Como una joven que anhela ser escritora, no me considero una poeta, simplemente soy una chica que plasma en papel sus pensamientos y vive cada palabra que escribe. Busco un lugar fértil donde sembrar semillas de amistad y cosechar la más pura felicidad. En cada línea, deseo transmitir emociones profundas y despertar los corazones de quienes me lean. Uniendo nuestras almas a través de la tinta, crearemos un vínculo eterno. Juntos, crearemos un mundo donde la amistad florezca y la felicidad sea nuestra cosecha. ¡Únete a mí en esta maravillosa aventura literaria!
Capítulo 1: El Comienzo de un Sueño
Narra Isabella
¡Hola! Soy Isabella Mariana Castillo, pero todos me llaman Bella. Tengo 18 años y estoy a punto de comenzar mi primera clase en la Universidad Musical de Nueva York (UMNY), donde estudiaré teoría musical. Desde que era una niña, siempre he soñado con convertirme en cantante y compositora, y estoy decidida a hacer todo lo posible para lograrlo.
Nací en la hermosa ciudad de Beaufort, Carolina del Sur. Mi vida dio un giro inesperado cuando, a los 5 años, fui adoptada por una pareja maravillosa. Mis padres adoptivos son la Sra. Victoria Castillo, una abogada exitosa, y el Dr. Alejandro Castillo, un respetado médico. Ellos me han dado todo su amor y apoyo, y estoy muy agradecida por haber crecido en un hogar lleno de amor y oportunidades.
Aunque mis padres adoptivos me brindaron una vida maravillosa, siempre he sentido una conexión especial con mis padres biológicos. Mi madre biológica, María González, era una talentosa cantante, y mi padre biológico, Carlos González, era un reconocido compositor. Desafortunadamente, perdí a ambos en un trágico accidente cuando solo tenía 3 años. A través de ellos, heredé mi pasión por la música y el deseo de seguir sus pasos en el mundo de la creación musical.
Decidí llevar tanto el apellido de mis padres adoptivos, Castillo, como el apellido de mis padres biológicos, González. Además, como una forma de honrar la influencia y el amor que mis padres adoptivos han tenido en mí, decidí agregar el apellido adicional "Fuentes". Es un apellido llamativo y significativo que representa la fuente de amor y apoyo que mis padres adoptivos han sido para mí.
Así que ahora mi nombre completo es Isabella Mariana Castillo González Fuentes.
La música siempre ha sido una parte fundamental de mi vida. Desde muy joven, me he enamorado de la música al escuchar a grandes compositores y cantantes. Algunos de mis compositores favoritos incluyen a Ludwig van Beethoven, Johann Sebastian Bach, Wolfgang Amadeus Mozart y Frederic Chopin. Sus obras maestras me han inspirado y han despertado mi pasión por la música clásica.
Sin embargo, también me encanta explorar diferentes géneros musicales. Me cautivan las letras poéticas y la voz única de artistas como Adele, Ed Sheeran, Beyoncé y Coldplay. Cada uno de ellos ha dejado una huella en mi corazón y ha influido en mi forma de entender y crear música.
Mañana es un día emocionante para mí, ya que estoy a punto de comenzar mi primera clase en la UMNY. Siento mariposas en el estómago mientras me imagino caminar por los pasillos llenos de música y emoción. La universidad estará llena de estudiantes talentosos y apasionados, y estoy ansiosa por sumergirme en este nuevo capítulo de mi vida.
Antes de acostarme, me detengo un momento y reflexiono sobre los sueños que deseo alcanzar en mi carrera musical. He creado una lista de deseos que me impulsará a trabajar arduamente y nunca rendirme:
- 1. Estudiar en la Universidad Musical de Nueva York ✅
- 2. Escribir y componer mis propias canciones
- 3. Grabar un álbum y compartir mi música con el mundo
- 4. Realizar conciertos en escenarios famosos
- 5. Colaborar con otros artistas talentosos
- 6. Ganar premios y reconocimientos por mi música
- 7. Inspirar a otras personas a través de mis canciones
- 8. Participar en giras internacionales y conocer diferentes culturas a través de la música
- 9. Crear música que transmita emociones y conecte con las personas
- 10. Ser invitada a programas de televisión y entrevistas para compartir mi historia y mi música
Con esta lista de deseos en mente, finalmente me acuesto para dormir, lista para enfrentar los desafíos y emociones que me esperan en la UMNY. Estoy decidida a hacer todo lo posible para convertirme en la artista que siempre he soñado ser.
