En el Corazón no se Manda: Capítulos 29, 30, 31, y 32

Reb Liz


AVISO DE AUSENCIA DE Reb Liz
Como una joven que anhela ser escritora, no me considero una poeta, simplemente soy una chica que plasma en papel sus pensamientos y vive cada palabra que escribe. Busco un lugar fértil donde sembrar semillas de amistad y cosechar la más pura felicidad. En cada línea, deseo transmitir emociones profundas y despertar los corazones de quienes me lean. Uniendo nuestras almas a través de la tinta, crearemos un vínculo eterno. Juntos, crearemos un mundo donde la amistad florezca y la felicidad sea nuestra cosecha. ¡Únete a mí en esta maravillosa aventura literaria!

Capítulo 29: Un encuentro lleno de emociones

 

Narra Mía

 

Después de pasar el día con Valentina, mi mejor amiga, me dirigí a casa de Axel. Lo cierto es que no quería irme a mi casa esa noche, quería quedarme a dormir con él. Así que llamé a mi amarga tía Amanda para decirle que dormiría en casa de una amiga. Sé que a ella no le importa dónde esté, pero por educación le aviso.

 

Narra Axel

 

Después de pasar todo el día con Manuel, volvimos a mi casa para esperar a Mía. Lo cierto es que esperaba que Mía se quedara a pasar la noche conmigo. La deseaba con todo mi corazón.

 

Narra Mía

 

Llegué a la casa de Axel y ahí estaba jugando con mi pequeño hermanito Manuel. Me dio tanta ternura esa escena, y en cuanto Manuel me vio, corrió a mis brazos.

 

- Mía - exclamó con entusiasmo.

 

- Hola hermanito, ¿te divertiste mucho con Axel?

 

- Sí - dijo alegre -, Axel es muy divertido.

 

Abracé a Manuel y luego Axel se acercó a mí.

 

- Hola amor - dijo besándome.

 

- Hola amor - dije, devolviéndole el beso.

 

- ¿Cenamos y me cuentas sobre tu día? - preguntó Axel.

 

- ¡Sí! - respondí sonriendo.

 

Después de cenar, Manuel se quedó dormido en el sofá. Axel y yo nos acurrucamos junto a él y decidimos ver una película juntos. El ambiente era cálido y acogedor mientras nos sumergíamos en la trama de la película.

 

- ¿Puedes creer lo que acaba de decir el personaje principal? ¡Es tan conmovedor! - exclamé emocionada.

 

Axel sonrió y me abrazó más fuerte.

 

- Sí, es increíble cómo una película puede despertar tantas emociones en nosotros. Me encanta compartir estos momentos contigo, Mía.

 

Riendo y disfrutando de la película, comentamos sobre las escenas más emocionantes y los diálogos memorables. Nos sumergimos en la historia y nos dejamos llevar por la magia del cine.

 

Después de que la película terminó, decidimos ver "Un príncipe en Navidad". Nos acomodamos en el sofá, abrazados, mientras nos dejábamos envolver por la magia y el romance de la película navideña.

 

- Esta película me hace soñar con la magia de la Navidad y con encontrar un amor verdadero en un lugar inesperado - susurré, con una sonrisa tierna.

 

Axel acarició mi cabello y me miró con ternura.

 

- A mí también me hace soñar, Mía. Eres mi amor verdadero y cada día contigo es especial.

 

Comentamos sobre las escenas románticas y los momentos divertidos de la película, compartiendo nuestros propios deseos y emociones mientras disfrutábamos de la compañía del otro.

 

Narra Axel

 

Después de un rato, miré mi reloj y, aunque no quería, decidí preguntarle a Mía:

 

- Mía, ¿tienes que ir a tu casa?

 

- No - respondió, tomándome por sorpresa -, le dije a mi tía que pasaría la noche con una amiga.

 

- ¿En serio? - pregunté, aún un poco escéptico.

 

- Sí, hoy solo quiero pasar la noche contigo.

 

Ambos sonreímos y nos fundimos en un beso lleno de emoción y amor.

