Si me dieras un verso, solo uno…
te daría un poema.
Si me dieras tu mano,
te daría la mía con las hojas
acicaladas por el magro otoño.
Si me dieras un beso…
brotarían de nuevo primaveras
y mi boca feliz se llenaría
de nuevos tiempos frescos que me quedan.
Tan solo si me dieras solo un verso
se soltarían todas…
¡estas!, mis horas muertas.
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