Aplicados, los escribanos,
sobre leyes y ordenes
anotan seguros,
transcriben despacio,
esclavos de sus amos,
se suman al despropósito.
En la calle,
suenan espadas y escudos,
el imperio desoyo a su despotismo,
desatendió las tribulaciones,
la debacle insta al gentío
hacia una revuelta sin fracciones;
se unen en está,
todas las culturas,
todos los pueblos,
todas las religiones.
Desde las torres de palacio
césares trajeados dictan,
mientras pasean vocean,
asustados por la posible unión.
Ya disgregaron con contenidos
y sustancias,
ya embaucaron y provocaron
desacierto,
confusión y sumisión;
jugaron sus naipes.
Y ahora, sobre la mesa
tan sólo una carta; y manda!
el as de corazones.
Atribulados, los generales
se ajustan la corbata,
hasta sus colonias hoy
desprenden vergüenza,
antes desdén,
al haber estado asentados
en el engreimiento,
en la farsa del bienestar
y en la desidia,
ya convertida en miedo.
Como único imperativo
afianzado
en su actual triste pasado
este estribillo
" subyugar es poder
y acumular mi placer".
Acostumbrados a seducir predicando,
por boca de títeres.
Jamás dando la cara;
anagramas y símbolos
llevan por rostro.
En definitiva,
no importa si para su abastecer
nos dan de beber
penurias y males.
Saciados, eruptan agrias compensaciones
y un cinismo sarcástico nos escupen,
por haber hay,
que sonreír y agradecer,
no vaya a ser....
a nuestros hijos impidan
nacer o crecer.
Eregidos en su púlpito,
no entienden las tribulaciones
del populacho,
no comprenden la angustia,
ni las cruces,
no diferencian (aparte de en ellos)
el gozo de la vida
del olor a carne quemada
o la suerte,
que sólo acarrea mutilaciones.
Las campanas sonarán
a la hora exacta
y esas, sus voces,
dejarán de legislar y juzgar,
entonces pedirán ayuda,
esbozarán un perdón,
clamarán su desdicha.
Su imperio se eleva
hasta la cima del vacío material
y cuanto más cruel y alta
sea su ofrenda,
más fuerte recibirán el golpe,
mayor será su caída.
La traición regenta la tribuna,
la conspiración perfila las gradas;
y en el siglo veintiuno
dominan las conquistas
de un imperio romano
que cambio su nombre,
de bandera y de patria,
pero no cayó ni expiró.
En la planta baja
los politicos, el senado,
cuales leones esquilados,
rumian vegetando.
Ignorantes,
se piensan poderosos,
alimentándose con burdas falacias.
Creen que mueven los hilos,
desconociendo, omitiendo
el desorden mental de sus hijos,
negando la evidente perdición
estridente de sus allegados.
Su carne es carnaza
para los depredadores.
Su perpetuidad sanguinea,
y ciclica, también come
del polvo de las carrozas,
ellos, también peligran.
Un siniestro "hamelin",
allá en su isla
toca la flauta.
Desdibuja torciendo el débil metal,
y encantando serpientes,
regalando manzanas,
vierte venenos y manipula.
La historia está llena de cuentos y leyendas que atemporales se hicieron realidad.
- Autor: omu (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 18 de octubre de 2010 a las 14:07
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 176
Comentarios3
Omu, cuan grande la reflexion dentro de tu belal obra, animo y sigue asi poeta, me agrado leerte...
Besos...
Kalita
Omus querido, siempre desbaratando mis pocas neuronas, esto lo dejo para Gretell...que es la maestra en este tipo de enredo. Un abrazo y buena esa canción, me gusto mucho en general, un abrazo
DIOS MIO Y AHORA COMO SALGO DE ESTO , ESTOY EN UN DILEMA
LO INTENTE AMIGO DE VERDAD QUE LO INTENTE
SALUDOS
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