 

Luego llevamos a Manuel a la habitación donde solía dormir siempre que Mía se quedaba en mi casa. Nos aseguramos de que estuviera cómodo y dormido antes de dirigirnos a mi habitación.

 

Narra Mía

 

Cuando entramos a la habitación de Axel, sentí una mezcla de emoción y nerviosismo. Sabía que esta noche sería especial y estaba ansiosa por compartir momentos íntimos con él.

 

Nos acurrucamos en la cama, abrazados, disfrutando de la calidez de nuestro amor. Axel acarició suavemente mi cabello mientras nos mirábamos con amor y complicidad.

 

- Axel, estoy tan feliz de estar aquí contigo - susurré, sintiendo mi corazón latir más rápido.

 

- Y yo estoy feliz de tenerte aquí, Mía. Eres lo mejor que me ha pasado - respondió, con una sonrisa llena de ternura.

 

Nos perdimos en un beso apasionado, dejando que nuestras emociones se entrelazaran en cada caricia y cada suspiro. El tiempo parecía detenerse mientras nos entregábamos el uno al otro, compartiendo momentos de intimidad y conexión profunda.

 

La habitación se llenó de susurros de amor y risas suaves. Juntos, exploramos el amor y la pasión, creando recuerdos inolvidables en esa noche llena de emociones y complicidad.

 

Después de compartir momentos de intimidad y pasión, nos quedamos abrazados en la cama, sintiendo cómo nuestros cuerpos se relajaban y nuestros corazones latían en sintonía. El cansancio y la satisfacción nos invadieron, y poco a poco nos dejamos llevar por el sueño.

 

Narra Axel

 

Sentí cómo el cansancio se apoderaba de mí después de un momento tan intenso y lleno de amor. Me abracé aún más a Mía, sintiendo su suave respiración y su calidez junto a mí. Cerré los ojos y me dejé llevar por el sueño reparador.

 

Ambos nos sumergimos en un sueño profundo y reparador, recuperando el aliento y descansando juntos en ese momento de plenitud y conexión. En nuestros sueños, seguíamos sintiendo el amor y la felicidad que nos envolvían, y sabíamos que al despertar, seguiríamos construyendo nuestra historia juntos.

 

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Capítulo 30: Sorpresa de cumpleaños y Amor Verdadero

 

Narra Mía

 

Me desperté rodeada de los cálidos brazos de Axel, como si fuera una dulce rutina que nunca quiero que termine. Me giré suavemente y ahí estaba él, todavía dormido, con una expresión tranquila en su rostro.

 

No pude resistir la tentación y comencé a besar suavemente su frente, su mejilla, su cuello, y finalmente sus labios, dejando pequeños besos llenos de amor. Fue entonces cuando despertó, con una sonrisa que iluminaba su rostro.

 

- Me encanta despertar así - dijo con voz somnolienta.

 

- Hola amor, ¿cómo dormiste? - pregunté, acariciando suavemente su mejilla.

 

- Contigo a mi lado, siempre duermo bien - respondió con una sonrisa sincera.

 

- Tengo hambre - dije, mientras lo besaba juguetonamente.

 

- ¿Vamos a la cocina? - sugirió, con una mirada llena de complicidad.

 

- Primero quiero ducharme - respondí, mirándolo con una sonrisa traviesa.

 

Lo observé mientras se levantaba de la cama, y no pude evitar sentirme afortunada de tenerlo a mi lado.

 

- ¿Axel? - lo llamé, con un tono de curiosidad en mi voz.

 

- ¿Dime? - respondió, mirándome con ternura.

 

- ¿Quieres bañarte conmigo? - pregunté, jugueteando con un mechón de mi cabello.

 

- ¿Me estás provocando, señorita? - preguntó con una voz seductora, acercándose lentamente.

 

- ¿Tú qué piensas? - respondí coquetamente, acercándome aún más a él.

 

- Pienso que quieres jugar - dijo con una voz sensual, mientras sus manos acariciaban suavemente mi rostro.