¡Qué emocionante es el comienzo de este capítulo en mi vida! Estoy ansiosa por descubrir lo que el futuro me depara y cómo lograré mis sueños musicales.
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Capítulo 2: El Camino de Lucas Alejandro Mendoza
Narra Lucas
¡Hola! Soy Lucas Alejandro Mendoza y quiero compartir contigo mi historia. Nací y crecí en la vibrante ciudad de Nueva York, en una familia acomodada. Desde muy joven, la música se convirtió en mi compañera constante. Crecí rodeado de los sonidos del piano y los instrumentos en mi hogar, y siempre supe que la música era mi verdadera pasión en la vida.
Afortunadamente, mi familia siempre me apoyó en mi amor por la música. Tengo un hermano mayor llamado Jonathan, quien tiene 27 años y es un empresario exitoso. Admiro su determinación y su capacidad para alcanzar el éxito en sus emprendimientos. Mi hermano menor, Gabriel, tiene 23 años y es un talentoso pintor. Su creatividad y habilidad para transmitir emociones a través de su arte siempre me han inspirado. Y mi hermana menor, Natalia, tiene 20 años y es una estudiante de medicina dedicada. Su espíritu valiente y compromiso con su carrera siempre me han impresionado.
A pesar de las comodidades y oportunidades que mi familia me brindaba, siempre supe que la música era mi verdadera vocación. Pasaba horas en mi habitación perfeccionando mi técnica en el piano y componiendo mis propias piezas musicales. La música era mi forma de expresarme, de transmitir emociones y de conectarme con el mundo que me rodeaba.
Sin embargo, en el aspecto del amor, mi camino no siempre fue fácil. A lo largo de los años, he experimentado desamor y desilusiones. Mis relaciones románticas han tenido altibajos y han sido efímeras. A veces, me he preguntado si encontraré a alguien que realmente comprenda mi pasión por la música y esté dispuesto a acompañarme en mi viaje.
El día en que me convertí en profesor de Composición Musical en la Universidad Musical de Nueva York fue un momento trascendental en mi vida. Había trabajado arduamente para obtener mi título en música y había adquirido una amplia experiencia como compositor. Ahora, con 25 años, tenía la oportunidad de compartir mi conocimiento y guiar a jóvenes talentosos en su propio viaje musical.
Mañana será un gran día, mi primer día como profesor. Me imagino caminando por los pasillos de la universidad con determinación y una sonrisa en mi rostro, listo para enfrentar este nuevo capítulo de mi vida. Sé que tengo la responsabilidad de inspirar y enseñar a mis estudiantes, de ayudarlos a encontrar su propia voz en la música.
Al entrar al aula y ver las caras expectantes de mis estudiantes, siento una mezcla de gratitud y humildad. Sé que tengo la oportunidad de marcar una diferencia en sus vidas, de alentarlos a perseguir sus sueños y de ayudarlos a descubrir el poder de la música.
En ese momento, me prometo a mí mismo que seré un profesor dedicado y apasionado. Haré todo lo posible para nutrir el talento de mis estudiantes y ayudarlos a alcanzar su máximo potencial. Sé que el camino no será fácil, pero estoy dispuesto a enfrentar cualquier desafío que se presente.
Mi vida marca el comienzo de una nueva etapa llena de oportunidades y desafíos. A medida que me adentro en mi papel como profesor, estoy decidido a dejar una huella duradera en la vida de mis estudiantes y a seguir persiguiendo mi propia pasión por la música.
Mañana será un gran día, y me acuesto a dormir, emocionado por lo que el futuro me depara.
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Capítulo 3: Melodías en el Camino
Narra Isabella
El sol brillaba como nunca antes, iluminando el cielo con sus cálidos rayos. El amanecer pintaba el horizonte de tonos dorados y rosados, creando un paisaje mágico que reflejaba mi emoción en ese día especial. El aire fresco de la mañana acariciaba mi piel mientras caminaba hacia el baño, llenándome de energía y anticipación.
Una vez en el baño, dejé que el agua caliente cayera sobre mi cuerpo, envolviéndome en una sensación revitalizante. Cada gota parecía llevar consigo la promesa de un nuevo comienzo, lavando cualquier rastro de sueño y preparándome para enfrentar el día con determinación.
Después de la ducha, me envolví en una suave toalla y me dirigí a mi armario. Cada prenda que tocaba era una oportunidad para expresar mi estilo y personalidad. Mi vestido blanco, con su delicado encaje y su caída fluida, parecía hecho a medida para ese día especial. Los zapatos de tacón bajo complementaban perfectamente el conjunto, brindándome comodidad sin comprometer la elegancia.
