Hay un tiempo para todo,
el de la muerte es frío,
un témpano de hielo es,
un mar en borrascas ebrio,
una tormenta en el aire
que deja caer rayos
que parten el sentido de las cosas;
el tiempo del amor es caliente,
una fuerza que impregna todo
y sube por el tiro de una chimenea,
al igual que lo hace la llama
de madera del olivo
en los atardeceres
para cuando las dulas (1)
llegaban a los pueblos de la Mancha
ya para dormir en los corrales;
el tiempo del odio es un tiempo fértil
en cardos y espigas sin granar,
es el tiempo de escribir
de aquello
que nos impregna por dentro
y transforma las noches
en cubiles de piratas
y palacios con sus altas torres
donde las emociones llegan
para descansar
y saltar al vacío.
Digamos que el tiempo,
el de ahora mismo,
el que me llega en mitad
de un árido sueño
que cejó en su forma y empeño,
es el que consumo de forma rápida
en este instante.
Es un tiempo éste para escribir,
para ir componiendo
un esquema y método
con el cual llegar hasta allí
donde solo concurren las palabras
que quieren formar parte de un poema.
El método del que me uso es muy parecido
al hábito y costumbres
que usaban los escribientes,
o escribas, del Antiguo Egipcio,
escogiendo imágenes
con las que transformar las palabras
en su caso e interés.
Aquí no sirve la contemplación
como argumento para desarrollar un tema
cuyo esquema se compone de esas líneas maestras
que hacen a los poemas flexibles y comestibles
en la peor de las situaciones.
Estamos en ese trance
de decir lo que nos queremos oír,
de solo pensar en ese río de tinta que fluye
para llegar hasta allí donde el Nirvana,
libre de la domesticación
a la que es sometida la raza humana,
expele libremente
trocitos de espiritualidad,
que en en su osadía
conforman a uno de forma diferente
a como se veía
tan solo un poco de tiempo antes.
Pongamos como ejemplo,
este poema que ahora mismo bendigo,
tal deseo benigno,
para que salga en la búsqueda
de lectores y decires.
OBSERVACIÓN: (1) dula: Conjunto de cabezas de ganado, esp. caballar, que los vecinos de un pueblo envían a pastar a un terreno comunal. Las dulas a las que yo me refiero eran de cabras y ovejas, chotos y moruecos: "carnero que se utilizaba para la reproducción"
- Autor: jvnavarro ( Offline)
- Publicado: 16 de febrero de 2024 a las 02:40
- Comentario del autor sobre el poema: Es lo de siempre dejar que la imaginación corra. No hay nada en el poema que resaltar que no sea el ánimo que me ha llevado hasta ese instante en que me deje llevar. Fruto de ese momento de expansión es el poema en el que hablo del tiempo.
- Categoría: Espiritual
- Lecturas: 21
- Usuarios favoritos de este poema: El Hombre de la Rosa, Freddy Kalvo, Lualpri, Mauro Enrique Lopez Z., alicia perez hernandez, Lale Neda, WandaAngel
Comentarios10
La originalidad y la belleza acompañan tu extraordinaria pluma estimado compatriota y fiel amigo Jvnavarro.
El Hombre de la Rosa
Muchas gracias amigo, un saludo
Pongamos como ejemplo,
este poema que ahora mismo bendigo,
tal deseo benigno,
para que salga en la búsqueda
de lectores y decires.
saludos estimado amigo poeta JVnavarro
Gracias amigo, un saludo
Un buen poema jvnavarro como todos los tuyos, un abrazo con la pluma del alma
Gracias amigo, un saludo y abrazo fuerte
Todo tiene su tiempo, como la semilla que germina, el árbol que crece, se desarrolla, da frutos y muere...
Abrazos fraternales mi estimado jvnavarro.
Así es amigo, un saludo.
Muchas gracias, un saludo y abrazo
El decir lo que nos queremos oir ...cierto..... muy despajado tus enigmático sentir de tu decir ....Abrazo del Alma
Gracias por comentar, un saludo
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