“YO IGUAL QUE TÚ TAMBIÉN LLORÉ “

Yo igual que tú también lloré,

mis lágrimas húmedas caían,

por la tristeza que en mi ser se encendió,

y en mi corazón el dolor se extendió.

Las penas y las desdichas,

no distinguen rostros ni almas,

a todos nos toca vivir en el océano de la vida,

donde el llanto y la risa se encuentran fundidos.

Mis lágrimas brotaban cual río,

en la oscuridad de la noche,

en el silencio de mi habitación,

buscando consuelo y redención.

El mundo a veces cruel y frío,

nos conduce por caminos sinuosos,

donde el peso de la tristeza,

se aloja en el alma y nos pesa.

Pero también aprendí a sanar,

a dejar que el llanto me purificara,

a soltar las heridas con amor,

y a encontrar la paz en mi interior.

Porque el llanto no siempre es tristeza,

a veces es un acto de liberación,

un bálsamo para el alma herida,

que nos permite seguir adelante en la vida.

Así que no temas llorar,

pues tus lágrimas son parte de tu ser,

son un testimonio de tu humanidad,

y un recordatorio de tu fortaleza al sanar.

Yo igual que tú también lloré,

pero también aprendí a reír,

a abrazar la alegría en cada amanecer,

y a vivir mi vida, sin miedo a caer

“Serl “