Penúltimo lamento.

JvD

 

Suspendido en el éter del olvido,

en la quietud del sufrimiento,

respiro tan frágilmente para no alterar el destino.

 

Ha llegado finalmente el crudo e inevitable invierno,

el infierno líquido corriendo en mis venas ha sido contenido,

pequeñas gotas cristalinas de un rojo vivo laten evitando ser sepultadas.

 

Navego ante la pérdida sin miedo,

encaro el último rastro que se ha esfumado,

carente de sentido, la agonía ha parado.

 

Suspendidos en el éter del olvido estamos,

y con un beso sello nuestra historia,

descansa para siempre mi querido guerrero,

descanso para siempre de aquella brutal agonía.

 

Suspendido en el éter del olvido, descansa.

 

JVD

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