Danza de una diosa.

En el espejo observo el pasar del tiempo,

De la dulce inocencia a la mujer con fuego en el alma,

mi reflejo revela el viaje de mi ser.

Mis cabellos, negros como la noche,

se entrelazan delicadamente sobre mis hombros.

Mis labios, llenos de deseo y tentación,

invitan al mundo a explorar su fervor.

En el espejo, mi piel brilla…

mis ojos, como dos lunas reflejadas en el cristal.

mi cuerpo se transforma en un lienzo eterno.

Mis pechos, como frutos en su máximo esplendor,

testimonian la fertilidad de mi ser.

Mi cuello, un pasaje hacia el deseo,

invita a perderse en la pasión que emana.

Mi fragancia, dulce como la miel,

embriaga los sentidos y despierta mis más profundos deseos.

Mi vientre, portador de la vida,

promete un futuro lleno de amor y esperanza.

Mis caderas, como rutas sin final,

guiándote hacia un mundo de placer sin límites.

Mis manos son fuertes pero sutiles.

Me siento poderosa, en control de mi destino.

Mis piernas, firmes y carnosas,

sostienen el peso de mis sueños y aspiraciones.

En el silencio de mi habitación, preguntas resuenan,

¿Podrás amarme como yo me amo?

¿Podrás sentirme como yo me siento?

Mis sentidos se agudizan en la fascinación del momento,

cada caricia, cada suspiro, una melodía celestial.

Me entrego al placer, al éxtasis del amor propio,

dejando que la noche me lleve en su danza eterna.

Mi voz suena como un coro de ángeles en pleno éxtasis y en retorcerme,

me dejo llevar hasta desvanecer,

En el placer del amor propio, me encuentro a mí misma,

Con mi pecho agitado como mar embravecido,

sonrío mientras me pierdo en el éxtasis de tu nombre.