Mientras me miraba en el espejo, me di cuenta de lo afortunada que me sentía de tener la oportunidad de estudiar en la Universidad Musical de Nueva York (UMNY). Cada día en esta institución representaría un nuevo capítulo en mi crecimiento como músico y artista. Me prometí a mí misma aprovechar al máximo cada clase, cada ensayo y cada actuación, sabiendo que estaba rodeada de talento y oportunidades únicas.
Con el vestido perfectamente colocado y mi cabello cuidadosamente peinado, me apliqué un toque sutil de maquillaje. Quería resaltar mis rasgos naturales y mostrar mi confianza interior. Cada pincelada era un recordatorio de que estaba lista para enfrentar cualquier desafío que se presentara en mi camino.
Mientras me miraba una vez más en el espejo, una mezcla de emoción y determinación llenó mi corazón. Sabía que este día marcaría el comienzo de una nueva etapa en mi vida, llena de aprendizaje, crecimiento y oportunidades emocionantes. Estaba lista para salir y enfrentar el mundo, lista para compartir mi pasión por la música con el resto del campus de la UMNY.
Bajé las escaleras hacia la cocina y encontré a mi mamá ocupada preparando el desayuno. El aroma del café recién hecho llenaba la habitación, despertando mi apetito y añadiendo un toque de calidez a la mañana. Mi padre, sentado en la mesa, estaba concentrado en la lectura de su periódico matutino.
- Mamá, papá, ¡hoy es el gran día! - exclamé emocionada mientras me acercaba a ellos. - Estoy tan emocionada por mi primer día en la UMNY. ¡No puedo esperar para sumergirme en el mundo de la música y aprender de los mejores profesores!
Mi mamá me miró con ternura y orgullo en sus ojos.
- Isabella, hija, estamos muy orgullosos de ti. Sabemos que has trabajado duro para llegar hasta aquí. Estamos seguros de que tendrás éxito y te convertirás en una talentosa músico.
Mi padre dejó de leer su periódico y me sonrió.
- Isabella, recuerda siempre seguir tus pasiones y nunca dejes de aprender. Estamos aquí para apoyarte en cada paso del camino.
Me sentí abrumada por el amor y el apoyo de mis padres. Sus palabras de aliento me dieron un impulso adicional de confianza y determinación. Sabía que no importaba lo que sucediera en mi primer día de clases, tenía el amor y el apoyo incondicional de mi familia.
Después de un delicioso desayuno en familia, me despedí de mis padres y me dirigí hacia la puerta de entrada. Estaba lista para enfrentar el día y comenzar esta nueva y emocionante etapa de mi vida.
Subí a mi auto y me dispuse a irme a la universidad, estaba tan emocionada por comenzar mi primer día de clases que no vi que un auto se cruzó el semáforo en rojo y chocó con el mío.
Me bajé rápidamente dispuesta a gritarle al que estaba conduciendo el otro auto, cuando veo que se baja un chico, cabello azabache, ojos cafes hermosos. ¿Quién es este adonis?
- Disculpe, señorita - dijo apenado. - Venía distraído.
Estaba sumergida en mis pensamientos. ¿De dónde salió este dios griego?
- ¿Se encuentra bien? - pregunta el chico, pues todavía no he dicho nada.
- Estoy... estoy bien - digo tartamudeando.
¿Qué me pasa? ¿Por qué estoy tan nerviosa? - pienso.
- ¿Está segura? Parece nerviosa. ¿Quiere que la lleve a un hospital? - dice preocupado.
- No, no hace falta - digo rápido. - Tengo que irme, para la próxima fíjese en los semáforos - sugiero.
- ¿Podría darme su número? - pregunta.
- Lo siento, no acostumbro a darle mi número a desconocidos - digo y me subo en mi coche y me dirijo a la universidad.
Llegué a la universidad y me encontré con mi mejor amiga Anabella. Somos amigas desde los 5 años, nos llaman las chicas Bellas. Yo soy Isabella y ella es Anabella.
Cuando vio mi auto chocado, me preguntó qué me había pasado.
- ¡Isabella! ¡Dios mío, tu auto está destrozado! ¿Qué te ha pasado? - exclamó Anabella con preocupación en su voz.
Suspiré y le expliqué lo que había sucedido.