 

Sin decir una palabra más, nos levantamos de la cama y nos dirigimos hacia el baño, con la promesa de un baño lleno de risas, caricias y amor.

 

Narra Axel

 

Estaba enjabonando suavemente la espalda de Mía, sintiendo la suavidad de su piel bajo mis manos, cuando de repente ella se volteó rápidamente y me sorprendió con un beso apasionado. Mis brazos rodearon automáticamente su cintura, mientras ella rodeaba mi cuello con sus brazos, intensificando nuestro abrazo.

 

Nos besamos con una pasión desbordante, nuestros labios y lenguas danzando en perfecta armonía. El sabor dulce de sus labios se mezclaba con el aroma embriagador del jabón y el vapor de la ducha, creando una experiencia sensorial única.

 

Sentí cómo su cuerpo temblaba ligeramente de excitación, lo que aumentó mi deseo por ella. Decidí llevar nuestra conexión al siguiente nivel y la levanté en mis brazos, sintiendo cómo rodeaba mi cadera con sus piernas, aferrándose a mí con fuerza.

 

Presioné suavemente su espalda contra la pared de la ducha, dejando que el agua caliente cayera sobre nosotros, creando una atmósfera de intimidad y sensualidad. El sonido del agua chocando contra nuestros cuerpos se mezclaba con nuestros suspiros y gemidos, creando una sinfonía de placer.

 

Mientras ella besaba mi cuello con avidez, solté gemidos suaves de placer, sintiendo cómo su aliento cálido acariciaba mi piel. El calor del agua y el vapor envolvían nuestros cuerpos, creando una sensación de calma y excitación a la vez.

 

Mis labios descendieron lentamente por su cuello, saboreando cada centímetro de su suave piel, mientras ella dejaba escapar gemidos de deleite. Nuestros cuerpos se movían en perfecta sincronía, guiados por el deseo y la pasión que nos consumía.

 

- Eres tan increíblemente sexy - susurré en su oído, dejando que mis palabras se perdieran en el ruido de la ducha.

 

- Solo tú puedes hacerme sentir así - respondió ella con voz entrecortada, sus palabras llenas de deseo.

 

Continué mi descenso, deteniéndome en su pecho, donde mis besos se mezclaban con sus gemidos, creando una sinfonía de placer compartido. Cada caricia, cada roce, era una invitación a explorar y descubrir nuevas formas de disfrutarnos mutuamente.

 

En ese momento, el mundo exterior desapareció por completo, dejando solo espacio para nosotros dos y nuestro deseo mutuo. La ducha se convirtió en nuestro santuario, donde exploramos cada rincón de nuestros cuerpos con pasión y entrega, fusionándonos en un éxtasis compartido.

 

Narra Mía

 

Después de disfrutar de aquel delicioso baño juntos, nos vestimos y Axel se dirigió a la cocina para preparar el desayuno, mientras yo fui a despertar a Manuel.

 

- Manuel, despierta - le dije, moviéndolo suavemente.

 

- Aún no quiero levantarme - respondió él, cubriéndose con las sábanas.

 

- Vamos, hermanito, tenemos que ir a la escuela - insistí, con una sonrisa en mi rostro.

 

Me costó un poco, pero finalmente logré despertarlo. Lo llevé al baño, lo ayudé a bañarse y lo vestí con su uniforme escolar. Después, nos sentamos juntos para disfrutar de un desayuno reconfortante.

 

Una vez que terminamos de desayunar, Axel y yo nos despedimos con un beso tierno y apasionado. Él subió a su auto, listo para comenzar su día como director de la escuela donde yo también estudiaba. Mientras tanto, yo subí al auto con Manuel, preparada para llevarlo a su escuela.

 

El trayecto estuvo lleno de risas y conversaciones animadas entre Manuel y yo. Disfrutamos de la música que sonaba en la radio y compartimos nuestros planes para el día. Sentí una sensación de calma y felicidad al tener a mi hermanito a mi lado, y saber que Axel y yo estábamos construyendo una hermosa familia juntos.

