Historia 2 parte

Wilson Delgado

Capítulo 4   Concéntrate, señorita Gordon 
 
Al ver que Waylen fingió que no conocía a Rena, el marido de Vera, que era bastante sensato, no expuso su mentira y los presentó: 
 
"Señor Fowler, le presento a la señorita Rena Gordon, compañera de clases de Vera en la universidad. Ella es profesora de piano".  
 
Waylen se rio entre dientes con complicidad y exclamó: 
 
"¡Encantado de conocerte, señorita Gordon!".  
 
Con una leve sonrisa, él extendió la mano como un verdadero caballero.  
 
A su alrededor, los otros hombres de élite los miraban con curiosidad. Cuando vieron que la bella Rena había ido a ver a Waylen, se pusieron verdes de envidia. Incluso, uno de ellos comentó: 
 
"El señor Fowler es muy afortunado".  
 
Rena era tímida y nunca había estado en esa situación. Al escuchar que estaban hablando de ella, no pudo evitar sonrojarse y extendió lentamente la mano.  
 
La gran mano de Waylen estrechó la de ella.  
 
Luego, el hombre la soltó y le preguntó con una sonrisa encantadora: 
 
"Señorita Gordon, ¿te gustaría jugar una partida de golf conmigo?".  
 
Sin esperar respuesta, él se dio la vuelta y comenzó a caminar hacia la cancha, como si no fuera a dejar que ella se negara.  
 
Por eso, Rena no tuvo más remedio que seguirlo.  
 
Detrás de ella, Harold los miraba seriamente mientras sostenía el palo de golf.  
 
Ese día, Waylen estaba de buen humor, así que no le importó que Rena le confesara que no sabía jugar golf y solo le dijo: 
 
"No te preocupes. Te enseñaré a jugar".  
 
Cuando él dijo eso, todos supieron lo que el hombre realmente buscaba, incluso la ingenua Rena.  
 
Waylen estaba tratando intencionalmente de acercarse a la mujer, lo cual significaba que no le agradaba Harold y que quería molestarlo.  
 
Rena no se alejó de Waylen mientras él la agarraba por detrás. Como él se acercó tanto a Rena, lo cual la hizo sonrojarse.  
 
"Concéntrate, señorita Gordon", le susurró Waylen al oído.  
 
Rena se quedó helada.  
 
Luego, Waylen le tomó las manos para sostener juntos el palo de golf y la guio para realizar un tiro perfecto.  
 
Tan pronto la pelota salió volando, las personas a su alrededor aplaudieron. Todos estaban ansiosos por halagar a Waylen.  
 
"¡El señor Fowler y la señorita Gordon hacen un buen equipo!".  
 
"Sí, el señor Fowler le enseñó muy bien".  
 
"¡Un tiro más, señor Fowler!".  
 
Waylen estaba acostumbrado a que las personas lo halagaran de esa forma, pero Rena no, así que se ruborizó bastante.  
 
Waylen se rio entre dientes y volvió a decirle al oído: 
 
"Señorita Gordon, ¿lanzamos otro tiro?".  
 
Él era muy bueno en el golf y, en el segundo tiro, consiguió meter la bola en el hoyo a la primera.  
 
De inmediato, las personas que los rodeaban volvieron a aplaudir con euforia. Waylen los saludó con confianza, luciendo guapo y enérgico.  
 
El corazón de Rena comenzó a latir con más fuerza.  
 
Ese día, ella había ido hasta ese lugar para tratar de convencerlo, pero las cosas no se desarrollaban según su plan. 
 
Rena se dio cuenta de que si Waylen quisiera conquistar a una mujer, esta no podría resistirse a sus encantos. Sin embargo, un hombre de su estatus no se enamoraría tan fácilmente.  
 
Él sostuvo a Rena por detrás y la ayudó a realizar varios tiros más.  
 
Durante el descanso, ella se sentó junto a Waylen, aunque él no le habló mucho. La mayor parte del tiempo, él habló de negocios con otras personas y a ratos sobre asuntos legales, pero casi no le habló a ella.  
 
Rena se mordió el labio y trató de pensar en alguna forma de abordarle, así que le entregó una botella de refresco y una toalla limpia. Obviamente, Waylen las aceptó.  
 
Vera pensó que esa era su oportunidad, así que llevó a Rena al baño para tener una conversación de chicas.  
 
"¡Nunca imaginé que el señor Fowler fuera tan accesible! Lo he visto varias veces en fiestas y él siempre luce muy serio", le dijo Vera, quien en realidad no quería que Rena se enamorara de Waylen, porque dudaba que él aceptara casarse con ella, sobre todo allí estaba Harold, que era su futuro cuñado.  
 
Rena le dijo con un tono suave para tranquilizarla: 
 
"Solo quiero hacerlo feliz para que me ayude. No soy tan ingenua".  
 
Vera suspiró aliviada.  
 
Justo cuando las amigas estaban a punto de salir del baño, la puerta se abrió de repente de una patada y entró Harold. Antes de que ellas alcanzaran a reaccionar, el hombre empujó a Rena contra la pared.  
 
Vera trató rápidamente de apartarlo de su amiga, mientras le gritaba: 
 
"Harold, ¿qué estás haciendo?".  
 
Sin embargo, el hombre era mucho más fuerte que Vera y, sin mucho esfuerzo, la empujó fuera del baño.  
 
Luego, él cerró la puerta con llave desde adentro.  
 
Vera golpeó la puerta con fuerza y le gritó: 
 
"¡Harold! ¡Abre la puerta!".  
 
Sin embargo, él hizo oídos sordos a sus palabras. 
Simplemente no quería dejar a Rena ir.  
 
