DEDICATORIA

AresMarrero

A mis padres,

que me alimentaron

bajo los cerrojos de una agónica profecía

A los déficits

a la opacidad de la caricia

a la escoba oculta en el regazo

a las horas enrarecidas

Al loco de la chimenea en las manos

al encomio de una fachada cocida

a la boca de cristal de su buen ron

ambarinos rojos en la fotografía

A mis vómitos

a mi intento de suicidio

a mis amantes en espiral

que esculpieron tatuajes

de estaño en mi vulva

A los fetos que aborté,

a la trompa de Falopio

que obstruyó el semental

con hermoso pene de corcel

A la trompa que fecundó el inglés

a los pendientes de hielo

en la sucursal de succionar

cada bulbo de penicilina

Al rey virtual que abrió el volcán

y reposa entre sobre el magma y el heno

a la sangre, al zarpazo del vino

A mi historia en espiral, sin miel

Al que añora un pueblo pobre y mezquino.

 

Al litoral, geografía de mis historias

Clínicas, de mi sino.

A mi adicción,

a ese Nadie, al padre

que nunca vino

Al talante de mis deseos

al fragor inexplicable por ordeñar

un adminículo y luego mear,

en carcajadas, en estruendo

frente al azogue de Buda, sin espejo.

A mi tumor falaz

a mis epigástricos excesos

al que se marchó a copular

con las fauces de su perra y su perro

A Aspasia, que quedó en el Grand Hotel

a merced de la peste, de siglos sin freno.

Al Adiós que me ahogó en su río siberiano

al viento obsesivo, al soplo del tiempo

A cada traición que cortó el hilo umbilical

al sablazo del patricio y del plebeyo

A Santiago de Cuba, oropel, monólogo del escarceo.

A mis amigos, que cargaron mis piedras de papel

A mis consensos, a la fachada de mi casa de acero

A los tiranos que desploman las peñas

y queman la cultura y los credos.

A mis enemigos agazapados (que no conozco)

A mi inocencia que se despide de mí,

a mis terapeutas alemanes,

a este Vaterland, Wahlheimat

que elegí

a quien cose la incisión del recuerdo

A las agujas de mi escafandra

que inoculan su punta en mi epidermis

Al culpable de que quiera escupir

tanta letra atragantada

a los labios de morder escalpelos

al cuerno de la rabia, que me deja morir…

Vivir mis miedos

Al día que no apaga su ojo

que parió un altar para luego

arrojarlo en ese mar de cerrojos.

A mis hijos:

a los que no puedo proteger de lo que repetí en ellos.

Coartada del Edén, de la larga cadena del Ser…

Ay, si no fuera por ellos!!!

Berlín, 05. 06. 2014 - Madrugada de rabia

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  • Autor: AresMarrero (Offline Offline)
  • Publicado: 28 de febrero de 2024 a las 20:44
  • Categoría: Reflexión
  • Lecturas: 10
  • Usuarios favoritos de este poema: AresMarrero
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