De mi cuerpo desbordo pasión reprimida;
goteras de alegrías compartidas que agrietan la romántica vida soñada.
¿Por qué a pesar de estar con quien amo no soy feliz?
El amor se ha enfermado y muere poco a poco.
Su ternura, su mágica sonrisa se agrietan con el pasar del tiempo
y al caer trozo a trozo, la bella carcasa de felicidad solo deja ver una fría y vacía mirada.
¿Qué me trajo aquí?
Tal vez fue su amable ser y su inocente cariño;
o quizá solo un espejismo complaciente que me dejaba soñar.
¿Quién tiene la culpa, el espejismo por cruzarse en mi camino
o yo por dejarme engañar?
De cualquier manera no importa ya,
el amor se encuentra en la camilla de la desesperación.
Poco a poco está dejando de creer.
Si tan solo una señal de ser real aquel espejismo me mostrara,
si tan solo una mano cálida mi herida sanara,
si tan solo con un beso a este corazón moribundo salvara,
yo sería feliz...
Y aunque no exista ni una respuesta sincera al sentimiento puro
ni señales de simpatía por el romanticismo testarudo,
espero recordar que me trajo aquí,
pues sé que si recuerdo aquello que me trajo aquí,
la felicidad me mantendrá de pie hasta encontrar otro regazo en el cual seguir soñando.
- Autor: Carlos Ortce ( Offline)
- Publicado: 22 de febrero de 2024 a las 05:22
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 7
- Usuarios favoritos de este poema: Mauro Enrique Lopez Z.
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