- Fue un accidente. Un auto se pasó el semáforo en rojo y chocó con el mío. Por suerte, estoy bien, solo un poco nerviosa.
Anabella frunció el ceño y puso una mano en mi hombro.
- Oh, Isabella, lo siento mucho. Debe haber sido aterrador. Pero lo importante es que estés bien. ¿Has llamado a la policía para reportar el accidente?
Asentí y le aseguré que todo estaba bajo control.
- Sí, llamé a la policía y ellos se encargaron de todo. Ahora solo tengo que lidiar con los trámites del seguro y reparar mi auto - dije, tratando de ocultar la verdadera razón de mi nerviosismo.
¿Qué se supone que debía decirle? ¿Que me bloqueé al ver al dios griego que me chocó? ¿Que el chico que me chocó parecía un adonis esculpido a mano?
Anabella me abrazó con fuerza.
- Estoy aquí para apoyarte en lo que necesites, amiga. Si necesitas ayuda con los trámites o cualquier cosa, cuenta conmigo.
Sonreí agradecida por su amistad incondicional.
- Gracias, Anabella. Eres la mejor amiga que alguien podría tener. Tu apoyo significa mucho para mí.
Nos dirigimos juntas hacia el edificio de la universidad, compartiendo risas y recuerdos en el camino. A medida que caminábamos, Anabella me animó a seguir adelante a pesar del contratiempo con mi auto.
- Isabella, recuerda que los obstáculos son solo eso, obstáculos. No dejes que este accidente arruine tu primer día de clases. Eres una talentosa músico y estoy segura de que triunfarás en la UMNY.
Sus palabras me llenaron de determinación y confianza.
- Tienes razón, Anabella. No dejaré que nada me detenga en mi camino hacia mis sueños. Gracias por estar siempre a mi lado.
Continuamos nuestro camino hacia la universidad, listas para enfrentar el día con entusiasmo y determinación. Sabía que con Anabella a mi lado, cualquier desafío que se presentara sería más fácil de superar.
Mi primer día en la universidad fue maravilloso. A las 7 am, tuve Interpretación Musical, ya sea instrumental o vocal, con la profesora Valentina Montenegro. A las 8 am, tuve Teoría Musical con el profesor Maximiliano Soto. A las 9 am, Historia de la Música con la profesora Isabela Cordero. A las 10 am, Etnomusicología con el profesor Mateo Ríos. Y a las 11 am, Tecnología Musical con la profesora Catalina Delgado. Solo me faltaba la clase de Composición Musical con el profesor Lucas Alejandro Mendoza.
Me dirigí al aula y me senté en el primer asiento, esperando que llegara el profesor. Saqué mi guitarra y comencé a afinarla, sumergiéndome en la música, cuando de repente escuché que la puerta se abría y entraba el profesor.
- Buenos días, jóvenes - dijo el profesor mientras ingresaba. - Bienvenidos a la clase de Composición Musical.
Me quedé sorprendida cuando lo vi. Era él, el chico que había chocado mi auto. Aún no me había visto, estaba ocupado escribiendo su nombre en el pizarrón.
- Ese es mi nombre - dijo mientras continuaba escribiendo. - Espero poder ayudarles mucho en esta materia, ya que es muy...
Se volteó y quedó en shock cuando me vio, tragando saliva. Yo aparté la mirada de inmediato y él continuó hablando.
- ...interesante - dijo, tratando de ocultar su sorpresa.
En ese momento, sentí una mezcla de emociones. Por un lado, estaba emocionada por comenzar la clase de Composición Musical, una materia que siempre había deseado explorar. Por otro lado, sentía cierta incomodidad al encontrarme en la misma habitación que el chico que había chocado mi auto. Traté de mantener la calma y concentrarme en la materia, pero no pude evitar preguntarme cómo sería tener al profesor Lucas Alejandro Mendoza como mi guía en este viaje musical.
A medida que avanzaba la clase, el profesor Mendoza demostraba su pasión por la composición musical y su profundo conocimiento en el tema. Cada explicación y ejemplo que compartía despertaba mi curiosidad y me inspiraba a explorar nuevas formas de expresión a través de la música. A pesar del incómodo encuentro inicial, pude percibir su dedicación y compromiso con la enseñanza.
En las clases anteriores, cada profesor había dejado una impresión única en mí. La profesora Valentina Montenegro irradiaba energía y entusiasmo, motivándonos a explorar nuestras habilidades musicales al máximo. El profesor Maximiliano Soto, con su profundo conocimiento teórico, nos desafiaba a comprender la estructura y la esencia de la música en su forma más pura. La profesora Isabela Cordero nos transportaba a través de la historia, conectándonos con las raíces y evolución de la música a lo largo de los siglos. Y el profesor Mateo Ríos nos invitaba a explorar y apreciar la diversidad musical de diferentes culturas alrededor del mundo.