 

Al llegar a la escuela de Manuel, nos despedimos con un abrazo y un beso en la mejilla. Observé cómo se adentraba en el bullicio de sus compañeros, deseándole un buen día de aprendizaje y diversión. Luego, me dirigí hacia mi propio salón de clases, lista para sumergirme en el mundo del conocimiento y el crecimiento personal.

 

Después de una larga jornada de clases, me encontré en el receso con mi mejor amiga Valentina.

 

- ¡Mía! - exclamó emocionada.

 

- Hola, Valentina. ¿Qué pasa? - sonreí al verla.

 

- Fue increíble la noche de chicas que tuvimos - dijo, con una sonrisa radiante.

 

Estábamos hablando animadamente cuando de repente escuché murmullos a nuestro alrededor, seguidos de más murmullos.

 

- ¿Qué está pasando? ¿Por qué tanto revuelo? - pregunté, curiosa.

 

- Según dicen, el cumpleaños del director Axel es el miércoles, y todas las chicas están emocionadas por regalarle algo especial - explicó Valentina.

 

- ¿Su cumpleaños? - dije sorprendida, sin saber que se acercaba una fecha tan importante.

 

- ¿Acaso tú también eres una de las admiradoras del director Axel? - preguntó Valentina, sorprendida por mi reacción.

 

- No, solo me sorprendió la noticia - respondí, forzando una sonrisa. - No sabía que su cumpleaños estaba cerca.

 

Continuamos hablando un momento más, compartiendo nuestras impresiones sobre el director Axel y las historias que habíamos escuchado sobre él. Después de despedirnos, decidí ir a buscar a Axel, ya que me parecía extraño que no me hubiera mencionado nada sobre su cumpleaños.

 

Caminé por los pasillos de la escuela, buscando a Axel entre la multitud de estudiantes. Sentía una mezcla de curiosidad y anticipación por sorprenderlo en su día especial. Quería encontrar la manera perfecta de felicitarlo y hacerle saber que estaba pensando en él.

 

Después de caminar por los pasillos de la escuela, vi a Axel al final del pasillo. Me aseguré de que nadie me viera y me acerqué sigilosamente hacia él.

 

Axel estaba de espaldas, completamente concentrado en la lectura.

 

- ¿Por qué no me lo dijiste? - dije con un tono de reproche, tratando de ocultar mi emoción.

 

Axel levantó la mirada y nuestros ojos se encontraron.

 

- Hola, amor. Me alegra verte también - respondió con sarcasmo, esbozando una sonrisa traviesa.

 

- ¡Dime! - dije, haciendo pucheros y cruzando los brazos.

 

- ¿Qué cosa no te dije? - preguntó, fingiendo inocencia.

 

- Sobre tu cumpleaños - dije con un tono de reproche, dejando escapar un suspiro.

 

Axel se acercó a mí y me abrazó con ternura.

 

- No quería que te preocuparas por buscar un regalo para mí... - dijo, acariciando mi cabello. - Y no quiero que mi dulce novia pase tiempo buscando regalos. Solo quiero estar contigo, ese será mi mejor regalo, el regalo más perfecto.

 

Sonreí, sintiendo cómo mi corazón se llenaba de amor por él.

 

- Pero es tu cumpleaños - insistí, abrazándolo con fuerza.

 

- Lo sé, cariño, pero para mí, el mejor regalo es tenerte a mi lado - dijo con sinceridad, su sonrisa iluminando su rostro. - Bueno, amor, tengo que irme. Tengo trabajo que hacer. Nos vemos en la salida.

 

Me besó suavemente en la frente y se alejó, dejándome con una mezcla de emoción y ansias por verlo nuevamente.

 

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Capítulo 31: Una sorpresa especial para Axel

 

Narra Mía

 

Estaba sumergida en mis pensamientos, pensando en qué regalarle a Axel, cuando Samanta, una de mis compañeras, se acerca a mí en este lunes soleado.

 

- ¡Mia! - exclama Samanta, emocionada.

 

- ¿Dime, Samanta? - pregunto, curiosa por saber qué le trae tanta alegría.

