Pasea en una playa de Argentina
la potranca, hechizada por las olas.
Detiene el paso, la cabeza inclina,
y roza con su ollar la caracola.
Desmelena sus crines y su cola
el viento de la mar, y casualmente
una gaviota pasa indiferente
acariciando el aire con sus plumas,
como acaricia con su blanca espuma
las arenas el agua transparente.
Tu soledad habré de mitigar
en esa orilla donde el mar resuena.
Y a tu ventura, que es igual que el mar,
la limpiaré de angustias y de penas,
como se limpia la adherida arena
de tus ijares terracota y miel.
Si me lo pides, yo seré corcel
a tu costado, por la arena opaca.
Cabalgaremos juntos las resacas,
y el sol secará sal en nuestra piel.
- Autor: Julián Centeya (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 10 de enero de 2024 a las 03:01
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 12
- Usuarios favoritos de este poema: José Valverde Yuste, Fabio Robles, alicia perez hernandez, Texi
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