Cada uno de estos profesores despertaba en mí una pasión renovada por la música y un deseo de aprender y crecer como músico. A pesar de los desafíos y contratiempos, me sentía emocionada y agradecida por esta oportunidad de sumergirme en el mundo de la música en la Universidad Musical de Nueva York. Sabía que este sería un viaje lleno de descubrimientos, aprendizaje y crecimiento personal, y estaba lista para enfrentarlo con determinación y entusiasmo.
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Capítulo 4: Un Encuentro Especial
Narra Lucas
Mientras daba la clase, mi mirada se cruzaba de vez en cuando con la de Isabella. Desde el primer momento en que la vi, supe que había algo especial en ella. Me pareció hermosa, con sus cabellos dorados y su piel blanca como la leche, y sus ojos azules como el océano. Cada vez que pensaba en ella, mi corazón latía con prisa. Solo quería volver a encontrarme con ella, pero no esperaba que fuera mi alumna.
Al finalizar la clase, esperé a que los demás estudiantes salieran y decidí llamarla. Ella estaba por salir con su amiga.
- Señorita Castillo, ¿me concedería un segundo de su tiempo, por favor? - pregunté con nerviosismo.
- Sí, por supuesto - respondió ella. Luego se dirigió a su amiga y le dijo: - Te veo luego - Su amiga asintió y salió del aula.
- Quería decirte que ya no somos desconocidos. ¿Podrías darme tu número ahora? - pregunté, tratando de ocultar mi entusiasmo por volver a verla.
- Ya te dije que yo me encargaré - respondió ella con seriedad. - No necesitas preocuparte.
Me sorprendió su respuesta, pero al mismo tiempo, admiré su independencia y determinación. Aunque quería ayudarla, entendí que ella quería manejar las cosas por sí misma.
- Está bien, entiendo - dije con una sonrisa. - Pero si necesitas cualquier cosa, no dudes en decírmelo.
Isabella asintió y se despidió amablemente antes de salir del aula. Mientras la veía alejarse, mi corazón se llenaba de emociones encontradas. Sabía que tenía que mantener una distancia profesional como su profesor, pero no podía evitar sentirme atraído por ella.
Después de la universidad, quedé con un amigo para ir al cine. Pasé por un centro comercial y, para mi sorpresa, vi a Isabella y su amiga Anabella. Decidí frenar el auto y bajar.
Isabella me miró sorprendida cuando me vio salir del auto.
- Hola chicas - dije sonriendo.
- Ho... Hola, profesor - dijo Isabella, tartamudeando nerviosa.
Su amiga la observó, como si estuviera pensando en algo.
- Hola, Isabella - dije sonriendo - y hola...
- Anabella - dijo su amiga, completando la frase, notando que me había olvidado.
- ¿Qué... qué hace aquí, profesor? - dijo Isabella, tartamudeando nerviosa.
- Estoy esperando a un amigo - dije sonriendo.
- Bella - dijo su amiga - Me esperas aquí, voy al baño.
- Está bien, Ana - dijo Isabella.
Su amiga se fue.
- Bueno, profesor - dijo Isabella - Que tenga un bonito día.
Estaba por irse, pero la detuve.
- ¿Quieres que te acompañe mientras llega tu amiga? - dije - Te invito un helado.
Pareció pensarlo un momento.
- Está bien - dijo - Acepto el helado porque tenía antojo.
Fuimos a comprar dos helados de chocolate y nos sentamos a conversar.
- Y dime, ¿te gusta la música? - pregunté.
- Sí, me gusta. Siempre me ha gustado - respondió ella con un brillo en su mirada.
Comenzamos a conversar sobre nuestros sueños y ella hablaba apasionadamente sobre su amor por la música. Me fascinaba escucharla y ver la pasión que emanaba de sus palabras.
- Isabella, puedo ver en tus ojos cuánto amas la música. Es maravilloso tener una pasión tan profunda por algo - dije, con admiración en mi voz.
Ella sonrió tímidamente y asintió.
- La música es mi escape, mi forma de expresarme y conectarme con el mundo. Es como si cada nota y cada melodía pudieran transmitir emociones que las palabras no pueden describir - dijo, con una chispa de emoción en sus ojos.