 

- ¡Sabes qué, Mia? El miércoles es el cumpleaños del director Axel! - dice Samanta, con una sonrisa radiante.

 

- ¡Oh, vaya! Gracias por recordármelo, Samanta. No puedo creer que se me haya olvidado - respondo, sintiéndome un poco avergonzada.

 

- Bueno, estamos planeando hacerle un pequeño festejo al Director y, como eres la presidenta del consejo estudiantil, nos preguntábamos si querías colaborar con algo - comenta Samanta, esperando mi respuesta.

 

- ¡Claro que sí! Será un honor ayudar. ¿En qué puedo contribuir? - pregunto, entusiasmada por la oportunidad de mostrar mi aprecio hacia Axel.

 

- Sería genial si pudieras traer un regalo o algún detalle especial para él. Algo que demuestre cuánto lo valoramos como director - sugiere Samanta, con una mirada llena de expectativa.

 

- ¡Por supuesto! Me aseguraré de encontrar algo especial para él. No puedo esperar para ver la cara de sorpresa de Axel - respondo, con determinación.

 

Ahora tengo dos días para encontrar el regalo perfecto y hacer que el cumpleaños de Axel sea inolvidable.

 

Cuando terminó la jornada de clases, fui a buscar a Manuel a su escuela. Lo recibí con una sonrisa y lo llevé a casa. Una vez en casa, lo bañé, le cambié el uniforme escolar y preparé su merienda favorita.

 

Nos divertimos mucho jugando juntos, riendo y creando recuerdos especiales. Después de jugar, cenamos juntos y lo llevé a su habitación para que pudiera descansar.

 

Al día siguiente, realicé mis actividades en casa. Me bañé, me arreglé y luego desperté a Manuel para desayunar juntos. Disfrutamos de un desayuno tranquilo y alegre antes de comenzar el día.

 

Después de desayunar, lo llevé a la escuela y me dirigí a la mía. Cuando terminó la jornada escolar, fui a buscar a Manuel y lo dejé con Axel, quien se ofreció a cuidarlo mientras yo iba al centro comercial.

 

En el centro comercial, estuve buscando camisas, pantalones y zapatos. Me di cuenta de que no tenía ni idea de la talla de Axel, lo cual me hizo sentir un poco tonta. Sin embargo, recordé que hay algo que no requiere conocer la talla: las corbatas. Decidí entrar a la sección de corbatas y elegí una que me pareció perfecta para Axel.

 

Mientras sostenía la corbata en mis manos, pensé en lo emocionado que estaría Axel al recibir este regalo. Me sentí feliz de poder sorprenderlo y mostrarle cuánto lo aprecio.

 

- ¡Axel va a amar esta corbata! - me dije a mí misma con una sonrisa.

 

Después de hacer mi compra, regresé a la Casa de Axel para recoger a Manuel. Cuando llegué, encontré a mi hermano Manuel riendo y disfrutando de su tiempo con Axel. Era maravilloso verlos interactuar y sentir la alegría que emanaba de ellos.

 

- ¡Hola, chicos! - dije con una sonrisa al entrar.

 

- ¡Mía! ¡Mira lo que Axel me enseñó a hacer en el juego de video! - exclamó Manuel emocionado.

 

- Wow, eso es genial, Manuel. Parece que se están divirtiendo mucho juntos - respondí, admirando la conexión que habían formado.

 

Después de unos minutos de conversación y risas, llegó el momento de despedirnos. Me acerqué a Axel y le agradecí por cuidar de Manuel.

 

- Axel, muchas gracias por pasar tiempo con Manuel y cuidarlo. Significa mucho para mí que se lleven tan bien - le dije sinceramente.

 

- No hay de qué, Mía. Manuel es un chico increíble y me encanta pasar tiempo con él. Estoy feliz de poder ayudar - respondió Axel con una sonrisa cálida.

 

Después de despedirme de Axel, Manuel y yo nos dirigimos a casa. En el camino, Manuel no podía contener su emoción por el cumpleaños de Axel que se acercaba.