 
 

    Capítulo 5  Cuánto tiempo estuvieron juntos 
 
Rena era pequeña, así que no era rival para Harold, por mucho que luchara.  
 
Por eso, ella simplemente se quedó mirándolo, con los ojos brillantes de furia.  
 
Cuando Rena dejó de luchar, Harold al fin la soltó y le dijo con tono burlesco: 
 
"¿Quieres la ayuda de Waylen? ¿Qué te hace pensar que eres lo suficientemente buena para convencerlo? Todo el mundo sabe que él adora a su hermana. ¿Realmente crees que va a romper el corazón de su hermanita por ti?".  
 
Rena apretó los dientes, pero luego bajó la vista y le dijo con frialdad: 
 
"Eso no es asunto tuyo".  
 
Harold la miró fijamente y se burló con incredulidad: 
 
"Te acercaste a Waylen a propósito frente a mí. ¿Acaso crees que me importa?".  
 
Estas palabras le dieron disgusto a Rena. Entonces ella lo miró sin siquiera molestarse en ocultar su desdén y le dijo: 
 
"¡Si no hubieses incriminado a mi padre, ni siquiera me habría importado con quién te vas a casar, así que no te hagas ilusiones!".  
 
Harold simplemente la miró sin decirle nada.  
 
Rena se obligó a mirarlo a los ojos, pues no quería demostrar debilidad ante él.  
 
Después de mucho tiempo, Harold volvió a decirle con tono burlesco: 
 
"¡Serás mío de una manera u otra! ¡Ya verás!".  
 
Luego, el hombre abrió la puerta y se fue, sin antes dar un gran portazo.  
 
Tan pronto él se fue, las piernas de Rena se doblaron. Ella tuvo que apoyar la cabeza contra la pared para estabilizarse y comenzó a llorar.  
 
¡Qué hombre tan cruel!  
 
Durante los últimos cuatro años, ella había hecho mucho por Harold, pero lo único que él había hecho era traicionarla.  
 
Recién en ese momento, Rena se dio cuenta de que su ex solo había estado jugando con sus sentimientos. ¡Harold nunca quiso casarse con ella! Rena había sido lo suficientemente inocente para soñar con su boda. Al pensar en eso, ella lloró con amargura.  
 
"¿Rena?", la llamó Vera, lo cual hizo que la mujer volviera a reaccionar.  
 
Rena se secó las lágrimas y levantó la vista, pero al hacerlo quedó congelada.  
 
En la puerta, no solo estaban Vera y su marido, sino también Waylen.  
 
Este último se había puesto una camisa azul oscuro y un pantalón formal gris.  
 
Vera estaba preocupada por Rena, pero decidió no mencionar nada sobre Harold. A ella se le ocurrió rápidamente una idea y les dijo: 
 
"Comenzó a llover, así que es mejor que juguemos golf otro día, ¿les parece?".  
 
Su marido captó la indirecta y exclamó: 
 
"¡Buena idea! Sí, mejor juguemos golf en otro momento. Señor Fowler, ¿puedes llevar a Rena? Vera y yo tenemos algo que hacer justo ahora".  
 
Waylen miró brevemente los ojos rojos y llorosos de Rena, pero, después de un rato, finalmente asintió: 
 
"Por supuesto".  
 
Vera suspiró aliviada, pero al mismo tiempo se sintió un poco mal por su amiga.  
 
La pobrecita acababa de ser molestada por Harold y no tenía más remedio que irse con Waylen.  
 
Era un día muy ventoso y la lluvia no daba señales de amainar. Al mismo tiempo, los truenos y relámpagos se sentían cada vez más fuerte. Como el estacionamiento estaba al aire libre, Waylen se adelantó para ir a buscar el auto.  
 
Poco después, un Bentley GT se detuvo frente a Rena. Estaba lloviendo a cántaros y ella no se atrevió a pedirle a Waylen que se bajara del auto para escoltarla hasta este con un paraguas, así que se apresuró en subirse al auto. A pesar de que la mujer se había subido lo más rápido que pudo, estaba empapada cuando se abrochó el cinturón de seguridad.  
 
El agua goteaba de su cabello, lo cual la hacía sentir un poco incómoda, además pensaba que a Waylen no le agradaba eso.  
 
Sin embargo, el hombre simplemente la miró y, sin decir una palabra, puso en marcha el vehículo.  
 
El club estaba a mitad de camino de la montaña, por lo que el viaje hasta el pie de la montaña tomaría un tiempo y el aire acondicionado del auto estaba encendido. Poco después, Rena comenzó a temblar de frío y sus labios se pusieron azules.  
 
Mientras esperaban que el semáforo cambiara a verde, Waylen le arrojó un abrigo y le dijo: "Toma".  
 
Rena asintió en agradecimiento y, tan pronto se puso el abrigo, suspiró aliviada por el calor que este le aportaba. Sin embargo, Waylen no apagó el aire acondicionado, pues estaba demasiado concentrado en el camino.  
 
Como era un día de tormenta, el tráfico estaba denso en la ciudad.  
 
Luego, Waylen encendió un cigarrillo, le dio una larga bocanada y le preguntó de manera casual: 
 
"¿Cuánto tiempo estuviste con Harold?".  
 
Rena se puso rígida ante esa pregunta, pero no tenía motivos para mentirle, así que le respondió: 
 
"Cuatro años".  
 
Waylen se sorprendió un poco. Después de un rato, él miró fijamente los ojos brillantes y le preguntó despreocupado: 
 
"¿De verdad lo amas tanto?".

  • Autor: Will (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 10 de enero de 2024 a las 02:13
  • Categoría: Sin clasificar
  • Lecturas: 14
  • Usuarios favoritos de este poema: alicia perez hernandez
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