Soneto
Me rindo a tus encantos
dulce y amado bien mío.
Al tacto sutil de tus manos
con que me haces estremecer.
A tus ojos que al amanecer
como dos astros cercanos
descubren ese delirio
cuando tú y yo nos miramos.
¡Cómo no amarte, mujer!
Brillante lucero alzado
en la noche constelada.
Si tú te sabes muy amada
de mi corazón enamorado
¿Quieres darme tu querer?
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