Vuelo en estos campos,
creedme.
Lares que me llevan
en el frescor del aroma que paren sus flores.
Soy la danza de las abejas,
la infinitud que observa el cuervo;
el batir de sus alas que acaricia el aire.
Estoy en volandas entre el cielo y la tierra.
Mis pies descalzos se llenan
del vibrar de la madre que me engendra.
El azul arrasa mi corazón.
Eternidad en eterno devenir.
Primavera, qué bonita eres,
te llevas los males de mí.
Taraje, pinar; acebuches
de las montañas más altas,
os aferráis al tajo
y sabéis de los amores de la vida.
Reconecto con mi esencia.
El canto es magnífico,
una orquesta divina,
los cascabeles de los ángeles.
Me arrasa este abismo de grandeza.
Tan delicado.
Tan puro.
Es la tela de la araña universal,
igual de resistente que fugaz.
Su esencia queda en el vacío siempre
y nace, de nuevo, a cada primavera
haciendo visible a mis sentidos
eso que en mi corazón siempre llevo conmigo.
Oh sí, ruiseñor,
sácame de mis cadenas.
Unidos por el mismo cordel
a la tierra que abonaremos juntos.
De nuestra muerte habrá más vida.
Todo está en lo profundo.
Nacer y morir,
maravillas de este mundo.
- Autor: alegazpa ( Offline)
- Publicado: 20 de febrero de 2024 a las 07:49
- Comentario del autor sobre el poema: Iba a esperar hasta marzo para publicar este poema del desván \\\"Muestro el corazón herido y me dais ayuda\\\". Pero la primavera ha llegado con un mes de antelación a mi tierra. Esto puede ser triste. Y alegre para el capitalismo ecológico con sus falsas soluciones a la deriva del planeta. Está claro que sin amor no hay integración con la naturaleza. Serán las nuevas miradas las que acompasen los cambios y nos unan a la biodiversidad para sanar el daño de la inconsciencia.
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 10
- Usuarios favoritos de este poema: jvnavarro, alicia perez hernandez, José Valverde Yuste, Texi
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