El aire áspero rebosa en mis mejillas,
mis manos se frotan sin descanso,
mirada titubeante, razón inquebrantable.
Sin aliento, pero no abatido.
Mis ojos se mecen
en una acuarela de tonos frívolos,
violentos pintores, trazos pesados,
un lienzo aturdido.
Mi alma se acuna en la seda de la esperanza,
adormecido en la basta inseguridad,
y sintiendo el brote de la quietud en mis huesos,
tomo el último aliento.
La niebla tajante se cuela en mi vestidura,
y avanzo sin resistencia,
entonces digo ahora, quemen los barcos.
- Autor: Nina_sf ( Offline)
- Publicado: 5 de febrero de 2024 a las 03:13
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 18
- Usuarios favoritos de este poema: jvnavarro, José Valverde Yuste, alicia perez hernandez, Dr. Salvador Santoyo Sánchez
Comentarios2
Mirada titubeante, razón inquebrantable. Bonitas imágenes. Un abrazo con la pluma del alma
Muchas gracias. Saludos.
Impresionante e intenso en tu arte de sentir la poesía.
saludos poeta
Aprecio su comentario. Un abrazo.
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