Cuando vaya no estarás,
me duele este vacío como una vida sin sentido,
como un niño consentido aislado de su apego,
como un manotazo a mi destino,
como alma errante en un taller que un día fue su baluarte.
Sus disparos son certeros,
más Muerte me concedió el último deseo y no fue otro que verte en tu lecho,
darte un beso y observar cómo tu último hálito sirvió para inspirarnos vida,
para llenarnos de vacío y plenitud como una contraposición poética,
como lascivia inducida por el deseo de una carne que pide a gritos descansar,
que pide a gritos recordar,
que pide a gritos que tus seres recuerden lo que un día fuiste y olvidaste.
Se fue aquél ruido de motor,
olor a almizcle y frutos secos,
a huesos que emanaban vida hasta que quedaron secos,
a sueños postergados por cumplir los de los demás.
Una vida entera dedicada a otros,
un corazón amable como ningún otro,
un bardo soñador que decidió tomar otro rumbo,
donde el dolor y la alegría comen juntos,
y la injusticia y la codicia del malvado no transgreden los muros de su mundo.
- Autor: Zibarro ( Offline)
- Publicado: 2 de febrero de 2024 a las 10:40
- Comentario del autor sobre el poema: Para ti Caracol, no sé si fuiste mi abuelo, mi amigo o parte de mi alma. Aún te echo de menos.
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 5
- Usuarios favoritos de este poema: Classman, alicia perez hernandez, Texi
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