Por favor, llámame cuando puedas

 

No tenía mucho ánimo, pero aun así fui a mis clases. Después, fui al Café & Amor esperando encontrar a Alan, pero no estaba allí. Decidí ir a su departamento y toqué la puerta, pero nadie respondió. Estaba a punto de irme, pero no pude resistir la tentación de tomar la llave que él guardaba debajo del tapete y entrar. Todo estaba perfectamente ordenado, pero Alan no estaba allí. Me quedé una hora esperándolo, pero nunca llegó. Tomé una hoja y le escribí:

 

Mi amor... te esperé, pero tampoco estuviste aquí. Por favor, comunícate conmigo. Te amo

 

Dejé la llave en su lugar y me fui a casa. Estuve leyendo el libro que él me dedicó. Sus palabras me hacían sentir que él me hablaba a mí. Cuando terminé de leer el libro, leí la dedicatoria una y otra vez:

 

Este es el primer libro que escribí. Espero que cuando lo leas, pienses en mí con amor... Alan Freeman

 

No podía dejar de pensar en Alan. No dejaba de preguntarme por qué se fue.

 

Después escuché un ruido. Era mi mamá, así que bajé a saludarla.

 

- Hola, hija. ¿Por qué estás tan cabizbaja? - preguntó.

 

- Nada, mamá. Es que la clase de literatura de hoy fue un poco extraña - respondí.

 

- Sí, me enteré de que el profesor Freeman no está en la escuela. Nos avisaron a todos los padres.

 

- ¿Tú sabes qué pasó? - pregunté tratando de sacar información.

 

- Pues, nos avisaron que se había ido a Nueva York.

 

- ¿Qué? ¿Regresó a Nueva York? ¿Piensa volver a vivir allí? ¿Ya no volverá o qué? - dije alterada.

 

- Hey, cálmate. ¿Cómo sabes que es de Nueva York?

 

- Es solo que tenía un proyecto que quería mostrarle - dije tratando de explicarme.

 

- Lo entiendo, pero no sé si el profesor Freeman regresará - respondió mi mamá con un tono de preocupación en su voz - Es difícil si ya encontraron una suplente

 

Cuando mi mamá me dijo eso, sentí un gran temor. ¿Y si Alan no regresaba? ¿Qué pasaría con nuestra relación? Pero una parte de mí seguía teniendo esperanza de que todo saliera bien. Tal vez Alan regresaría y todo volvería a ser como antes.

 

Pero yo no podía dejar de pensar en él. Decidí escribirle un mensaje:

 

Alan, soy Brenda. ¿Todo está bien? ¿Por qué te fuiste sin decirme nada? Por favor, comunícate conmigo. Te extraño

 

Esperé su respuesta con ansias, pero no recibí ninguna. Empecé a preocuparme cada vez más. ¿Qué estaba pasando? ¿Por qué no me respondía?

  • Autor: Reb Liz (Offline Offline)
  • Publicado: 6 de enero de 2024 a las 07:33
  • Comentario del autor sobre el poema: Queridos lectores Es un honor compartir con ustedes esta historia que ha nacido desde lo más profundo de mi corazón. Cada palabra, cada personaje y cada emoción plasmada en estas páginas ha sido creada con amor y dedicación. Espero que al sumergirse en estas letras encuentren momentos de alegría, inspiración y conexión. Mi mayor deseo es que esta historia toque sus corazones y les brinde un escape a un mundo lleno de emociones y posibilidades. Agradezco de todo corazón su apoyo y compañía en este viaje literario. Sin ustedes, mis queridos lectores, estas palabras no tendrían sentido. Espero que disfruten de esta aventura tanto como yo disfruté escribiéndola. Con gratitud.
  • Categoría: Amor
  • Lecturas: 5
Llevate gratis una Antología Poética ↓

Recibe el ebook en segundos 50 poemas de 50 poetas distintos




Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.