El cuerpo que habito
no es de días de eterna placidez.
Cargo en la espalda
el peso de palabras indelebles
las cicatrices de los seis años.
Raspaduras de los juegos
las marcas de aquellos
que compartieron atardeceres,
y se fueron.
¿Cómo es posible que dos hombres
que se besan a escondidas, sólo puedan sentir
miedo,
tedio y desengaño?
El tiempo se detiene.
Luego del mordisco en los labios
una voz te dice:
estoy haciendo algo malo,
pero por favor no pares.
-
Autor:
Nikolay Rodriguez (
Offline)
- Publicado: 12 de enero de 2024 a las 22:00
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 5
- Usuarios favoritos de este poema: alicia perez hernandez, Classman
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.