 

- Mía, ¿crees que a Axel le gustará el regalo que le compraste? - preguntó Manuel, con ansias de sorprender a Axel.

 

- Estoy segura de que le encantará, Manuel. Hemos elegido algo especial para él. Verás su rostro lleno de alegría cuando lo reciba - le respondí, transmitiéndole confianza.

 

Llegamos a casa con la emoción en nuestros corazones, listos para celebrar el cumpleaños de Axel y hacer que sea un día inolvidable para él.

 

Acaricié suavemente la cabeza de Manuel mientras lo arrullaba en su cama y luego regresé a mi propio cuarto.

 

- Listo, ya tengo todo preparado. Solo falta esperar hasta mañana - me dije a mí misma, llena de emoción, antes de acostarme y cerrar los ojos.

 

Al día siguiente, en la escuela, Samanta se acercó a mí con curiosidad.

 

- ¿Le compraste un regalo al director? - preguntó, intrigada.

 

- Sí - respondí con una sonrisa en mi rostro.

 

- ¿Y qué le compraste? - preguntó Samanta, ansiosa por saber.

 

- Una linda corbata - dije, sin poder ocultar mi entusiasmo.

 

- ¡Oh, genial! Se te ven los ojos brillantes, estás muy emocionada - comentó Samanta, notando mi expresión radiante.

 

- Estoy bien, solo espero que le guste - respondí, con una sonrisa llena de expectativa.

 

El festejo se llevaría a cabo en el auditorio de la escuela. Samanta se aseguró de que todos tuviéramos nuestros regalos listos.

 

- ¿Todos tienen sus regalos? - preguntó, obteniendo una respuesta unánime de afirmación.

 

- Perfecto, gracias a todos por su colaboración - agradeció Samanta, emocionada por la sorpresa que estábamos preparando.

 

En ese momento, Axel entró al auditorio y todos gritamos al unísono: ¡Sorpresa!

 

- No se hubieran molestado - dijo Axel, con una sonrisa de sorpresa y gratitud en su rostro.

 

Me acerqué a Axel con cautela, tratando de parecer seria.

 

- Señor Director, ¿puedo hablar un momento con usted? - pregunté, intentando mantener la compostura.

 

- Por supuesto, señorita - respondió Axel, curioso por saber qué tenía que decirle.

 

Salimos afuera del auditorio, buscando un poco de privacidad.

 

- ¿Qué pasa? - preguntó Axel, mostrando interés.

 

- Acepte esto, por favor - dije, entregándole una caja de regalo.

 

- Mía, no tenías que regalarme nada - expresó Axel, con una mezcla de sorpresa y gratitud.

 

- Ábrelo - le pedí, con una sonrisa llena de emoción.

 

Axel abrió el regalo y sus ojos se iluminaron al ver la corbata.

 

- Es muy linda - me miró con ternura.

 

- Me gustó mucho y pensé que te quedaría muy bien - dije, sonriendo con orgullo.

 

La corbata era de un hermoso color bordo.

 

- Gracias, amor - me besó en la mejilla. - Me encantó.

 

- Me alegra que te haya gustado - respondí con una sonrisa radiante.

 

- Sin duda, esta será mi corbata favorita - afirmó Axel, con una sonrisa de complicidad.

 

- Señor Director, será mejor que regresemos al auditorio. Tenemos que partir el pastel - le dije, con una sonrisa pícara.

 

- Bueno, vamos a entrar - respondió Axel, emocionado por continuar la celebración.

 

Regresamos al auditorio, donde todos se divertían contando anécdotas graciosas, disfrutando de la comida, riendo y compartiendo momentos especiales.

 

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Capítulo 32: Desafíos del Amor y Dolorosas Decisiones

 

Narra Axel

 

Después de un divertido momento, el timbre suena indicando la salida.

 

- Bueno chicos, ¡gracias por todo! - Digo con entusiasmo.

 

- No hay de qué, señor director - Responden todos al unísono, con sonrisas en sus rostros.

 

Una chica se acerca a mí y me entrega un obsequio. Observo la mirada de Mía y noto un rastro de celos en sus ojos.

