MEMORIAS DE UN SOLDADO
Frentes de Batallas
Casi todos los días lo veía sentado cerca del locutorio del BIP donde se avisaba a los aspirantes porque tenían llamada de su familia.
Pasaba el tiempo y se marchaba sin tener el gusto de conocer el mismo por dentro, intentando no pensar en el vacío que intentaba expandiese por su interior al sentir que día tras día permanecía sentado, viendo pasar el tiempo con la triste impresión de no importarle a nadie.
Me contó que lo mismo sucedía en la bandera... todos acudían a sus llamadas menos él que seguía intentando no pensar en el porqué veía a sus compañeros, recibir paquetes de sus casas, recibir llamadas y solo la desolación era recibida en sus manos y en su corazón, sintiéndose huérfano sin serlo.
Se curtió durante todo el servicio, intentando aguantar todo lo que le echaran para ser el mejor soldado de la patria, pero para sentirse a la vez el más olvidado y falto de afecto por parte de su familia.
Me contaba todo esto y ¿cómo podía decirle lo que era evidente y que él apenas se atrevía admitir para que el desconsuelo no fuera mayor? Que a veces la falta de cariño y la frialdad te tocan como un pago inesperado y doloroso sin merecerlo ni esperarlo.
Nos licenciamos y seguimos en contacto. Se casó y tuvo hijos y me contaba que era feliz, que el cariño que le había faltado como hijo lo volcaba en los suyos para que jamás se sintieran como él se sintió durante tantos años y especialmente en aquellos días de La brigada en los que se marchó por primera vez de su casa y se sintió como si se hubiera marchado para siempre.
No puede evitar sorprenderme cuando me confesó que jamás le preguntaron como lo había pasado si bien o mal o que les contaran alguna anécdota de todo ese tiempo.
Todo esto que me contó me hizo reflexionar y comprender su aire ausente y melancólico cuando lo conocí, su parquedad en palabras en ocasiones, su charla sincera en otras, y su nobleza que estaba debajo de todo eso. También me hizo pensar que la falta de cariño familiar es una dura losa para cualquier ser humano, pero que a pesar de todos los obstáculos hay que seguir adelante como guerreros que desfallecen, pero que nunca se rinden como esté muy amigo mío que tuvo que luchar en dos campos de batalla muy duros:La Brigada y la vida misma.
¿Cuál de ellos es frente más duro?
Todos tenemos nuestra respuesta y que la vida discurra.
Para ese amigo que luchó con bravura... ¡DESPERTA FERRO!
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- Autor: Carlos bequer (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 31 de enero de 2024 a las 15:14
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 7
- Usuarios favoritos de este poema: alicia perez hernandez
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