Me sentí inspirado por su pasión y compartí mis propios sentimientos hacia la música.
- Para mí, la música es un lenguaje universal. Puede unir a las personas, transmitir emociones y contar historias. Es algo mágico y poderoso - dije, con sinceridad.
Continuamos conversando mientras disfrutábamos nuestros helados. La conexión entre nosotros se fortalecía a medida que compartíamos nuestras experiencias y sueños relacionados con la música.
- Isabella, me encantaría escuchar alguna de tus composiciones algún día. Estoy seguro de que tienes un talento increíble - dije, con entusiasmo.
Ella sonrió, visiblemente emocionada por la idea.
- ¡Claro! Me encantaría compartir mi música contigo. Sería un honor tener tu opinión y consejos como profesor - respondió, con gratitud en su voz.
A medida que continuamos nuestra conversación, el tiempo pareció detenerse. Nos sumergimos en nuestras historias y sueños, creando un vínculo especial que iba más allá de la relación profesor-alumna. En ese momento, solo éramos dos amantes de la música, compartiendo nuestra pasión y nutriéndonos mutuamente.
Después de nuestra conversación, llegó su amiga.
- Bella, por fin te encontré - dije, agradecido por haber cuidado de ella, dirigiéndome a Isabella.
- No hay de qué - respondí con una sonrisa.
- Nos vemos mañana, profesor - dijo Isabella, sonriendo.
- Hasta mañana, señoritas - respondí.
Las dos se despidieron y se fueron. Luego me dirigí al cine, donde me encontré con mi amigo Samuel y entramos a ver la película.
Durante la película, no podía dejar de pensar en Isabella. Su presencia y nuestras conversaciones llenaban mi mente, haciendo que me resultara difícil concentrarme en la trama de la película. Mis pensamientos se desviaban constantemente hacia ella, recordando su pasión por la música y la conexión especial que parecíamos tener.
- ¿Estás bien, Lucas? - preguntó Samuel, notando mi distracción.
- Sí, solo estoy un poco distraído. Hay algo en lo que he estado pensando - respondí, con sinceridad.
- ¿Algo relacionado con esa estudiante de la que me has estado hablando? - preguntó Samuel, con una sonrisa traviesa.
Asentí, sabiendo que no podía ocultar mi interés por Isabella.
- Sí, ella es increíble. Tiene una pasión y un talento por la música que me inspiran. No puedo evitar sentir una conexión especial con ella - confesé, con emoción en mi voz.
Samuel me miró, comprendiendo la profundidad de mis sentimientos.
- Lucas, solo te puedo decir que sigas tu corazón. Si esa conexión que sientes es real, no la ignores. La vida está llena de sorpresas y oportunidades inesperadas. Tal vez ella sea una de ellas - dijo, con sabiduría.
Sus palabras resonaron en mi mente mientras continuábamos viendo la película. Aunque no podía dejar de pensar en Isabella, también sabía que debía mantener una relación profesional con ella como su profesor. Sin embargo, la idea de que nuestras vidas se cruzaran de alguna manera fuera del aula me emocionaba y me llenaba de esperanza.
Al finalizar la película, salimos del cine y nos despedimos. Mientras caminaba hacia mi auto, sentí una mezcla de emociones: la emoción por la posibilidad de un futuro con Isabella y la incertidumbre de cómo se desarrollaría nuestra relación.
Conduje de regreso a casa, con la mente llena de pensamientos sobre Isabella y la música. Sabía que el camino que se extendía ante mí estaba lleno de posibilidades y desafíos, pero estaba dispuesto a seguir adelante y descubrir qué deparaba el destino.
- Autor: Reb Liz ( Offline)
- Publicado: 28 de febrero de 2024 a las 09:21
- Comentario del autor sobre el poema: Queridos lectores Es un honor compartir con ustedes esta historia que ha nacido desde lo más profundo de mi corazón. Cada palabra, cada personaje y cada emoción plasmada en estas páginas ha sido creada con amor y dedicación. Espero que al sumergirse en estas letras encuentren momentos de alegría, inspiración y conexión. Mi mayor deseo es que esta historia toque sus corazones y les brinde un escape a un mundo lleno de emociones y posibilidades. Agradezco de todo corazón su apoyo y compañía en este viaje literario. Sin ustedes, mis queridos lectores, estas palabras no tendrían sentido. Espero que disfruten de esta aventura tanto como yo disfruté escribiéndola. Con gratitud.
- Categoría: Amor
- Lecturas: 5
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