 

Narra Mía

 

Esa chica prácticamente se arrojó a sus brazos. ¡Qué celos siento!

 

- Gracias, hasta luego - Dice Axel mientras la chica se va.

 

Cuando todos se han ido, nos quedamos solos tú y yo.

 

- Oh, Mía, no me digas que estás celosa - Me dice acercándose.

 

- No lo estoy - Respondo enojada y volteo la mirada.

 

Él toma mi rostro con sus manos delicadamente, obligándome a mirarlo a los ojos.

 

- No tienes por qué estar celosa - Dice con ternura.

 

- ¿Acaso no tengo derecho a estarlo? Esa chica se abalanzó sobre ti.

 

- Te amo a ti y solo a ti - Dice y me da un beso en la mejilla.

 

- Eso espero - Respondo fingiendo seriedad - Tengo que ir a buscar a Manuel.

 

- Vamos, yo te llevo - Dice sonriendo.

 

- Tengo mi auto, ya te dije que puedo ir sola - Respondo seria.

 

- Y yo te dije que me tienes a mí - Me mira con dulzura - No te preocupes por tu auto, después vendré a buscarlo.

 

Sonrío.

 

- Te amo - Digo.

 

Observo con preocupación cómo Axel se enfrenta a la profesora Vanesa, intentando ocultar sus nervios. La tensión en el aire es palpable mientras espero a que la profesora hable.

 

- Estoy segura de que escuché decir "te amo" de parte de esta chica - Dice la profesora, mirándome fijamente.

 

Mi corazón se acelera y trato de mantener la compostura, sabiendo que cualquier malentendido podría arruinar nuestra relación.

 

- No, profesora, fue un malentendido. Seguro que escuchó mal - Trato de justificar, sintiendo cómo mi voz tiembla ligeramente.

 

La profesora Vanesa me mira con escepticismo, esperando una explicación más detallada.

 

- ¿Y qué fue lo que realmente dijo? - Pregunta curiosa.

 

- Lo que realmente dije fue "de algo". Estaba mencionando que quería hablar de algo relacionado con mi trabajo como presidenta estudiantil - Respondo, nerviosa.

 

La profesora Vanesa se queda pensativa, analizando mis palabras. El silencio se prolonga por unos segundos, que parecen eternos.

 

- Mmm... - Dice finalmente, rompiendo el silencio.

 

- Bueno, me voy - Digo, sintiendo la necesidad de escapar de aquel incómodo escenario - Tengo que ir a buscar a mi hermano a la escuela.

 

Sin esperar más, salgo corriendo de allí, sintiendo el alivio de dejar atrás esa situación embarazosa.

 

Respiro profundamente mientras camino hacia la salida, tratando de calmar mi corazón acelerado.

 

Narra Axel

 

Veo cómo Mía sale corriendo y solo alcanzo a decir.

 

- ¡No olvides tus tareas!

 

Pero antes de que pueda reaccionar, la profesora Vanesa se acerca y me confronta.

 

- ¿Crees que me van a engañar? - Dice Vanesa, con una mirada desafiante - Hace tiempo que sospecho de ustedes, así que esta vez los grabé.

 

Saca su celular y me muestra una grabación donde Mía y yo estamos hablando.

 

- Puedo explicarlo - Digo, tratando de encontrar una salida a esta situación.

 

- Señor director, debería pensar en renunciar a su puesto. Sabe que puedo presentar cargos en su contra - Dice Vanesa, con un tono amenazante.

 

- No pienso renunciar a mi cargo - Respondo, desafiante.

 

La tensión en el aire es palpable mientras nos enfrentamos en un duelo de miradas cargadas de emociones encontradas.

 

- Debería dejar a esa niñita y salir conmigo - Dice Vanesa, con una expresión despectiva.

 

Siento una mezcla de ira y confusión al escuchar sus palabras. No puedo evitar preguntarme cómo llegamos a esta situación y cómo lidiar con las consecuencias que podría tener en mi vida profesional.

