¿Por qué ya no te animas?

¿Por qué ya no te animas?

No temas ni desmayes soldado de la vida
que tienes quien te cuide con alma empedernida
haciendo que germine la viña del amor.
¿Por qué ya no te animas y retomas el vuelo?
¿Por qué siempre te olvidas de mirar hacia el cielo?
Anímate y alégrate con gozo del Señor.

No temas ni desmayes que hay pruebas incesantes
ni llores por tesoros, billetes o diamantes,
atrévete soldado de guiar y trasformar...
Un día que comprendas porqué se te ha elegido
pondrás sobre tu nombre la cuna del olvido
porque eso no te sirve después de meditar.

¿Por qué ya no te animas? ¿Por qué pones excusas
al ver que Sol y Luna saludan a las musas
con almas de panidas y yendo un querubín?
No temas ni desmayes que todo lo que miras
es obra del Dios bueno, deidad a la que admiras
tocar de pronto el arpa, también el cornetín.

                                  Samuel Dixon