Si quieres llegar rápido
ve solo.
Si quieres llegar lejos
ve acompañado.
—Alguien que escuché
en la radio.
LLego rápido.
Piso el acelerador
al ver a lo lejos
un semáforo ámbar
con la esperanza
de que el rojo
no me alcance,
quede atrás,
no parar,
no detener el curso,
no contener el ritmo
de mis galoposos caballos.
Corro para evitar
sin evitar lo inevitable
—todo lo contrario—,
multiplico el dolor
que quiero esquivar
si me doy en parar,
y mis caballos
me piden agua
haciéndoles caso omiso,
no puedo detenerme
porque el semáforo
al fondo está en ámbar
y amenaza con el rojo,
aunque no cualquier rojo
sino un rojo intenso,
escarlata, que maltrata
la fragilidad de una retina
ya cansada en mil batallas,
y tengo que seguir
sobre un asfalto que va
quemando cada vez más
conforme se adentra el verano,
y mis pupilas se van calcinando
conforme el rojo del semáforo
se interna en dirección
al cerebro con la ayuda de un nervio
que solo sirve de mensajero
—no veo con mis ojos—.
Llego rápido pero a destiempo,
cuando todavía las calles duermen,
cuando el tráfico no es tráfico
aunque el parpadeo de los semáforos,
huérfanos de clientela, invita
a que los vehículos salgan a la carretera
y la vayan desgastando poco a poco
—qué gasto más absurdo de luz
el de unos semáforos de madrugada...—,
y llego o antes de tiempo, cuando
los supermercados están cerrados,
o tarde, cuando el muñeco verde
se pone a andar y me obliga al frenazo
repentino y violento —qué gasto
más absurdo de neumáticos y asfalto—.
Nunca llego lejos porque siempre,
alguna piedrecilla a contratiempo,
se cruza en mi camino y me hace
tropezar y volver a la casilla de salida,
y todo el esfuerzo en luz, gasolina,
asfalto, líquido de freno..., todo...,
para nada, corriendo sumidero
abajo hasta las cloacas del desquiciamiento
y el sinvivir —todo para morir en la orilla.
Desde mañana, sin falta, reinicio
mi pc y me pongo en modo lento,
cambio el cronos por el cairós
como recomienda un sabio entre sabios
llamado Pablo D'ors
—lo tengo claro: punto de inflexión,
nueva era, nueva etapa, sin semáforos
que se anuncien al fondo, sin coche,
sin acelerador, sin freno, sin embrague... —.
- Autor: Albertín (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 18 de enero de 2024 a las 08:57
- Comentario del autor sobre el poema: Cuando el ritmo es insostenible...No salen las cuentas.
- Categoría: Fantástico
- Lecturas: 14
- Usuarios favoritos de este poema: racsonando, José Valverde Yuste, alicia perez hernandez
Comentarios2
Muy real esos semáforos parpadeantes, somnolientos, pero a veces innecesarios.
Me gustó.
Saludos Poeta Alberto Escobar🙋🏻♂️👍🏻🚦
Me alegro de que te guste mi propuesta literaria. Un saludo Salva,
👍
Desde mañana, sin falta, reinicio
mi pc y me pongo en modo lento,
ejercicio despacioso de lo cotidiano
tal y como recomienda un sabio
Muy satírica tu poesía de hoy estimado Alberto
Es lo que está de moda...
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