 

Narra Mía

 

Después de llevar a Manuel a casa y ayudarlo con sus tareas diarias, me encuentro perdida en mis pensamientos mientras él merienda. La situación con la profesora Vanesa sigue rondando mi mente y espero que no sospeche nada sobre nuestra relación con Axel.

 

De repente, el sonido de mi celular interrumpe mis pensamientos. Es un mensaje de Axel.

 

"Tengo que hablar contigo en el parque cerca de mi departamento".

 

Termino de atender a Manuel y lo dejo al cuidado de mi amiga Valentina antes de dirigirme al parque para encontrarme con Axel.

 

- Mía, qué bueno que llegaste - Dice Axel con un tono serio.

 

- ¿Por qué me citaste aquí? - Pregunto, sintiendo un nudo en el estómago.

 

- No sé cómo decirte esto - Tartamudea, mostrando signos de angustia.

 

- ¿Qué pasa? - Pregunto, preocupada por su expresión.

 

- Creo que lo nuestro tiene que terminar - Dice con la voz entrecortada.

 

- ¿Qué? ¿Por qué? - Pregunto, sintiendo que las lágrimas amenazan con caer - Pero nos amamos.

 

- No, Mía, ya no te amo - Dice, cortándome el corazón con sus palabras.

 

- No entiendo nada - Las lágrimas empiezan a recorrer mis mejillas.

 

- Nuestra relación ha llegado a su fin. Adiós, Mía - Dice y se va.

 

Quedo paralizada, sin poder asimilar lo que acabo de escuchar. Mi mente se llena de preguntas y el dolor en mi pecho se hace insoportable. ¿Cómo es posible que haya dejado de amarme? ¿Qué ha pasado para que Axel tome esta decisión tan repentina?

 

Narra Axel

 

Entro en mi casa y me dejo caer en el sillón, abrumado por la tristeza y el remordimiento. Las lágrimas que había aguantado en el parque comienzan a fluir sin control.

 

Aunque me duela profundamente, sé que la decisión que tomé fue por una buena razón. No puedo permitir que Mía tenga problemas en la escuela por mi culpa. La conversación con la profesora Vanesa sigue resonando en mi cabeza.

 

- Debería terminar con esa niñita - Dijo Vanesa con un tono agresivo.

 

- No lo haré, ¡amo a Mía! Y no me importa si me despiden de la escuela o si termino en prisión - Respondí con determinación.

 

- Pero nunca dije que esta grabación solo te perjudicaría a ti, señor director - Dijo ella en tono amenazante.

 

- ¿De qué estás hablando? - Pregunté, confundido.

 

- También puede perjudicar a Mía. Será expulsada del colegio y con esta mancha en su expediente, será difícil que la acepten en otro lugar... no podrá terminar su año escolar - Explicó.

 

La ira y la preocupación se apoderan de mí mientras escucho sus palabras.

 

- No te atrevas a hacerle daño - Digo con voz firme.

 

- Haz lo correcto - Dice ella antes de marcharse.

 

Me quedo sumido en la tristeza y la confusión. Aunque amo a Mía con todo mi corazón, sé que tomar esta difícil decisión es lo mejor para ella. Pero el dolor y el vacío que siento en este momento son inmensos.

  • Autor: Reb Liz (Offline Offline)
  • Publicado: 28 de enero de 2024 a las 10:05
  • Comentario del autor sobre el poema: Queridos lectores Es un honor compartir con ustedes esta historia que ha nacido desde lo más profundo de mi corazón. Cada palabra, cada personaje y cada emoción plasmada en estas páginas ha sido creada con amor y dedicación. Espero que al sumergirse en estas letras encuentren momentos de alegría, inspiración y conexión. Mi mayor deseo es que esta historia toque sus corazones y les brinde un escape a un mundo lleno de emociones y posibilidades. Agradezco de todo corazón su apoyo y compañía en este viaje literario. Sin ustedes, mis queridos lectores, estas palabras no tendrían sentido. Espero que disfruten de esta aventura tanto como yo disfruté escribiéndola. Con gratitud.
  • Categoría: Amor
  • Lecturas: 14
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