Susurros de desamor

Marisol Pantoja

Un desahogo

Me desvelo en tu pecho, acariciando tu cabello y desgranando los lunares de tu cuerpo. He mirado en ellos lunas alineadas de un universo cósmico, y una fina película de besos con palabras de amor que se callan. Y en silencios, me condeno.

Incomodidad o aceptación, causadas por este silencio, se mueven en la danza del vacío del universo. Aceptación o indefención, ondas sonoras que no pueden viajar, espacio sideral sin oxígeno, sin aliento, pero con suspiros que sobran por doquier detrás de mi casco de astronauta, sin posibilidad de transmitir lo que pudiere llevar el viento, una ofrenda de las palabras empapadas de sentimiento, y la impotencia de no poder traspasar el cristal.

Y hay silencio, y lo sientes, y no sabes, si es un hoyo negro, una estrella, o una pieza de asterioide que se corre de la extinción. Y no es tranquilo, ni certero, y es calmado en ocasiones, y a veces aterrador. Cómo puede haber amor con silencio, del indefinible, del confuso, del incierto. Cómo vivir un amor sin definirlo, cuando las fieras se pelean, se reconcilian, besan, cantan, escriben, profesan todo lo que es amor, pero en ese todo no incluyen su definición. No se afirma la presencia de amor, y entonces se asoma la etiqueta de desamor.

Ha de haber un modo de proclamación, uno que concuerde también con las palabras, con las afirmaciones, y realidades potenciales que germinan como un mágico comienzo, sembrado con la raíz de llamar algo por su nombre, y encuentran en ello la liberación del encasillamiento de las suposiciones. En un mundo lleno de etiquetas, esa sola quisiera añadir al montón.

 A dónde van las cosas que no tienen nombre, sentimientos sedados, minimizados que por negación el mundo corroe? Son murmullos de un te quiero que oscurecen los rincones de un corazón.

Llevo en la boca unos besos, y el miedo de hablar del amor. Amor... en desamor, sin contrato, raíces, ni autorización, ironía de un amor que no encuentra palabras, pero sí actos, cartas, escritos, desvelos, pensamientos, cantos eternos, sin denominación.

Sin esperar que se decidan, quisiera decidirlo yo. Navegar los encerados cabellos negros. Mantener la calma en el huracán del amor.

Por qué temer que se pierda  lo que no tienes, sin poder valorar lo que completo se quisiera...

 

No necesito una definición de amor, basta con que no se niegue su nombre, y que no se quiera tapar con un dedo el sol.

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