En un silencio profundo y eterno
el errante trino de un ave nocturna,
en su efímero vuelo,
hendió el silencio de la noche,
raro ejemplar era y como saeta
que sin luz despunta la profundidad,
ni torda, ni sarda, tal vez ostra
clavo otro alarido en ecos
en el corazón mismo de la noche
… ¿Cómo pudo verme
debajo de mi manta
y mi techo de torta aguada,
con hierba endurecida de sol, cómo?...
el ave dio otro trino grave, sobrenatural,
sobre mis sienes, roídas de espanto,
…muero de sed, que a raudales hierve el agua
crudeza que muerde el alma.
Luego el silencio abrumador …
como un manto negro y denso,
observándolo todo…todo muy quieto,
alertó mis sentidos de seda,
y en mi garganta el corazón
golpeó con desbocada fuerza,
como un tambor vacío
lejano, cercano y recio.
Entre penumbras,
Abriendo mis ojos de mundo,
vi con asombro y miedo,
de una vela la sombra en el techo,
la vi barriendo el espacio etéreo
al son del viento loco en su encierro.
Creí estar en el cielo de momento,
pero mi respiración en tropel
y mis ojos de humo negro,
me hicieron comprender
que no era cierto.
Aquel silencio, otra vez solo,
copioso e inmenso,
con una paz que arrebata
espantó de mis ojos el sueño.
- Autor: Nan (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 29 de enero de 2024 a las 14:59
- Categoría: Surrealista
- Lecturas: 7
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