Fuera de casa solo hay trasiego de vehículos que van y vienen,
es algo parecido a un enamoramiento permanente
de la noche para con todo lo que es causante de ruidos,
de diferentes tipos y clases.
Ahora detecto el transitar de un camión.
Noto el sonido de las ruedas sobre el asfalto
y la pesadez de su carga
al pasar por encima de algún pequeño bache.
Ahora es un coche, un pitido lejano advierte
de que se le ha cruzado un peatón
o un animal en su deambular por las calles.
Se oye ahora a un boceras
que en bicicleta reparte prensa
desde siempre.
El canillita (1) habla con la gente
lleva los diarios bajo los brazos
con noticias muy calientes.
Un vacío , el de este instante y a continuación
parece que se ha abierto un grifo
y el agua salga de él a borbotones,
y es que se debe encontrar la contrata del Ayuntamiento
baldeando a estas horas, las calles
y regando los jardines.
Estamos en un invierno largo
y con el poco frío
saliendo de sus pulmones,
permanecen muchas hojas
en las ramas de los árboles.
Oigo en ellas los despertares
de los pájaros venidos de otros continentes,
para en estas tierras engendrar hijos,
mientras se relamen mirando desde el cielo
lo que aquí en la tierra sucede.
Dos enamorados se besan con pasión
dentro de un coche,
lo se para cuando la madre de la chica
desde una ventana grita desesperadamente:
¡Bésame a mi valiente!
Una hormigonera en una obra vierte
todo lo que lleva en su vientre.
Se oye el deslizar de la masa
y su caída libre.
Y así la mañana,
todavía sin más luz
que el de la habitación donde escribo,
transcurre callada ella y dulce,
ajena a la vida,
esmeradamente pulida
por estas letras quisquillosas
que salen del cráter de un volcán,
que dentro de mi
de par en par se abre.
Ahora ya pasado todo
con una taza de café,
me quito de encima las telarañas de la noche,
para volver a ser el de siempre,
el ciudadano que se siente amigo de la poesía
y de sus gentes.
(1) Un canillita es un vendedor callejero de periódicos y revistas, aunque también se puede atribuir la palabra a los puestos callejeros fijos.
- Autor: jvnavarro ( Offline)
- Publicado: 25 de enero de 2024 a las 02:36
- Comentario del autor sobre el poema: (1) Un canillita es un vendedor callejero de periódicos y revistas, aunque también se puede atribuir la palabra a los puestos callejeros fijos. Póngase en el supuesto de que una noche, por el motivo que sea no pueden dormir, verán como cualquier ruido venga de donde venga se deja oír con una claridad tan absoluta, tanto que uno sabe en cada momento lo que está ocurriendo. La persiana que se sube, el coche que pasa, el perro que ladra, el pájaro que pía, las voces de quienes van al trabajo, las sonrisas de la pareja de enamorados que apresuradamente se despiden, el joven que pasa cantando, el vehículo que pita. Bueno que les digo. A mi me gusta adivinar. Buenas noches y descansen y si tocan al timbre no abra, seguro que es alguien que tiene o poco trabajo o ganas de fastidiar.
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 33
- Usuarios favoritos de este poema: alicia perez hernandez, Lualpri, María C., Classman, Maxi Aristarán, Llaneza, jvnavarro, Aqua Marina, Ed-win
Comentarios3
Y eso hay que hacer, un buen tazón de café o café con leche y fuera telarañas nocturnas.
SALUDOS
Bueno mientras solo se oigan. No está mal del todo
Saludos y gracias por su consejo
Es la madre la que grita, es una escena de esas pro
Pis del cine neorrealista italiano de los años 60
Un saludo amigo y me alegro que le haya vustado
Gustado, no vustado
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